martes, 27 de septiembre de 2011

Estructura del Predicado (Powerpoint)

Gramática para todos


La RAE presenta ante escolares la versión básica de la norma de la lengua española

TEREIXA CONSTENLA - Madrid - 27/09/2011 El País




A los jóvenes les encanta hablar pero no sienten el mismo entusiasmo ante la Lengua. A ellos, en especial, va dirigida la Nueva Gramática Básica de la Lengua Española, presentada esta mañana en la Real Academia Española ante la infanta Elena, numerosos académicos y unos 200 alumnos de tres centros madrileños: Ramiro de Maeztu (público), Fuentelarreyna (concertado) y Santa Helena (privado). A ellos se dirigió en un delicioso discurso el académico Ignacio Bosque, que invirtió 11 años en urdir la Nueva Gramática de la Lengua Española (3.800 páginas, 22 academias implicadas),obra madre de la reducida versión de 305 páginas presentada hoy.



Dijo Bosque en un guiño cómplice a la singular audiencia que por vez primera se sentó en el salón de actos de la RAE: "No podría decir con seguridad cuáles son las asignaturas favoritas de los jóvenes, pero creo que no me equivoco al señalar que la Lengua no suele estar entre ellas".



De ello culpó a los profesores por usar "terminologías abstrusas" en muchas clases que lleva a los estudiantes a concluir que "lo que se les muestra no tiene que ver con ellos". Pero el arrinconamiento de la gramática, en el que también los escolares tienen su responsabilidad, tiene su coste. "El dominio del idioma es la garantía de ascenso profesional en cualquier sociedad que reconozca la igualdad de oportunidades", advirtió el académico.



La versión aligerada tiene un enfoque claramente escolar. Pensando en ese perfil de usuario preuniversitario, se ha redactado primando la concisión y la claridad. "Se trataba de conservar la esencia teórica de las obras en páginas que pudieran ser entendidas y asimiladas sin dificultad", subrayó el director de la RAE, José Manuel Blecua, en su intervención. Algunos capítulos, desveló, han sido rehechos en 20 ocasiones para acoplarse a este espíritu.

La Infanta Elena presenta la 'Nueva gramática básica de la lengua española', en un acto al que ha asistido también el director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, a la derecha.- BERNARDO RODRÍGUEZ (EFE)


El académico Salvador Gutiérrez Ordóñez, que dirigió esta adaptación de la gramática matriz, dijo que el texto "contiene todo lo que un usuario no especialista debe saber" y recordó una de las grandes misiones del lenguaje: traspasar el conocimiento de una generación a otra. La editorial Espasa ha realizado una tirada inicial de la obra de 50.000 ejemplares.






Vídeos sobre el siglo XVIII







jueves, 22 de septiembre de 2011

Cala literaria VI: Benito Pérez Galdós, Tristana (Capítulo XVII)

Estas calas fueron apareciendo durante el curso 2009-2010 en el periódico Le Puig del IES Matemático Puig Adam.



En la Literatura los lectores más manejables conseguimos identificarnos con temas, obras, autores o personajes que se rebelan ante injusticias, dogmas, instituciones o creencias; este grupo de lectores canalizan a través de la ficción todo tipo de frustraciones. A pesar de ello los lectores conseguimos caer, con facilidad y a mucha honra, en las garras del matrimonio y también… de la mujer. Nuestros héroes siguen estando en el papel, no los sacamos a la luz.



En esta novela escrita en 1892, el personaje de Tristana (señorita de Reluz) consigue, por un momento, adelantarse a su tiempo: sufragista en un mundo de hombres, rechaza el matrimonio y hace un alegato de feminismo, todo un manifiesto de independencia y dignidad; se quita el ropaje “triste” del personaje y simboliza un renacer, una “vuelta a la luz” de la mujer que, aunque sea de forma efímera, quiera recuperar sus derechos como individuo y persona libre.



