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viernes, 4 de mayo de 2012

Unamuno eterno

Unamuno en lenliblog

Por Lola Galán
ImgSi la historia es, como él solía decir, "la verdadera vida eterna", Miguel de Unamuno ha alcanzado, sin duda, la inmortalidad, porque su figura es inseparable de la historia española del siglo XX. Cuando se conmemora el 75 aniversario de su muerte, ocurrida en Salamanca el último día de 1936, el escritor vuelve a estar de máxima actualidad gracias a dos novedades editoriales: las Cartas del destierro que se publican ahora, y una nueva biografía escrita por su paisano, Jon Juaristi, que saldrá a las librerías en octubre próximo. Unamuno pasó seis años en el exilio entre febrero de 1924 y febrero de 1930. El directorio militar encabezado por Primo de Rivera le mandó al destierro, a la isla de Fuerteventura, en un intento torpe de castigar a un intelectual de enorme prestigio muy crítico con la guerra de Marruecos, y con el nuevo Gobierno, además de con el monarca, Alfonso XIII.
     El apoyo internacional que recibió, tras la medida de confinamiento que suponía además el cese de sus cargos en la Universidad de Salamanca y la suspensión de empleo y sueldo, fue considerable. Y los militares dieron marcha atrás, amnistiando al escritor en julio de 1924. Unamuno se negó a regresar a España y permaneció en París, y sobre todo, en Hendaya, hasta la caída del directorio. Es una etapa de gran actividad política de Unamuno que aprovecha para insultar ferozmente a los militares que dirigen los asuntos de España y al rey, en casi todas sus cartas. Pero además de los asuntos políticos, el epistolario nos muestra al vicerrector muy preocupado con las cuentas domésticas. En muchas de las casi 100 cartas que envía a su mujer, Concepción Lizárraga, hay referencias a cuestiones de economía doméstica. Le pide una y otra vez a su "querida Concha" que le "rinda cuentas",  "hasta el último céntimo". "Mi muy querida Concha", escribe a su mujer desde París, en septiembre de 1924, "he pasado ya a mi cuadernillo las cuentas. Sigue mandándomelas. Ahora la renta de este mes". Una obsesión comprensible porque la pareja tiene ocho hijos. El mayor, Fernando, está casado y vive en Palencia. El menor, Ramón, es todavía un adolescente.  
      Desde el exilio Unamuno sigue escribiendo artículos, colaboraciones, e intenta impulsar las traducciones de sus obras aprovechando un poco la notoriedad política que ha adquirido.  Pero las estrecheces económicas le presionan. En diciembre de 1924 resume su posición en una carta al profesor alemán W. von Wartburg, traductor de su novela ‘Abel Sánchez’. "Yo que además de luchas contra la servidumbre tengo que luchar por el pan de mis hijos, necesito una empresa comercial sobre todo. El sacerdote vive del altar. Y empiezo hasta a negarme a ‘interviews’ gratuitas. Se me ha quitado la cátedra y he tenido que aceptar una suscrición (sic) de mis compañeros". 
    Colette y Jean-Claude Rabaté, hispanistas franceses y grandes conocedores de la obra de Unamuno, se han ocupado de la edición de estas cartas del destierro, una parte de las cuales anduvo perdida muchos años. En 2006 fueron puestas a la venta por una casa de subastas, pero la intervención inmediata del Ministerio de Cultura y de la Universidad de Salamanca, consiguió salvarlas. Esta correspondencia inédita -130 misivas- más otras 180 cartas recopiladas en diferentes epistolarios y revistas por los Rabaté, constituye el libro que presenta ahora Ediciones de la Universidad de Salamanca . La ciudad en la que Unamuno pasó la mayor parte de su vida adulta le está dedicando además un afectuoso homenaje con recitales de poesía, exposiciones y conferencias sobre el gran autor de la ‘generación del 98’.
      Las cartas del destierro aportan unas pinceladas de normalidad a la imagen de erudito, implacable polemista, atormentado escritor que poseemos de Unamuno. Una vez leídas solo queda una pregunta en el aire: ¿qué le habría parecido a él ver aireada su intimidad doméstica en este libro? Nadie responde desde la eternidad.

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