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lunes, 28 de mayo de 2012

El crowdfounding llega a las bibliotecas… ¿y eso es bueno o malo?


Enviado por Julián Marquina


El pequeño pueblo de Shutesbury, en el que apenas viven 2.000 personas, necesita un nuevo edificio para su biblioteca. El edificio que ocupa actualmente la biblioteca fue construido hace 110 años y no cuenta con agua corriente, inodoro, espacios para poder realizar sus actividades de animación lectora, espacio para poder consultar los fondos, mesas de estudio o consulta, espacio para ordenadores… vamos, que tienen un serio problema infraestructura y no es una de las "Litle free library" que hay por EE.UU. 

Ahora la pregunta del millón: ¿la gente está dispuesta a ayudar económicamente a la biblioteca para hacer un nuevo edificio?... … … pues parece que sí. A través de iniciativas de crowdfounding y marketing de sensibilización social cuentan ya con más de 200.000 dólares donados altruistamente por personas que creen en el proyecto y quieren que la biblioteca cuente con unas instalaciones dignas. (De toda esa cantidad hay una persona que donó 150.000 dólares… ¡impresionante!)



Ahora bien, por aquí (y más en la situación económica en la que nos encontramos), pedir dinero a los ciudadanos para temas de bibliotecas u otros servicios sociales no lo vemos bien (¡y con razón!) porque se supone que ya lo pagamos todo a través de los impuestos… pero, ¿seríamos capaces de arrimar el hombro si una biblioteca lo necesitase ó arrimar el hombro una vez sería abrir una puerta para que “los de arriba” piensen que este tipo de cosas las podemos pagar (otra vez) los ciudadanos?

Me gusta la iniciativa… pero me dan miedo “los de arriba”. Ahí lo dejo… vuestro turno.

Hucha en mostrador de biblioteca

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