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domingo, 10 de junio de 2012

“Gabriel García Márquez ya no reconoce por la voz, tiene que verte para saber quién eres”




El rumor corre desde hace tiempo: los años corroen la memoria del escritor. Un amigo lo confirma.

por Plinio Apuleyo Mendoza
  
El más grande escritor colombiano, Gabriel García Márquez, ya no reconoce a sus amigos más cercanos, con los que viajó, creció literariamente y compartió décadas de vida, incluyendo a Plinio Apuleyo Mendoza.

El escritor del Olor de la Guayaba (1982), un libro sobre recuerdos de infancia y juventud, amigos y literatura, con “Gabo”, expresa mayor preocupación “porque la madre murió de alzheimer y el hermano también”.
Eligio García Márquez, físico, escritor y periodista, hermano menor del Nobel de Literatura, murió a los 53 años, en el 2001. “Fue un mazazo para Gabo”, comentó Jaime, otro de los hermanos.

Mendoza admite que no ha podido hablar con García Márquez desde hace cinco años, pero sí con Rodrigo, su ahijado, quien le ha dicho: “El tiene que verte porque si no, por la voz no sabe con quién está hablando”.

“La última vez que hablamos -comenta el periodista Mendoza- se le olvidaban ciertas cosas y me preguntaba: ‘¿Cuándo llegaste? ¿Dónde estás alojado?’, y repetía. En cambio, fuimos a almorzar y a recordar cosas muy antiguas de hace 30 o 40 años, remotas, y la memoria le funcionaba perfectamente”.

Carmen Balcells, agente literaria de García Márquez (a sus 81 años dice que le pesan los kilos y la edad solamente la corroe), comentó que lo vio “un poco pachucho (alicaído) de salud”, en la celebración del último cumpleaños. “Quizá porque nos hacemos mayores”, justificó. Dijo que Gabo se ha vuelto cascarrabias y tiene una mirada llena de nostalgia.

García Márquez recibió hace algunos años en EE.UU. un tratamiento “contra un linfoma”, del cual salió airoso, según dijeron él y su familia. El escritor comentó en su momento que la circunstancia le sirvió para volver al periodismo, regresar a su vicio favorito de la música, poner al día lecturas atrasadas y controlar más su dieta.

Señor Mendoza: ¿Tiene buena relación con Gabo hoy día?

Sí. El día que cumplió 85 años (6 de marzo anterior) lo llamé, pero no hablé con él sino con Mercedes. Ella prefiere que no pase al teléfono porque de pronto no reconoce.

¿Es obligatorio, entonces, que le vea sus grandes orejas?

Es posible que, como usted dice, si me ve las orejas me reconozca de inmediato.

¿Entonces es cierto que ya no reconoce a nadie?

Por la voz ya no reconoce.

¿Y se acuerda quién es Plinio Apuleyo Mendoza?

Las últimas veces que hablamos repetía… “¿Cómo estás, cuándo vienes, qué estás haciendo?”. A muchos amigos, con quienes he comentado el asunto, me dicen que con ellos también se limitaba a iguales interrogantes. Entonces hay la sospecha de que simplemente tiene unas fórmulas. Si no reconoce no dice “no sé quién eres tú”, sino que hace unas preguntas genéricas. Me duele mucho esta situación y me inquieta. Gabo siempre ha sido un gran amigo.

¿Se pelearon ustedes con García Márquez por el apoyo de este a Fidel Castro?

Es un problema que hemos tenido toda la vida con Gabo. Lo discutimos con humor. Pero no hay que olvidar y eso no lo sabe casi nadie, que hemos sacado mucha gente de Cuba. ¿Cómo es la cosa? Yo llamo y le digo: “Gabo, ayúdame. Este pobre hombre está preso y condenado a 20 años, ayúdame”. Y él me dice: “Espera, vamos a hacer una cosa”. Así han salido cientos de personas. Gabo ha sacado a mucha gente, inclusive casos visibles como Norberto Fuentes. También pequeños casos. De pronto, encuentro un periodista en Portugal, que me dice: “Caramba, soy cubano, estoy exiliado acá, mi mamá tiene 80 años y me viene a visitar cada dos años, ya no la dejan salir. La voy a perder para siempre. Tú, que eres amigo de García Márquez, por qué no me ayudas”. Llamo entonces a Gabo y le digo “ayúdame” y me dice “dame la dirección y el teléfono de ella” y a los ocho días la señora está en Portugal. García Márquez ha sacado como a dos mil personas. Sin embargo, Gabo se quedó ahí, cosa que me parece un error.

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