Si no tienes tiempo para leer la novela, puedes ver la versión cinematográfica de Luis Buñuel de 1970 con una Catherine Deneuve bellísima.

EMH





Tan voluble y extremosa era en sus impresiones la señorita de Reluz, que fácilmente pasaba del júbilo desenfrenado y epiléptico a una desesperación lúgubre. He aquí la muestra:



«[…] Soy tan feliz, que a veces paréceme que vivo suspendida en el aire, que mis pies no tocan la tierra, que huelo la eternidad y respiro el airecillo que sopla más allá del sol. No duermo. ¡Ni qué falta me hace dormir!... más quiero pasarme toda la noche pensando que te gusto, y contando los minutos que faltan para ver tu jeta preciosa. […]¿Cuántos abrazos crees que te voy a dar cuando llegues? Ve contando. Pues tantos como segundos tarde una hormiga en dar la vuelta al globo terráqueo. No; más, muchos más. Tantos como segundos tarde la hormiga en partir en dos, con sus patas, la esferita terrestre, dándole vueltas siempre por una misma línea... Con que saca esa cuenta, tonto».



Y otro día:



«No sé lo que me pasa, no vivo en mí, no puedo vivir de ansiedad, de temor. Desde ayer no hago más que imaginar desgracias, suponer cosas tristes: o que tú te mueres, y viene a contármelo D. Lope con cara de regocijo, o que me muero yo y me meten en aquella caja horrible, y me echan tierra encima. No, no, no quiero morirme, no me da la gana. No deseo saber lo de allá, no me interesa. Que me resuciten, que me vuelvan mi vidita querida. Me espanta mi propia calavera. Que me devuelvan mi carne fresca y bonita, con todos los besos que tú me has dado en ella. No quiero ser sólo huesos fríos y después polvo. No, esto es un engaño. […]



»El problema de mi vida me anonada más cuanto más pienso en él. Quiero ser algo en el mundo, cultivar un arte, vivir de mí misma. El desaliento me abruma. ¿Será verdad, Dios mío, que pretendo un imposible? Quiero tener una profesión, y no sirvo para nada, ni sé nada de cosa alguna. Esto es horrendo.



»Aspiro a no depender de nadie, ni del hombre que adoro. No quiero ser su manceba, tipo innoble, la hembra que mantienen algunos individuos para que les divierta, como un perro de caza; ni tampoco que el hombre de mis ilusiones se me convierta en marido. No veo la felicidad en el matrimonio. Quiero, para expresarlo a mi manera, estar casada conmigo misma, y ser mi propia cabeza de familia. No sabré amar por obligación; sólo en la libertad comprendo mi fe constante y mi adhesión sin límites. Protesto, me da la gana de protestar contra los hombres, que se han cogido todo el mundo por suyo, y no nos han dejado a nosotras más que las veredas estrechitas por donde ellos no saben andar...



»Estoy cargante, ¿verdad? No hagas caso de mí. ¡Qué locuras! No sé lo que pienso ni lo que escribo; mi cabeza es un nidal de disparates. ¡Pobre de mí! Compadéceme; hazme burla... Manda que me pongan la camisa de fuerza y que me encierren en una jaula. Hoy no puedo escribirte ninguna broma, no está la masa para rosquillas. No sé más que llorar, y este papel te lleva un botiquín de lágrimas. Dime tú: ¿por qué he nacido? ¿Por qué no me quedé allá, en el regazo de la señora nada, tan hermosa, tan tranquila, tan dormilona, tan...? No sé acabar».



Cala literaria III: Luis Alberto de Cuenca, Desayuno


Estas calas fueron apareciendo durante el curso 2009-2010 en el periódico Le Puig del IES Matemático Puig Adam.




Esta semana toca poesía. Un poema en verso libre, no atado a rima, de autor nacional que, a diferencia de otras semanas, está vivo.



