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domingo, 20 de junio de 2010

El español en el mundo, más goles que La Roja

Un informe del Cervantes corrobora las grandes cifras del idioma a escala universal.- El español, que hoy celebra su día, es la segunda lengua de hablantes nativos y el segundo idioma de comunicación universal

JESÚS RUIZ MANTILLA - Madrid - 19/06/2010

El aumento del interés por el español en el mundo sigue imparable. Mete más goles que la roja y las expectativas de dominio en algunos países y continentes crecen. El informe que habitualmente lanza en Instituto Cervantes y ha sido presentado hoy en el día del español (jornada en la que se celebran actos festivos en todo el mundo) certifica la salud de hierro y el empuje de una lengua que hablan 450 millones de personas. Brasil y Estados Unidos son los países más permeables y receptivos. Desde que entró en vigor la ley que obliga a enseñar el idioma en la enseñanza secundaria, la demanda ha crecido de forma incontestable en el primer país. De un millón de estudiantes ha pasado a cinco.


El informe certifica que el español es la segunda lengua del mundo por número de hablantes nativos y el segundo idioma de comunicación internacional. Por razones demográficas, el porcentaje de población mundial que habla español como lengua nativa está aumentando, mientras la proporción de hablantes de chino e inglés desciende.

Las previsiones son muy halagüeñas para el futuro: en 2030, el 7,5% de la población mundial será hispanohablante (un total de 535 millones de personas), porcentaje que destaca por encima del ruso (2,2%), del francés (1,4%) y del alemán (1,2%). Para entonces, solo el chino superará al español como grupo de hablantes de dominio nativo.

EE UU, potencia del español

Dentro de tres o cuatro generaciones, el 10% de la población mundial se entenderá en español, confirma el estudio. Pero hay zonas donde dominará, como Estados Unidos. Allí se producirá un vuelco y una hegemonía que cambiará muchas mentalidades. En 2050 Estados Unidos será el primer país hispanohablante del mundo, prevé el informe. El inglés, el francés, el español y el alemán, en este orden, son los idiomas más estudiados como lengua extranjera, según datos de 2005.

Tampoco son despreciables los recursos económicos que genera directamente en España. Unos 237.000 estudiantes viajaron a España a aprender español durante 2007 mientras que fuera, el Instituto Cervantes registra un crecimiento anual del 21% en número de matrículas de estudiantes de español, un idioma que prevén, estudian alrededor de 20 millones de personas en todo el mundo. El número de turistas idiomáticos que llegan a España ha crecido, desde el 2000 hasta el 2007, un 137,6%.

Pero todavía, el idioma tiene sus callos y sus barreras. Europa es la principal. El español es la quinta lengua de la Unión Europea por número de hablantes nativos. El 9% de los europeos habla español como lengua nativa. Fuera de España, más de 30 millones de ciudadanos europeos hablan español. La entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986 supuso un claro estímulo para el aprendizaje del español entre los ciudadanos comunitarios.

España es el país de la UE que más estudiantes Erasmus acoge: el 17% de los alumnos de la UE que solicitan estas becas acude a universidades españolas. Pero no es el idioma de las preferencias entre los europeos, sino el cuarto idioma más útil de la Unión, después del inglés, el francés y el alemán.

La ciencia sí proporciona más alegrías al crecimiento del español. El empuje de los países latinos en desarrollo ayuda. Se ha convertido en un instrumento esencial para la difusión de los resultados de los estudios científicos relacionados con el hispanismo o con América Latina. España ocupa el décimo puesto en la clasificación mundial de producción científica. En la clasificación de citación, España se sitúa en el puesto decimoprimero, después de superar a Suecia en el año 2004. España presenta un índice de especialización temática superior al mundial en ciencias del espacio, ciencias de la agricultura, matemáticas, física, ingeniería y medicina clínica.

Peso económico

El informe ofrece datos que deben ayudar a pensar a las autoridades con más profundidad sobre la importancia económica del idioma: compartir el español aumenta un 290% el comercio bilateral entre los países hispanohablantes. Las empresas editoriales españolas tienen 162 filiales en el mundo repartidas en 28 países, más del 80% en Iberoamérica, lo que demuestra la importancia de la lengua común a la hora de invertir en terceros países. Norteamérica (México, Estados Unidos y Canadá) y España suman el 78% del poder de compra de los hispanohablantes. Los hispanos de EE UU son el grupo inmigrante que más mantiene el dominio de su lengua a través de las sucesivas generaciones y el que congrega más hablantes adoptivos.

