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domingo, 11 de abril de 2010

Lorenzo Silva, negro... y cervantino






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Lorenzo Manuel Silva Amador nació el 7 de junio de 1966 en la maternidad del antiguo hospital militar Gómez Ulla, ubicado en el límite entre los distritos de Latina y Carabanchel de Madrid. Ha vivido un buen trozo de su vida (entre 1971 y 1985) no demasiado lejos de allí, en Cuatro Vientos (distrito de Latina). Entre 1993 y 1994 fue vecino de la Ciudad de los Ángeles, también en Madrid (distrito de Villaverde). Durante el resto de su existencia ha tenido su domicilio en Getafe, en tres etapas: 1966-1971, 1985-1993 y desde fines de 1994 hasta la fecha. Haber regresado dos veces le sugiere que éste pueda ser su lugar en el mundo, aunque por otra parte necesita la proximidad de su Madrid natal y por eso su casa getafense dista unos diez kilómetros del parque del Retiro. Desde el otoño de 2008, no obstante lo anterior, ha encontrado otro espacio vital en Viladecans, en la periferia barcelonesa. Se ha convertido así en madrileño intermitente y foraster en tierras catalanas, con lo que va camino de cumplir su viejo sueño de ser un poco extranjero en todas partes.

Getafe, al sur de Madrid, es la ciudad donde vivo. No tiene nada de especial, ningún monumento esplendoroso que recomienden las guías turísticas. Pero eso no quiere decir que no tenga una historia. O muchas historias. Para demostrarlo, yo escribí tres, protagonizadas por otras tantas adolescentes de un barrio getafense: Laura, Irene y Silvia. Son tres novelas juveniles, lo que sólo quiere decir que debes abstenerte de leerlas si tu corazón ha desalojado toda la ilusión que albergó un día para llenarse únicamente de resabios. En caso contrario, sea cual sea el año de tu nacimiento, puedes probar (y para saber algo más de cada uno de los libros, no tienes más que hacer clic en la imagen correspondiente). Verás cómo Laura sueña con Varsovia, la ciudad de donde viene su vecino Andrés, un tipo enigmático y encantador; cómo a Irene le tiemblan los cimientos de su ordenada y cartesiana existencia por culpa de José María, un individuo conflictivo que sueña con el desierto y con ser Lawrence de Arabia; y cómo Silvia conoce las luces y las sombras del éxito y de la fama cuando la invitan a viajar a París para protagonizar allí una película. Si te gustan estas historias, también podrás leer otra novela juvenil, Los amores lunáticos.

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