Luis Alberto de Cuenca es uno de nuestros grandes poetas de la actualidad; de una vasta cultura, ha sabido administrar su faceta como filólogo en beneficio de la creación; uno puede disfrutar tanto de su amplio saber sobre los clásicos –los más clásicos, los griegos y los latinos-, como de sus versos, perfectamente organizados (trazados), cargados de lirismo. Gracias a Dios, su veta política hace tiempo que ya no se nota, no transciende, debe de andar alejado de Consejerías, Bibliotecas y órganos oficiales en beneficio de la literatura. ¡Viva la Independencia!



He elegido este poema, “Desayuno”, breve, muy narrativo, “sencillo”, sin ornato, porque me parece que dedicarle tiempo al desayuno es una tarea que se debe fomentar, “entrenar”, debería ser de obligado cumplimiento acompañar al desayuno de esas pequeñas cosas que dan sentido a la vida y la inmensa mayoría las condenan al olvido, las alimentan de fugacidad. Yo, que debo de ser uno de los más madrugadores del Instituto dada la distancia que existe con mi domicilio, echo en falta estos ágapes durante los días laborales y procuro compensarlo los fines de semana y fiestas de guardar, combatiendo la vigilia. Tomad este consejo y hacedlo máxima. Empezar bien el día, desde la primera comida (la que dicen ser más importante) tiene que ser nuestra objetivo. Una sonrisa ante el reto de la vida, una tostada de amor, y si compartes almohada mucho mejor:

EMH

Desayuno”






Me gustas cuando dices tonterías,


cuando metes la pata, cuando mientes,


cuando te vas de compras con tu madre


y llego tarde al cine por tu culpa.


Me gustas más cuando es mi cumpleaños


y me cubres de besos y de tartas,


o cuando eres feliz y se te nota,


o cuando eres genial con una frase


que lo resume todo, o cuando ríes


(tu risa es una ducha en el infierno),


o cuando me perdonas un olvido.


Pero aún me gustas más, tanto que casi


no puedo resistir lo que me gustas,


cuando, llena de vida, te despiertas


y lo primero que haces es decirme:


«Tengo un hambre feroz esta mañana.


Voy a empezar contigo el desayuno».

Cala Literaria II: Jlio Cortázar, Viajes


Estas calas fueron apareciendo durante el curso 2009-2010 en el periódico Le Puig del IES Matemático Puig Adam.


A este modesto apartado acude Julio Cortázar, el gran narrador argentino, que tan de actualidad está en estos momentos (hace unos días se cumplieron 25 años de la muerte de este insigne escritor). Si tuviera que colocar a tres argentinos en un pódium, aquéllos que más me han marcado, por su brillantez e ingenio, colocaría en el centro a Maradona (el 10) y a cada uno de los lados a dos escritores, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar (a ver si a Diego se le pegaba algo de ellos). Más difícil es que Julio, con su corpachón, emule los regates a Inglaterra en el Mundial de México o que Jorge (no Valdano) utilice “la mano de Dios” para algo más que para escribir, que Maradona coja un libro, a pesar de todo.



Este breve texto pertenece a un librito (por su volumen) que mas huella te pueden deja como lector, Historias de Cronopios y de Famas; la imaginación, la paradoja y el tino, que nos enseña Cortázar, no dejará en ningún caso indiferente al lector. Si puedes sigue estas instrucciones: después de leer una de sus historias, contempla el techo o la pared más blanca, con menos distracciones, de tu casa, hotel, aula o taberna donde estés leyendo el libro (si te pilla en un entrono natural, mucho mejor: cierra los ojos y escucha el replicar cortaziano y la lluvia de gritos a tu alrededor).



Aquí dejo uno de los menos “populares”, pero aquéllos que estéis interesados acudid al libro y aprended a “dar cuerda a un reloj”, “llorar” o, simplemente, sabed “el camino que sigue un pelo en el lavabo”.



¿Qué eres tú: un cronopio, un fama o un esperanza?

EMH

Viajes



Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el inventario del contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus especialidades.



Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de "Alegría de los famas".



Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: "La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad". Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.



Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a verlas porque ellas ni se molestan.