El mercado canta. El poder de compra de los hispanos, es, desde 2007, el más alto entre los grupos minoritarios de Norteamérica, superando al de los afroamericanos. El crecimiento de las compañías hispanas entre 1997 y 2002 fue de un 31% frente al 10% de crecimiento medio de las compañías norteamericanas. En cuanto al poder de la lengua en la red es creciente.

El español es la tercera lengua más utilizada en la Red. El 7,9% de los usuarios de Internet se comunican en español. El uso del español en la Red ha experimentado un crecimiento de 650,9% entre el año 2000 y 2009. La penetración de Internet en España es la mayor entre los países hispanohablantes, pero Chile y Argentina tienen niveles de penetración que se acercan a la media de la Unión Europea. España, México y Argentina se encuentran entre los 20 países con mayor número de usuarios de Internet. La demanda de documentos en español es la cuarta en importancia entre las lenguas del mundo.

viernes, 18 de junio de 2010

El truco del zurdo

Llegué de Galicia a Madrid en 1989, recién estrenado el otoño. El campo del Celta quedaba demasiado lejos y, buscando emociones nuevas, me acerqué al Vicente Calderón para ver un partido de UEFA. El Atlético recibía a la Fiorentina, y yo quería ver a ese Baggio del que tanto se hablaba. Sin embargo, casi desde el principio, mi atención esta en otro hombre: el 10 rojiblanco. Paulo Futre se desesperaba como un niño en el patio escolar si no tenía la pelota. Gritaba y hacía aspavientos a sus compañeros reclamando todos los pases, se movía de un lado al otro en pos del balón y, tan pronto como lo atrapaba, salía disparado hacia el campo contrario, buscando la trinchera violeta de los italianos. Debió de encararlos una docena de veces, y en todas perdió el balón. Pero no dejó de intentarlo. El Atleti ganó 1-0. No recuerdo quién fue el goleador, pero sí quién me ató desde entonces a la grada del Calderón.

La prensa del día siguiente juzgaba de forma severa a mi nuevo ídolo. “Lo peor del Atleti”, escribió uno, “son las ciegas carreras de Futre que malgasta energías para nada, desconcierta a sus compañeros y empeora su propia posición”.

Aunque sea para reprenderlos, siempre encuentro algo hipnótico en los deportistas zurdos, como en el fuego o en las olas del mar. Ayrton Senna lograba mantenerme despierto durante todas las vueltas de una carrera. Juro que es cierto. Vilas, McEnroe, Futre, Maradona... Zurdos todos. Todos egoístas, osados y geniales, todos con el ojo ajeno posado sobre ellos como un imán.


Roberto Fontanarrosa aseguraba padecer dos grandes problemas que le impedían jugar al fútbol: “Uno, la pierna izquierda. El otro, la derecha”. Como él, casi todos los genios zurdos no dominan una pierna, pero en la habilidad de la otra esconden un ariete capaz de burlar la defensa más tupida (Jack el Destripador era zurdo y todavía hoy en Scotland Yard lo andan buscando). Y nada hace vibrar a un estadio como ese juego hemipléjico, esa osadía que conduce a los zurdos hacia túneles de patadas que ellos atraviesan con habilidad de funámbulo: esquivando los golpes y sin perder el balón.
En la España que hoy debuta vestida de rojo en la Copa del Mundo apenas hay espacio para zurdos. El juego español es solidario, una orquesta que descabalga rivales a una voz y no admite el egoísmo de los genios. Por la izquierda casi siempre ataca un diestro. Puede ser Iniesta, hábil y astuto, o Villa, con su revólver plagado de muescas. Juegan con el “pie cambiado” para, entrando desde la izquierda, sorprender al rival con la derecha.

Y mientras, otra España, la que se hace solidaria por decreto, se ve presa de una argucia similar, y recibe desde la izquierda los golpes que esperaba en la derecha. Por fortuna hoy toca disfrutar de un día de opio y contemplar cómo los magos de rojo tratan de llevar el conejo de sombrero en sombrero, de truco en truco, hasta la jaula suiza.

Sólo faltan unas horas. Que sólo cambie el pie y no cambie el paso. Que no se nos escape el conejo. Y viva el opio…, si es bueno.

