Etimológicamente, el nombre de la orquídea reposa en una metáfora, pero esta no se basa en nada que esté presente a simple vista, sino más bien en algo que suele permanecer oculto (en más de un sentido). Proviene del griego órchis, que significa ‘testículo’ y se le aplica porque en algunas especies las raíces forman una especie de tubérculos emparejados.
No creo que haga falta mayor explicación.
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