Cala literaria I: Alberto Méndez, Los girasoles ciegos


Estas calas fueron apareciendo durante el curso 2009-2010 en el periódico Le Puig del IES Matemático Puig Adam.

Aquí tendrán cabida pequeñas joyas de la literatura de ayer y de hoy; obras de las que se habla y no siempre conocemos de primera mano; antes llegan a nosotros a través de la pequeña y de la gran pantalla; los actores dan vida y recrean a unos personajes que vemos nacer, vivir y morir en las páginas de nuestros libros de cabecera; en otras ocasiones, un autor, una obra, se ponen de moda por una conmemoración, una incidencia, una casualidad, aquí también tendrán su sitio las palabras. Espero que os guste la selección.

Este primer fragmento pertenece a Los girasoles ciegos de Alberto Méndez y, el que no ha leído la obra, puede que se haya encontrado de frente con el esbozo que aquí traigo en algún vagón de metro (Libros en la calle) o hayan visto la reciente película de José Luis Cuerda.

Casi todo resulta sorprendente en este libro que la editorial Anagrama publicó en enero de 2004. Su autor, Alberto Méndez, tenía 63 años cuando ve publicada esta primera obra y muere once meses después sin apenas saborear el éxito que tras su muerte tendría el libro. Durante los meses posteriores a su publicación, y a pesar de las buenas críticas que la novela recibe, las ventas de ésta se hacen casi de una forma clandestina. Algunos comentaristas de radio dan la voz de alerta sobre las cualidades de Los girasoles ciegos. Recomiendan su lectura con pasión y, a partir de ahí, el boca a boca termina por convertirlo en un libro de referencia obligada. Como consecuencia, las ventas comienzan a dispararse.

Los girasoles ciegos es un libro de cuentos articulado a lo largo de cuatro historias- cuatro derrotas, dice el autor- que transcurren entre el período quizá más duro de la posguerra, que va desde 1936 a 1942, y que siendo totalmente independientes están hábilmente entrelazadas entre sí. Sus personajes son seres vencidos. Seres que se encuentran en un camino sin retorno recorriendo una senda de dolorosa entrega e ignorantes de en qué momento su ya maltrecha existencia dará de bruces contra el polvo.

Alberto Méndez nos ha dejado con su única obra no sólo un extraordinario ejemplo de composición literaria, sino -y a pesar, de la crudeza de todas las situaciones- una continua muestra de sensibilidad, que puede conmover a todo tipo de lectores. Sencilla, realista y a la vez cargada de simbolismos, Los girasoles ciegos es una obra sobre la memoria. Sobre una memoria colectiva que debe tener definitivamente su asentamiento en el lugar que le corresponde.
EMH


“Yo procuraba no invitar a nadie a casa para que mi padre no tuviera que encerrarse en el armario, pero mi madre, quizás por amor, quizás por estrategia, establecía un ritmo de reuniones con mis amigos en nuestro piso. Cuando esto ocurría, mi padre se encerraba en su armario con un candil de carburo y unos libros hasta que todos se habían marchado. Afortunadamente, la portera, mal encarada y grosera, y su marido, Casto, un albañil silicótico y macilento, montaban en cólera siempre que veían pasar a algún niño que no fuera vecino de la casa que tan celosamente guardaban. Esto, además de añadir un miedo más a nuestras vidas, evitaba las visitas imprevistas de mis amigos y los sobresaltos que siempre producían los timbrazos.

No podré olvidar nunca que en una ocasión en que la reunión tuvo lugar en nuestra casa, mi padre se sintió enfermo y tuvo que ir al cuarto de baño perentoriamente. A pesar de que teníamos la puerta del comedor cerrada, a través de los cristales y de los visillos que la adornaban alguien entrevió una sombra recorriendo el pasillo.