Domingo Villar (Vigo, 1971) es autor de La playa de los ahogados (Siruela, 2009).

Dibujar la Literatura


La literatura es el espejo en el que se mira el cómic. Un diálogo entre iguales que centra las últimas novedades

Santiago García
Día 18/06/2010 - 17.56h

La relación entre la literatura y el cómic se remonta a los mismos orígenes del arte de las viñetas, cuando el anciano Goethe elogió las histoires en estampes del ginebrino Rodolphe Töpffer, uno de los padres de la historieta. Desde entonces, han sido muchos los escritores y artistas que se han interesado por los tebeos: James Joyce, John Steinbeck, Picasso o John Updike constituyen una noble tradición de admiradores. Esa admiración se convierte en fervor en las últimas hornadas de literatos. Jonathan Lethem escribe tebeos de superhéroes, Michael Chabon basa su obra cumbre en la Edad de Oro del cómic americano, y Junot Díaz y Rick Moody inician sus novelas maestras citando a los Cuatro Fantásticos. En España, Agustín Fernández Mallo remata Nocilla Lab con un cómic de Pere Joan.
Que las fronteras entre los dos campos narrativos sean más porosas que nunca parece algo lógico en una época en la que asistimos al auge de la novela gráfica. Por supuesto, la novela gráfica no es precisamente «novela en imágenes». Se trata tan sólo de un nombre convencional para designar tanto una tendencia como un formato del arte del cómic, pero revela en su denominación aspiraciones próximas a las de la literatura y el arte cultos. Aunque el cómic juvenil tradicional siempre había realizado adaptaciones de clásicos literarios, las relaciones que se establecen entre el imaginario escrito y el dibujado en el cómic adulto contemporáneo son más complejas. Identificamos al menos cuatro corrientes en los itinerarios que comunican a la historieta con la literatura en la actualidad.
Adaptaciones «transparentes». Son obras en las que la novela de partida sirve como material narrativo que sustenta el argumento y el drama de la novela gráfica o el cómic de destino. Podríamos considerarla la continuación más directa de la tradición popular de los clásicos ilustrados. Es la tendencia más común, donde se encuentra la reciente Farenheit 451, de Tim Hamilton, que recoge la herencia de las adaptaciones de Ray Brabdury realizadas por la legendaria EC Comics en los años 50. Son muchos los títulos que se han vertido así a la historieta: La metamorfosis y América, de Kafka; El principito, de Saint-Exupéry; Nightmare Alley, de William Lindsay Gresham; Alatriste, de Pérez-Reverte. Nada es sagrado, ni siquiera En busca del tiempo perdido, de Proust o, ya en la apoteosis de lo literal, el Génesis que ha dibujado Robert Crumb.
Género negro y chispa creativa
En esta tendencia hallamos también una de las más ricas vías de comunicación entre letras y viñetas, la del género negro. El maestro francés Jacques Tardi ha trasladado a la bande dessinée con gran acierto textos de Malet y Manchette; el norteamericano Darwyn Cooke se ha encomendado a Donald Westlake, y el noruego Jason nos ha traído una muestra de las raíces de la novela de misterio nórdica con su adaptación de El carro de hierro, de Stein Riverton. En ocasiones, la relación es más íntima: Fred Vargas escribió Los cuatro ríos, uno de los casos de su inspector Adamsberg, directamente para que lo dibujara Baudoin.
Inspiraciones. En este caso, la novela de partida sirve como chispa creativa para un trabajo que cobra conciencia de las diferencias entre medios, y que explota la forma y el lenguaje para producir obras espiritualmente afines pero sustancialmente distintas. El ejemplo clásico es Ciudad de cristal, de Paul Karasik y David Mazzucchelli, que se atrevía a enfrentarse con una novela tan basada en la palabra como la de Paul Auster y resolvía el desafío indagando en la riqueza epistemológica del lenguaje icónico. Por su parte, Sammy Harkham, a partir del cuento «En el mar», de Guy de Maupassant, ha creado con Pobre marinero un cómic lírico y emotivo basado en un repertorio de imágenes sencillas y desnudas.
La literatura como material narrativo. En ocasiones, se utilizan temas literarios como hilo con el que tejer relatos propios. Los escritores protagonizan biografías o fantasías seudobiográficas. Crumb se ha acercado a Kafka y a Philip K. Dick, Harvey Pekar a la generación beat, y Alfonso Zapico prepara un retrato de James Joyce.
En el segundo caso, las viñetas nos han dado curiosas fantasías: Max imaginó «El encuentro entre Walt Disney y H. P. Lovecraft», un choque cultural traumático. En No me dejes nunca, Jason convierte a Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, James Joyce y Ezra Pound en dibujantes de cómics y atracadores en el París de los años 20.
De Bovary a Bovery
Diálogo entre iguales. Quizás el nivel más sofisticado de las relaciones entre literatura y cómic se da en títulos que manejan la tensión entre ambos medios como soportes para la ficción y como productos culturales. Estas obras son la mejor prueba de la autonomía del arte de las viñetas, y de cómo su valía es incomparable. No se puede juzgar la calidad de un cómic por criterios literarios o pictóricos, sino que hay que considerarlo en un espacio distinto y propio. Hablamos aquí de la ambiciosa (aunque indigesta) Alicia en Sunderland, de Bryan Talbot, y de la ingeniosa Gemma Bovery, de Posy Simmonds, que reinventa la obra de Flaubert a través de una británica refugiada en Normandía. También de dos obras maestras de las viñetas: Fun Home, de Alison Bechdel, que es no sólo la autobiografía familiar y sexual de la autora, sino también, y en gran medida, su autobiografía literaria; y Masterpiece Comics, de R. Sikoryak, que durante 20 años ha hecho colisionar los clásicos de la literatura con los tebeos de toda la vida, pasando Crimen y castigo por el filtro de Batman, El extranjero por el de Superman o La metamorfosis por el de Carlitos y Snoopy.
Sikoryak pone de manifiesto que, finalmente, la tradición del cómic discurre por su propio cauce, y que cuando se trata de las viñetas, el canon de occidente está completamente por reescribir. O por redibujar.

