Me gusta, no me gusta.
Los inventarios caóticos (cosas que me gustan, sucesos que recuerdo, actividades que nunca he realizado), además de una técnica para romper el bloqueo ante la escritura, es un ejercicio fre-cuente entre los escritores, y una forma directa y clara para definir a un personaje (a nosotros mismos, por ejemplo). Pero pueden también convertirse en auténticos textos de creación de calidad.
Manuel Vicent lo demuestra en las siguientes líneas publicadas en su columna dominical del periódico El País.
Me gusta jugar al póquer con mis amigos en las tardes del sábado, ver cómo se besan los adolescentes entre los capós de los coches bajo el clamor de las ambulancias y las sirenas de la policía, el arroz al horno, los mercados de frutas y verduras, el contacto de la piel con la tela de algodón, las primeras brevas de San Juan, los cuentos de Allan Poe, las canciones de Nat King Cole, la sobrasada de Mallorca, algunos versos de Safo y el prólogo al Persiles de Cervantes. Me gusta perder el tiempo hablando con los amigos, apartar el pie para no pisar una hormiga, los erizos de mar en enero y el Autorretrato de Durero en cualquier época del año.
No me gustan las manos blandas y húmedas, las pastelerías con luz de neón, los granos de arroz dentro del salero, el helado servido en una copa de metal, los coches con alerones, los gritos del megáfono en las tómbolas donde se rifan muñecos de peluche, los que soplan en la cuchara de la sopa, las cunetas llenas de papeles y botellas, las vitrinas polvorientas de los bares de carretera que exhiben productos típicos de la región, los tipos que te hablan muy cerca de la cara echándote un aliento fétido. Odio los zapatos de rejilla, los besos en la mejilla demasiado húmedos, los huesos de aceituna sobre el mantel y el chándal para dar la vuelta a la manzana los domingos. El infierno de cada día también es eso.
MANUEL VICENT: Para huir/El rechazo (adaptación)
Fíjate en el texto:
Lo primero que hace Manuel Vicent a la hora de decla¬rar sus preferencias es ser muy concreto. No nos dice eso tan genérico y abstracto como "Me gusta leer", sino que dice "Me gustan los cuentos de Allan Poe, algunos versos de Safo y el prólogo al Persiles de Cervantes". Y en segundo lugar, Vicent procura ser disperso y utilizar los sentidos. Hay elementos que tienen que ver con la vista (las cunetas con papeles y botellas, etc). Otros tienen que ver con el oído (el clamor de ambulan¬cias y sirenas de policía, etc.). Con el tacto (el de la tela de algodón sobre la piel, etc.). Con el olfato (el aliento fétido en la cara). Con el gusto (el arroz al hamo). Y otros más con funciones intelectuales (los cuentos de Allan Poe, retirar el pie para no pisar hormigas). Pero todo ello debe estar desordenado, con aspecto caótico, saltando de un sentido a otro, y con distintas extensiones en las frases que muestran las apetencias y los rechazos.
Y ahora tú:
Haz la lista de cosas que te gustan y que te desagradan, pero ten en cuenta que…
• tu inventario debe ser concreto. Si escribes “Me gusta jugar”, añade a qué, con quién y dónde. No digas”Me gusta la gente alegre”, sino “Me gusta cuando Jaime se ríe a carcajadas y parece que la casa retumba”
• Personal. Se da por supuesto que eres una buena persona y que “No te gusta la guerra”, pero lo que importa ahora es si te gusta el helado de pistacho, las canciones de U2, el peluche que te regaló Merche, las ecuaciones de segundo grado o tirarle bolas de nieve a Fabián, el vasco, y ver cómo hace que se enfada, pero no se enfada.
• Variado. Piensa en cosas, gente, sucesos, actividades, comidas, amigos, canciones. No hagas esfuerzos especiales por escribir cosas bonitas en general, sino las que de verdad y de forma concreta te gustan a ti.
• Disperso. Puede que te gusten los melocotones y las fresas y las mandarinas…, y así podrías seguir con todas las frutas, pero no es necesario. Se trata de saltar de las mandarinas (sabor) a las películas de Clint Eastwood (vista) y de ahí al olor de la panadería de tu barrio y a los chistes tan malos que cuenta tu profesora de inglés. Una vez cumplido un ciclo, puedes volver a las fresas.
• Usa palabras normales y frases sencillas. Recuerda que a menudo el mejor estilo de escritura es el más simple y transparente. Eso no significa que seas descuidado: cambia la sintaxis, evita repetir estructuras o palabras, busca sinónimos del verbo gustar…
• Escribe primero el listado de “Me gusta” y luego los “No me gusta”.
¡Ahora ya… te ha tocado!
Me gusta…
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