Para salir del paso, mi madre resolvió la situación hablando de un fantasma que de vez en cuando venía a visitarnos. Naturalmente la explicación heló la sangre de todos los presentes, pero estábamos tan hechos al miedo, tan acostumbrados a las imágenes del Infierno, conocíamos tan bien lo aciago y sus horribles moradores, que todos dieron por buena la explicación. Seguimos jugando al parchís y al cabo del rato se oyó el ruido de la cisterna del retrete que, al rellenarse, producía un traqueteo que terminaba en un silbido parecido al ulular del viento. El estupor y el miedo les paralizó, pero mi madre se limitó a comentar con naturalidad: “Siempre hace lo mismo este fantasma. Tira de la cadena y se marcha.” Una sensación de alivio se derramó sobre mis amigos y continuamos jugando.”



Alberto Méndez, Los girasoles ciegos

Las propiedades del texto (editorial SM)




Presentaciones en Powerpoint muy bien elaboradas por la Editorial SM. Solo con pinchar en el título accedes a ellas. 


Otros enlaces de interés:

martes, 20 de septiembre de 2011

Alocución de Federico García Lorca al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada) en septiembre de 1931:


 "Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí.


«Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía.

Esta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

"Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuántos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.


Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.


Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.

Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

"Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento.

Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

"¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras.


Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!».


Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.

Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.


"Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser : «Cultura».

Cultura porque sólo a través de ella, se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz".



(A PUNTO DE CUMPLIRSE 80 AÑOS DE AQUEL DISCURSO,  SIGUE VIGENTE)


¡ NO A LOS RECORTES EN EDUCACIÓN!

lunes, 19 de septiembre de 2011

Fichas de lectura 1ª Evaluación de 4º ESO

Cuentos españoles de terror 
Nivel Juvenil: clásicos adaptados
Idioma: Castellano
Autor: Vicente Muñóz Puelles
Ilustrador: Enrique Flores
Nº páginas: 300
Género: Fantasía, misterio
Tema: Cuentos, leyendas y folclore
Argumento: Obra que recopila una selección de cuentos dentro de la tradición del género, en la que están presentes los autores españoles más representativos. Alarcón, Bécquer, Pardo Bazán, Palacio Valdés o Blasco Ibáñez son algunos de los escritores presentes en esta antología.

Fecha de la prueba de lectura: 20 de octubre de 2011


... ... ...


Título: Un hombre con un tenedor en una tierra de sopas.

Autor: Jordi Serra i Fabra.

Colección: Paralelo cero.

Editorial: Bruño.

Número de edición: 7ª.

Número de páginas: 168

Ver más (Página creada por: Pau Serrat Bedmar)

  Prueba de lectura: 1 de diciembre de 2011

Eterno retorno de la metáfora



VICENTE MOLINA FOIX 17/09/2011 - EL PAÍS



Las hasta ahora inéditas Variaciones, los Ensayos y las Cartas a Martín Gaite reúnen algunas de las mejores páginas de Juan Benet



Hay dos romanticismos en estos relatos inéditos de Juan Benet que ahora se rescatan. El primero lo pone la imagen memorable del mechón de pelo de la larga melena de un librero y periodista español afincado en México, Cipriano de las Cagigas, amigo y protector de José Zorrilla en su larga estancia centroamericana. La amistad, los viajes conjuntos y la muerte, atacado por el "vómito negro", de Cagigas, ocupan una parte importante de las extraordinarias memorias de Zorrilla, Recuerdos del tiempo viejo, contando el poeta cómo ese mechón de Cagigas quedó fuera por descuido al cierre del ataúd y se fue meciendo al viento en el largo trayecto hasta el cementerio, donde el autor de Don Juan Tenorio no pudo contenerse más y cortó, antes del sepelio, "aquel flotante rizo". Y añade Zorrilla: "Sobre mí lo he llevado mucho tiempo, y aún lo conservo".



