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miércoles, 15 de febrero de 2012

La enemistad entre Cervantes y Lope de Vega


Su enfrentamiento llegó incluso a lo personal


Por Luís Martínez González


Entre algunos escritores, como en cualquier otra profesión, existen desencuentros, enemistades y envidias y, como consecuencia de todo ello, sonoras polémicas. Pero, cuando éstas se producen entre dos genios de la Literatura universal, al lector le resultan, cuando menos, sorprendentes y, si nos retrotraen al magnífico Siglo de Oro español, el grado de estupefacción es máximo.

Sin embargo, fue aquella época pródiga en enfrentamientos entre escritores y muchas veces llegaron a superar lo meramente literario para entrar en la descalificación personal. Muy destacada fue la mantenida entre Francisco de Quevedo y Luis de Góngora, de la que ya hemos hablado aquí.

Foto de un monumento a Cervantes
Detalle del monumento a Cervantes en la Plaza de España de Madrid . 
Foto: Rjhuttondfw.


Pero quizá aún más escandalosa puede considerarse la enemistad que mantuvieron durante toda su vida el mismísimo Miguel de Cervantes y el no menos genial Félix Lope de Vega, quienes, además de legarnos obras extraordinarias (en las que también, dicho sea de paso, se lanzaban algún que otro dardo), tuvieron tiempo para escribirse -aunque con maravillosa literatura- notas insultantes en las que se descalificaban mutuamente. Como un ejemplo vale más que mil palabras, lo mejor será que mostremos alguno de estos textos.

En 1604, poco antes de publicarse oficialmente el Quijote, que sin embargo ya andaba probablemente circulando en manuscrito y había llegado a oídos de Lope, éste escribió a un amigo: “de poetas no digo: buen siglo es éste. Muchos están en ciernes para el año que viene; pero ninguno hay tan malo como Cervantes ni tan necio que alabe a don Quijote”. Pero no contento con ello, Lope volvió a la carga con este soneto:

“Yo no se de los, de li ni le/ ni se si eres, Cervantes, co- ni cu-,/ sólo digo que eres Lope Apolo, y tú/ frisón de su carroza y puerco en pié./ Para que no escribieras orden fue/ del Cielo que mancases en Corfú;/ hablaste buey, pero dijiste mú,/ ¡oh mala quijotada que te de!/ ¡honra a Lope, potrilla, o guay de ti!/ que es Sol, y si se enoja lloverá;/ y este tu don Quijote baladí/ de culo en culo por el mundo va,/ vendiendo especias y azafrán romí,/ y al final en muladares parará”.

Precisamente a este soneto se referiría Cervantes, que siempre quiso triunfar en el Teatro como Lope, en una ‘Adjunta al Parnaso’. Cuenta que, viviendo en Valladolid, le llegó una carta a portes debidos por la que pagó un real y que, al abrirla, “venía en ella un soneto (el anterior) malo, desmayado, sin garbo ni agudeza alguna, diciendo mal de don Quijote; y de lo que me pesó fue del real, y propuse desde entonces no tomar carta con porte”. Sin duda, los lectores del Siglo de Oro debían reírse mucho con las pullas de sus grandes literatos.

Fuente: DesequiLibros.

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