Exigencia estética y compromiso ético



JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 18/06/2010

José Saramago era el más hispano de los escritores portugueses contemporáneos. En eso, aunque sin cambiar de lengua, seguía una larga línea que incluye a autores clásicos como Jorge de Montemayor o Gil Vicente. De un verso de este último, precisamente, había sacado el premio Nobel el título de la novela en la que trabajaba hasta que la enfermedad lo dejó sin fuerzas. Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas, de la que llevaba escritas unas 30 páginas, es una reflexión sobre el tráfico de armas a través de la historia de un empleado de una fábrica de armamento.

No obstante, su próximo libro, que publicará Alfaguara , su editorial española, será José Saramago en sus palabras un autorretrato intelectual y político del escritor a través de estractos de entrevistas y conferencias. Fernando Gómez Aguilera ha sido el encargado de ordenar los temas en voces como Lisboa, Pesimismo, Dios, No, Iberismo, Lanzarote o Muerte. Además, el director portugués Miguel Mendes estrenará a finales de julio el documental José y Pilar (unión ibérica), producida por Pedro Almodóvar y Fernando Meirelles. Este último dirigió hace dos años A ciegas, la adaptación cinematográfica protagonizada por Julianne Moore de la novela Ensayo sobre la ceguera.
José Saramago fue un árbol con muchas ramas. De entrada, fue poeta antes que novelista de éxito y antes que poeta, pobre. Si se suma el periodismo a esos otros tres factores (pobreza, poesía y novela) se entiende la fusión entre preocupación social y exigencia estética que ha marcado la obra del único premio Nobel de la lengua portuguesa hasta hoy. En 1998, el máximo galardón literario del planeta reconoció a un hijo de campesinos sin tierra que había nacido en 1922 en Azinhaga, Ribatejo, a 100 kilómetros al norte de Lisboa. Tenía tres años cuando su familia emigró a la capital, donde las penurias rurales se tornaron en penurias de ciudad. Así, el futuro escritor se formó en la biblioteca pública de su barrio mientras trabajaba en un taller tras abandonar la escuela para ayudar a mantener la casa.
Las pequeñas memorias es el título que Saramago puso al relato de una infancia que siempre tuvo un pie en la aldea de la que había emigrado. Levantado del suelo (1980), por su parte, cuenta las peripecias de varias generaciones de campesinos del Alentejo. No fue su primera novela pero sí la que supuso su primera consagración después de que Manual de pintura y caligrafía rompiera en 1977 un silencio de casi 30 años. Eran los que habían pasado desde la aparición de Tierra de pecado, su verdadero estreno como novelista. En esas tres décadas Saramago había trabajado como administrativo y empleado de seguros; se había casado y divorciado, publicado tres libros de poemas, ingresado en el Partido Comunista —clandestino durante la dictadura de Salazar— y, sobre todo, consagrado como periodista.
En 1982 publicó Memorial del convento y dos años más tarde, El año de la muerte de Ricardo Reis. Esas dos novelas multiplicaron la fama internacional de Saramago. A los lectores desconcertados por la intensidad poética, la mezcla de voces y la ausencia de marcas convencionales en los diálogos en sus escritura soía darle siempre un mismo consejo: "Lea el libro en voz alta". Funcionaba.
A partir de entonces, la actividad del escritor se vuelve frenética: novelas, diarios, obras de teatro y hasta un blog. Tras la fábula iberista La balsa de piedra (1986), en la que España y Portugal se desgajan literalmente del continente europeo, llegaron Historia del cerco de Lisboa (1989) y El Evangelio según Jesucristo (1991). Su visión heterodoxa levantó una polémica que arreció cuando el gobierno portugués se negó a presentar el libro al Premio Literario Europeo. Herido por aquel gesto, Saramago se instaló en Lanzarote con Pilar del Río, su segunda esposa y nueva traductora, que tomaba el relevo de Basilio Losada. Una polémica similar estalló el año pasado cuando se publicó Caín, considerada hiriente por la jerarquía católica lusa.
La publicación en 1995 de Ensayo sobre la ceguera abrió una nueva etapa en la obra de José Saramago. Novelas como La caverna, El hombre duplicado, Ensayo sobre la lucidez o Las intermitencias de la muerte llevan al terreno narrativo reflexiones sobre el consumo, la sociedad de masas o el sistema democrático. Muchas de ellas parecen nacidas de una pregunta: "¿Qué pasaría si?". Si la gente votase masivamente en blanco, si alguien decidiese vivir al margen del capitalismo, si la gente dejase de morir. Cosas, Saramago lo sabía, que sólo suceden en la imaginación de un escritor de novelas.