El tema del título (que lleva como pórtico la escena del pelo suelto y cortado de Cagigas) es la breve historia, una sola página, de una pareja de novios a la que un macabro accidente de moto impedirá casarse. Y a continuación empieza a sonar el teclado romántico de Benet, componiendo las cinco variaciones del libro, al que le falta una, encontrada entre sus papeles de un modo demasiado fragmentario como para aconsejar su inclusión. Hay que decir, sin embargo, que esa ausencia, por mucho que nos pese o intrigue, de ningún modo deja insatisfecho al lector; la última variación, 'El legado', no sólo es, junto a la primera y única conocida de antemano, 'Amor Vacui', la mejor, sino que cierra perfectamente, en su final asombroso y esclarecedor, el bucle narrativo de la obra. Las cinco variaciones son, en todo caso, un maravilloso ejercicio de virtuosismo, a la altura de las mejores páginas benetianas del periodo en que este libro se fue escribiendo y guardando en una carpeta, los años 1975-1985, es decir, entre otras, las de En el estado, El aire de un crimen, Saúl ante Samuel, Trece fábulas y media y las dos primeras entregas de Herrumbrosas lanzas. La brevedad de los movimientos, la alegre soltura del impromptu, así como la autoimpuesta plantilla de la variación temática a partir del motivo fúnebre y capilar de Cagigas, permiten al autor el juego de un intérprete inspirado que se desmelena sin perder de ojo las notas de su aleatoria partitura.



Es particularmente apropiado por ello que Lumen haya hecho coincidir, en elegantes volúmenes de tapa dura, las Variaciones con los Ensayos de incertidumbre, una antología al cuidado y criterio de Ignacio Echevarría, quien además de haber elegido inteligentemente las piezas (todas posteriores al libro ensayístico seminal de Benet, La inspiración y el estilo) la prologa y la culmina con un prontuario de opiniones y dichos benetianos sin duda útil para lectores curiosos y neófitos, aunque tal vez impertinente al espíritu del novelista madrileño. Echevarría retoma los cuatro ensayos capitales de la que a mi juicio es la obra de pensamiento artístico más radical y vigente de Benet, En ciernes (1976), donde destacan dos conferencias originalmente dictadas en Salamanca y Berlín, y que leídas ahora, en conjunción con la escritura alada, de pérfida belleza, que caracteriza estas Variaciones, alumbran y sostienen vigorosamente la naturaleza del arte literario del creador de Región, su singular potencia verbal, la poética del eterno retorno de la metáfora, la comicidad entre sublime y astracanada, que alcanza un hito en las páginas 104-106 del libro al describir los preparativos y efectos, inducidos por el bicarbonato francés, de un eructo en el vestíbulo de techo neomudéjar de una sede provincial de Correos: el Benet del rechazo a "la determinación y la funcionalidad" de la novela, y la defensa del "componente de arbitrariedad de toda creación artística".



Esta segunda cita procede de otro texto recogido y resaltado por Echevarría en sugestiva comparación con un pronunciamiento de Gil de Biedma sobre Juan Ramón, la carta abierta de Benet a Pedro Altares, entonces director de Cuadernos para el diálogo, a propósito de Galdós, una proclama de 1970 que no tiene desperdicio, en sus brillantes invectivas contra la "novela asertórica" y de "levantamiento catastral" y en sus manifiestas veleidades (Benet reconoce haber frecuentado poco la vasta obra de Don Benito), no por ello desprovistas de gracia, como al hablar de la "imaginación litográfica" del autor de Fortunata y Jacinta.


  • La habitación partida . Variaciones sobre un tema romántico. Lumen. Barcelona, 2011. 119 páginas. 19,90 euros. Ver

  •  Ensayos de incertidumbre. Edición de Ignacio Echevarría. Lummen. Barcelona, 2011. 526 páginas. 26,90 euros. Ver


Sujeto omitido

En estas diez oraciones el sujeto está omitido y el alumnado ha de localizar la persona y el número. Ha de prestar, por tanto, atención a la persona y el número del núcleo del predicado con lo que está reforzando los procedimientos sintácticos de localización del sujeto.




pincha en el título

Funciones de los complementos de los verbos

Tenemos unos sintagmas en mayúsculas (siempre son complementos del verbo) y el alumnado ha de localizar la función que cumplen.


