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jueves, 30 de diciembre de 2010

¿Por qué no se acentúa guion?

La Ortografía de la lengua española en su versión de 2010 trae algunas novedades. Una de las que han armado más revuelo es que se dejan de acentuar gráficamente un puñado de palabras que tradicionalmente tenían tilde, como guion, hui, truhan, fie, pie (del verbo piar), lie, rio, lio, riais, Sion, ion, etc. (Ortografía, pp. 225, 235-236).




En realidad, la novedad no es tanta. Ya en la edición de 1999, la Academia aceptaba la doble grafía, con y sin tilde, para todas estas palabras. El único cambio en la actual es que esa tilde, que antes era facultativa, se elimina definitivamente.



Lo que se busca con esto es ganar en regularidad. No conviene perder de vista que, por muy acostumbrados que estuviéramos, la acentuación de estas palabras constituía una anomalía dentro del sistema de uso de la tilde, puesto que ortográficamente se deben considerar monosílabas con independencia de que unos hablantes pronuncien “guion” (en una sílaba); y otros, “gui-on” (en dos).



Las reglas de acentuación se basan en una serie de convenciones que se pueden apartar ocasionalmente de lo que efectivamente se pronuncia. El caso que nos ocupa no pasa de ser uno más de los desajustes entre escritura y pronunciación que salpican nuestra ortografía. Si no nos extraña que hola se escriba con hache, tampoco nos debería sorprender que, convencionalmente, consideremos guion monosílabo (de hecho, lo es para muchos hispanohablantes, insisto).



La convención general de la que se deriva la falta de tilde en guion y sus compañeros es que cuando se unen una vocal abierta (a, e, o) y una cerrada (i, u), tenemos un diptongo. A tal efecto, la presencia de una hache, como en truhan, es indiferente.



Al aplicar de forma coherente esta convención, nos encontramos con que estas palabras son monosílabas. Y como es bien sabido, los monosílabos no se acentúan salvo casos de tilde diacrítica.



Nuestros académicos hacen hincapié (pp. 226-227), además, en que la finalidad de la tilde no es marcar la división en sílabas, sino indicar cuál es la sílaba tónica en las palabras que la tienen.



De este modo, al eliminar el curioso privilegio de que gozaban estos monosílabos, se consigue regularizar el conjunto, con lo que sale beneficiado el principio de economía, aunque pueda quedar maltrecha la costumbre. Nada sale gratis en esta vida.

2 comentarios:

  1. Se agradece la aclaración de Alberto Bustos, aunque yo no pueda estar de acuerdo con ella. En este caso, opino que debe prevalecer el uso (extendidísimo) antes que la norma.

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