viernes, 11 de junio de 2010

Mira Zaide - Lope de Vega

-Para mis alumnos de Bachillerato

-Mira, Zaide, que te digo que no pases por mi calle,
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no hables con mis mujeres, ni con mis cautivos trates,

no preguntes en qué entiendo ni quién viene a visitarme,
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qué fiestas me dan contento ni qué colores me aplacen;

basta que son por tu causa las que en el rostro me salen,
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corrida de haber mirado moro que tan poco sabe.

Confieso que eres valiente, que hiendes, rajas y partes,
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y que has muerto más cristianos que tienes gotas de sangre;

que eres gallardo ginete, que danzas, cantas y tañes,
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gentilhombre, bien criado cuanto puede imaginarse;

blanco, rubio por extremo, señalado entre linajes,
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el gallo de los bravatos, la nata de los donaires;

que pierdo mucho en perderte y gano mucho en ganarte,
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y que si nacieras mudo fuera posible adorarte;

mas por ese inconviniente determino de dejarte,
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que eres pródigo de lengua y amargan tus liviandades;

habrá menester ponerte la que quisiere llevarte
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un alcázar en los pechos y en los labios un alcaide.

Mucho pueden con las damas los galanes de tus partes,
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porque los quieren briosos, que hiendan y que desgarren;

mas con esto, Zaide amigo, si algún banquete les hacen
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del plato de sus favores quieren que coman y callen.

Costoso me fue el que heciste; qué dichoso fueras, Zaide,
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si conservarme supieras como supiste obligarme.

Mas no bien saliste apenas de los jardines de Atarfe,
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cuando heciste de la mía y de tu desdicha alarde.

A un morillo mal nacido he sabido que enseñaste
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la trenza de mis cabellos que te puse en el turbante.

No quiero que me la vuelvas, ni que tampoco la guardes,
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mas quiero que entiendas, moro, que en mi desgracia la traes.

También me certificaron cómo le desafiaste
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por las verdades que dijo, que nunca fueran verdades.

De mala gana me río; ¡qué donoso disparate!
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No guardaste tu secreto ¿y quieres que otro lo guarde?

No puedo admitir disculpa, otra vez tomo [a] avisarte
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que ésta será la postrera que te hable y que me hables--.

Dijo la discreta Zaida al gallardo Abencerraje,
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y al despedirse replica --Quien tal hace, que tal pague.--