Pincha en la imagen para acceder a este ejercicio

domingo, 18 de septiembre de 2011

El maestro - Patxi Andión

La lengua de las mariposas en lenliblog



Oda a Walt Whitman - Federico García Lorca

Como sabéis, con este título se crearon dos poemas: este, de García Lorca, y uno de Pablo Neruda, que más adelante publicaré, en homenaje al gran poeta norteamericano.
He encontrado en youtube unos vídeos bastante buenos sobre esta maravilla de Poeta en Nueva York, que espero que os gusten.


Musicalizado por Patxi Andion en el disco homenaje al poeta.




Este video forma parte de la colección de videos del REPERTORIO POÉTICO que GENTE DE TEATRO programa regularmente en Barcelona dentro de los recitales A GOLPES DE VOZ.



Voz: Laura Castanedo


Àngel Igelmo recitant «Oda a Walt Whitman» de Federico García Lorca, durant la presentació del poemari «Bebop!» de Nando Barandiariaín a la Llibreria Lluna de Palma, el passat 28 de desembre de 2010. El poema está recitado en castellano (y muy bien), como corresponde.



Mientras la orquesta interpretaba los acordes de "Campesina", Joan Manuel recitó unos versos de Walt Whitman









Oda a Walt Whitman




Por el East River y el Bronx


los muchachos cantaban enseñando sus cinturas,


con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.


Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas


y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.






Pero ninguno se dormía,


ninguno quería ser el río,


ninguno amaba las hojas grandes,


ninguno la lengua azul de la playa.






Por el East River y el Queensborough


los muchachos luchaban con la industria,


y los judíos vendían al fauno del río


la rosa de la circuncisión


y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados


manadas de bisontes empujadas por el viento.






Pero ninguno se detenía,


ninguno quería ser nube,


ninguno buscaba los helechos


ni la rueda amarilla del tamboril.






Cuando la luna salga


las poleas rodarán para tumbar el cielo;


un límite de agujas cercará la memoria


y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.






Nueva York de cieno,


Nueva York de alambres y de muerte.


¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?


¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?


¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas?






Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,


he dejado de ver tu barba llena de mariposas,


ni tus hombros de pana gastados por la luna,


ni tus muslos de Apolo virginal,


ni tu voz como una columna de ceniza;


anciano hermoso como la niebla


que gemías igual que un pájaro


con el sexo atravesado por una aguja,


enemigo del sátiro,


enemigo de la vid


y amante de los cuerpos bajo la burda tela.


Ni un solo momento, hermosura viril


que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,


soñabas ser un río y dormir como un río


con aquel camarada que pondría en tu pecho


un pequeño dolor de ignorante leopardo.






Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho,


hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,


porque por las azoteas,


agrupados en los bares,


saliendo en racimos de las alcantarillas,


temblando entre las piernas de los chauffeurs


o girando en las plataformas del ajenjo,


los maricas, Walt Whitman, te soñaban.






¡También ese! ¡También! Y se despeñan


sobre tu barba luminosa y casta,


rubios del norte, negros de la arena,


muchedumbres de gritos y ademanes,


como gatos y como las serpientes,


los maricas, Walt Whitman, los maricas


turbios de lágrimas, carne para fusta,


bota o mordisco de los domadores.






¡También ése! ¡También! Dedos teñidos


apuntan a la orilla de tu sueño


cuando el amigo come tu manzana


con un leve sabor de gasolina


y el sol canta por los ombligos


de los muchachos que juegan bajo los puentes.






Pero tú no buscabas los ojos arañados,


ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños,


ni la saliva helada,


ni las curvas heridas como panza de sapo


que llevan los maricas en coches y terrazas


mientras la luna los azota por las esquinas del terror.






Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,


toro y sueño que junte la rueda con el alga,


padre de tu agonía, camelia de tu muerte,


y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.






