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sábado, 10 de julio de 2010

Enamorado y feliz


Por:
Babelia Mundial de Fútbol
08/07/2010


DOMINGO VILLAR sigue a la selección española

Yo sólo quería ganar y me voy a la cama enamorado. ¿Se puede pedir más? Mi hijo de seis años, por más que lo zarandeo, no acaba de darse cuenta de que hoy ha visto algo histórico. Mi padre, recién cumplidos los ochenta y cinco, también me zarandea a mí: “Disfrútala que de estas no hay muchas, yo no he visto otra”, confiesa radiante mientras le sirvo otra copa.


Parece mentira, pero esta semifinal de la Copa del Mundo que se anunciaba reñida acabó siendo un partido tranquilo. Y eso que el rival era de órdago: Alemania, la que siempre lucha, la que presiona y jamás se entrega, la que lleva la victoria en los genes, la que siempre aparece en la fiesta aunque nadie la espere. Esta vez eran una ola crecida durante el torneo. Amenazaban con arrollarlo todo a su paso…, pero sólo fueron espuma.

Confieso que me asustaban los primeros minutos. Temía que los alemanes consiguiesen un gol tempranero que nos obligase, como a inglesesy argentinos, a desordenarnos para nivelar el marcador. Pero pasaron quince minutos y sólo los rojos tenían el balón. No había riesgo. Jugábamos al pie. Rápido. Sin dar una tregua al rival.

Alguien podría pensar que buscábamos las porterías laterales de las que habló Maradona, pero yendo de lado a lado encontramos profundidad y ocasiones. Y no hay mejor defensa que apropiarse del balón. Si lo llevan los nuestros seguro que no nos atacan.

Los alemanes no tuvieron culpa. ¿Qué hacer cuando los rivales son magos y han amaestrado la pelota? ¿Cómo pararla si viaja como un conejo de chistera a chistera, si sólo puedes verla correr?

Del Bosque empleó un truco nuevo. Menudo trilero está hecho el bribón del seleccionador, con la cara de bueno que tiene. Alineó a Pedro con el encargo de subir la tensión del encuentro. Y vaya si la subió el pequeño canario. Desde el primer momento, calambrazo a calambrazo, hizo retroceder a los alemanes.

Y cuando intentaron repeler la descarga se toparon con Piqué y Puyol, convertidos en muro, y con Busquets. Qué feliz estará aquel portero de pantalón largo que anhelaba ser centrocampista y jugaba con los pies. Qué orgulloso de ver su sueño encarnado en su hijo.

Yo sólo deseaba ganar, pero me voy a la cama enamorado y feliz. Me alegro por Luis, que dio forma al equipo; por Del Bosque, que aprovechó su legado lo mejoró; por el grupo de magos humildes que miran al frente; y por cada español que hoy tiene el brillo en los ojos que tengo yo.

Las buenas historias, como los grandes inventos, siempre surgen de alguien intrépido que una vez se atrevió a preguntar: ”¿Qué sucedería si…?”.

¿Se imaginan?

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