El español es una lengua romance y, por tanto, la inmensa mayoría de nuestro vocabulario es de origen latino. Sin embargo es conveniente que hagamos algunas diferenciaciones dentro del vocabulario español de origen latino:
a. Léxico patrimonial.- Son las palabras que tienen su origen en el latín pero que a lo largo de los siglos han sufrido una evolución que las ha ido transformando según las reglas fonéticas específicas del español:
a. Léxico patrimonial.- Son las palabras que tienen su origen en el latín pero que a lo largo de los siglos han sufrido una evolución que las ha ido transformando según las reglas fonéticas específicas del español:
MULIER > muller > mujer
b. Cultismos.- Son las palabras que casi no se ha adaptado a la fonética española:
Referéndum, máximo, currículo, ...
c. Semicultismos.- Son palabras que se han adaptado en parte, pero no completamente:
CAPITULUM > cabildo
Un fenómeno interesante que se produce con mucha frecuencia es el del doblete, que consiste en que una palabra latina produzca en su evolución dos resultados, uno patrimonial y otro
culto o semiculto:
CATEDRA > cátedra
CATEDRA > cadeira > cadera
Pero el léxico española no se completa solamente con palabras de origen romano, sino que, como hemos visto antes, se puede ampliar por diferentes mecanismos, unos propios de la lengua y otros procedentes de otros idiomas: los préstamos lingüísticos.
Estos préstamos podríamos intentar clasificarlos según la relación establecida entre su lengua de
origen y el español:
a. Relación de sustrato, es decir, restos de las lenguas que se hablaban en la Península cuando se produce la colonización romana y la imposición del latín como lengua de comunicación:
§ Iberismos.- perro, manteca, balsa, ...
§ Vasquismos.- izquierda, pizarra, ...
§ Americanismos.- Se trata de un casi especial de sustrato, ya que se produce como consecuencia de la conquista y colonización de América por España: la mayoría de las lenguas indígenas desaparecieron, pero dejaron su rastro en el vocabulario español: patata, tabaco, tomate, huracán, tiburón, ...
§ Vasquismos.- izquierda, pizarra, ...
§ Americanismos.- Se trata de un casi especial de sustrato, ya que se produce como consecuencia de la conquista y colonización de América por España: la mayoría de las lenguas indígenas desaparecieron, pero dejaron su rastro en el vocabulario español: patata, tabaco, tomate, huracán, tiburón, ...
b. Relación de superestrato.- Se trata de palabras procedentes de lenguas de pueblos conquistadores de la Península Ibérica posteriores a Roma, pero que no consiguieron desplazar el latín como lengua de comunicación:
§ Germanismos.- Procedencia visigoda. Suelen estar relacionados con la guerra (yelmo, espía, espuela, ...) o son antropónimos (Fernando, Rodrigo, Álvaro, ...).
§ Arabismos.- Están relacionados con muchos ámbitos semánticos: agricultura (azúcar, alcachofa, berenjena), comercio (almacén, aduana, tarifa), ciencia (álgebra, cifra, cero, alcohol), arte (zéjel, ajorca, damasquinado), política (alcalde, alguacil), guerra (atalaya, alférez, almena), topónimos (Algeciras, Guadalquivir, Medina Sidonia).
c. Relación de adstrato.- Proceden de lenguas con las que se han mantenido relaciones bien de proximidad, bien culturales.
§ Galleguismos: morriña, vigía, quien, ...
§ Catalanismos: capicúa, faena, nao, forastero.
§ Lusismos (portugués): buzo, brincar, mermelada, mero.
§ Galicismos (francés): afán, batalla, dama, hotel, joya.
§ Italianismos: escopeta, piloto, escolta, fachada.
§ Helenismos: cisma, hidráulico, hipopótamo.
§ Anglicismos: cheque, líder, mitin, tren.
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