Porque es justo que el hombre no busque su deleite


en la selva de sangre de la mañana próxima.


El cielo tiene playas donde evitar la vida


y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.






Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.


Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.


Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades,


la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,


los ricos dan a sus queridas


pequeños moribundos iluminados,


y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.






Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo


por vena de coral o celeste desnudo.


Mañana los amores serán rocas y el Tiempo


una brisa que viene dormida por las ramas.






Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman,


contra el niño que escribe


nombre de niña en su almohada,


ni contra el muchacho que se viste de novia


en la oscuridad del ropero,


ni contra los solitarios de los casinos


que beben con asco el agua de la prostitución,


ni contra los hombres de mirada verde


que aman al hombre y queman sus labios en silencio.


Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,


de carne tumefacta y pensamiento inmundo,


madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño


del Amor que reparte coronas de alegría.






Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos


gotas de sucia muerte con amargo veneno.


Contra vosotros siempre,


Faeries de Norteamérica,


Pájaros de la Habana,


Jotos de Méjico,


Sarasas de Cádiz,


Apios de Sevilla,


Cancos de Madrid,


Floras de Alicante,


Adelaidas de Portugal.






¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!


Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,


abiertos en las plazas con fiebre de abanico


o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.






¡No haya cuartel! La muerte


mana de vuestros ojos


y agrupa flores grises en la orilla del cieno.


¡No haya cuartel! ¡Alerta!


Que los confundidos, los puros,


los clásicos, los señalados, los suplicantes


os cierren las puertas de la bacanal.






Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson


con la barba hacia el polo y las manos abiertas.


Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando


camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.


Duerme, no queda nada.


Una danza de muros agita las praderas


y América se anega de máquinas y llanto.


Quiero que el aire fuerte de la noche más honda


quite flores y letras del arco donde duermes


y un niño negro anuncie a los blancos del oro


la llegada del reino de la espiga.

Valores de se

sábado, 17 de septiembre de 2011

La diéresis




Hoy, al ir a coger el coche para volver a casa, me he encontrado en el parabrisas un anuncio que decía “Próxima inaugüración” y he pensado que quizás sería un buen momento para escribir sobre el uso de la diéresis.



La diéresis son dos puntos que se colocan sobre una vocal, como en agüero, lingüística o agüita. También se la puede llamar crema o cremilla, aunque estas últimas denominaciones ha caído en desuso, al menos en España.



En la actual ortografía del español, solo se emplea para indicar que la u de las secuencias güe, güi se pronuncia. Estos son casos excepcionales; de ahí la necesidad de darles un tratamiento ortográfico diferenciado. Lo normal en esas combinaciones es que la u forme un dígrafo con la ge (piénsese en palabras como guerra o guitarra). Nunca aparece diéresis en las secuencias gua, guo, puesto que aquí siempre se pronuncia la u: guateque, antiguo. No hay necesidad ni posibilidad, por tanto, de diferenciar nada. Y, naturalmente, nunca aparece la diéresis si después de la u no hay otra vocal, como en el ejemplo inicial, cuya escritura correcta es inauguración. El uso de la diéresis es aquí un caso claro de ultracorrección.



Además de este uso obligatorio, ortográfico, la diéresis tiene un uso opcional. En poesía se puede utilizar para indicar que dos vocales que normalmente forman diptongo se tienen que pronunciar en sílabas separadas; por ejemplo:



Qué descansada vida

la del que huye del mundanal rüido (Fray Luis de León)



La diéresis del segundo verso nos indica que en la palabra ruido se tienen que marcar tres sílabas, lo que, a su vez, tiene consecuencias para el cómputo silábico del verso, que es un endecasílabo y no un decasílabo como cabría esperar.



Podemos vivir muchos años sin encontrarnos con este segundo uso, aunque nunca está de más saber que existe. Eso sí, a poco que escribamos, tendremos necesidad de conocer perfectamente el primero, a no ser que queramos inundar textos y parabrisas de “inaugüraciones”.



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