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lunes, 20 de enero de 2014

LOS TEXTOS HUMANÍSTICOS: CARACTERÍSTICAS, RASGOS LINGÜÍSTICOS Y ESTRUCTURAS TEXTUALES del IES Don Bosco

  
1.    CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS GENERALES

Textos humanísticos son los que se centran en el hombre y en todas las facetas de su actividad, pensamiento y sensibilidad, en sus vertientes individual y social: sus producciones culturales, sus relaciones personales y sociales, y los modos y procedimientos de conocer e interpretar la realidad. Se trata de escritos de muy diversa naturaleza, pertenecientes al ámbito de las Humanidades y las Ciencias Sociales, por lo que se dan en disciplinas como la Historia, la Filología, la Filosofía, la Psicología, la Sociología, etc.

A diferencia de las ciencias experimentales, que apoyan la validez de sus datos en la comprobación empírica, las disciplinas humanísticas lo hacen en el razonamiento de tipo lógico, por lo que predominan en ellas la reflexión y la especulación teórica, orientada a la creación y exposición de ideas.

F  Los textos humanísticos son de naturaleza reflexiva, especulativos, hechos a base de opiniones personales, defendidas por razones y argumentos, frente a lo que sucede con los textos científicos, elaborados con hechos, experiencias objetivas y fórmulas demostradas empíricamente.

2.    CARACTERÍSTICAS DEL TEXTO HUMANÍSTICO

Los textos humanísticos se caracterizan, por tanto, por la variedad de contenidos, temas y formas de organización textual, pues son infinitos los aspectos que al ser humano preocupan y conciernen, y muy diversas las maneras de tratarlos.

F  Quizá por ello resulta más sencillo identificar un texto humanístico por su temática que tratar de caracterizarlo lingüísticamente porque puede ser que esté próximo a ciertos textos científicos, periodísticos o literarios.

La subjetividad es, tal vez, su rasgo más característico. La mayor parte ofrecen una visión personal de un asunto humano, y por tanto, se elaboran desde la opinión o valoración personal de quien los crea y no suele ser posible la demostración irrefutable de las teorías que defienden. Son textos que convencen o persuaden al receptor, pero rara vez pueden ser demostrados irrefutablemente. Sin embargo y de forma paradójica, en muchas ocasiones, se usan recursos lingüísticos que buscan la apariencia de objetividad (oraciones impersonales o de pasiva refleja, uso de la primera persona del plural…) para convencer y persuadir de la verdad de sus postulados con más facilidad.

Las formas textuales más habituales que encontramos en esta clase de textos son la exposición y la argumentación. Se exponen datos, informaciones, y de todo ello se extraen una reflexión y una interpretación que se defiende como verdadera con razones y argumentos. Algunos argumentos utilizados son:

  • El argumento de autoridad, con el que se justifica una idea citando el testimonio de una personalidad célebre o prestigiosa. De una manera un tanto “descafeinada”, empleamos algo parecido al argumento de autoridad cuando citamos textualmente palabras de un personaje famoso o relacionado con la materia de que se trate, aunque no se considere precisamente un experto.
  • El argumento de analogía, mediante el que se propone un hecho o situación similar (en su génesis, en su desarrollo, en sus consecuencias, etc.) a los que estamos tratando.
  • Los argumentos de hecho y de ejemplo: entre estos últimos podemos destacar el de experiencia personal.
  • La contra-argumentación que, más que un argumento propiamente dicho se puede entender como una estrategia, como una fórmula para defender una tesis oponiéndola a la del contrario. Con ella relacionamos el argumento de concesión.

Hay otros muchos tipos de argumentos: los basados en tópicos, no demasiado aconsejables (el de la mayoría, el de la minoría, los que destacan lo bello, lo útil y lo natural frente a lo feo, lo inútil y lo artificial, etc.

2.1. ASPECTOS PRAGMÁTICOS:

El emisor, casi siempre individual, pretende transmitir una serie de conocimientos sobre una rama del saber. El receptor es colectivo y su grado de formación permitirá diferenciar entre textos especializados, académicos y divulgativos. El canal varía según los textos: oral (en conferencias, ponencias...) o visual (en artículos, libros, revistas, informes...). El código es la lengua común en su variedad culta y registro formal. En textos académicos de algunas disciplinas se recurre a los códigos formalizados (ej.: los signos del análisis sintáctico), lo que aporta objetividad y universalidad. Además, se utilizan elementos gráficos e iconográficos (diagramas, cuadros, mapas, fotografías…) para ilustrar determinados aspectos de un tema. Predomina la función representativa en los textos especulativos y en todos los que pretendan transmitir el saber. Si el texto es doctrinario, predomina la apelativa. Se suelen encontrar también función metalingüística (definiciones de tecnicismos), y las funciones expresiva y poética, preferentemente en los que pertenecen al género ensayístico.


            2.2.  VARIEDADES DISCURSIVAS Y ESTRUCTURAS TEXTUALES:

En los textos de transmisión cultural las formas de discurso fundamentales son la exposición y la argumentación. La exposición, para la presentación y explicación ordenada de contenidos sobre la materia. La argumentación, para demostrar una tesis, para convencer al lector de una idea o criticar posturas diferentes a la que se sustenta; predominan los argumentos racionales sobre los afectivos porque se trata de convencer apelando a la inteligencia, no a los sentimientos. Por otra parte, en algunos casos es evidente el uso de la narración (no literaria, pues no se trata de ficción), como ocurre con los textos históricos, y de la descripción. Incluso existe un subgénero específico llamado “Diálogo”, a la manera platónica.

La estructura, aunque puede ser muy variada, suele incluir: Introducción, desarrollo y conclusión[1]. Pero, además, podemos fijarnos en el mecanismo de progresión temática que el emisor ha utilizado (sobre todo si se trata de fragmentos):

-        Estructura inductiva: De lo particular a lo general. La tesis, opinión o valoración aparece al final del texto o fragmento
-        Estructura deductiva: De lo general a lo particular (tesis u opinión al principio)
-        Estructura paralela (pregunta-respuesta; problema-solución, etc.)
-        Estructura circular o encuadrada (tesis al principio y al final)

2.3. RASGOS LINGÜÍSTICOS

§  Se utiliza un código elaborado (nivel culto), caracterizado por su corrección y precisión (aunque en menor grado que en los textos científicos, dada la falta de univocidad de sus tecnicismos). Además, el vocabulario de las humanidades es más conservador que el científico, aunque muchas palabras van adquiriendo nuevos significados.
§  El léxico de esta clase de textos suele ser connotativo, por su naturaleza subjetiva: patria, libertad, justicia, comunismo, etc. Esto acerca el texto humanístico a los textos literarios. Pero dependiendo del género, habrá un mayor o menor grado de impersonalidad en el enfoque.
§  Uso de un vocabulario abstracto, propio de textos que tratan de cuestiones de carácter intelectual: entidad, entelequia, democracia, cualidad, egocentrismo, etc. Obsérvese el rendimiento del sufijo “-ismo” en la formación de nombres abstractos: eclecticismo, empirismo, materialismo, positivismo, agnosticismo, existencialismo, etc.
§  Uso de tecnicismos de las disciplinas humanísticas, a menudo tomados del lenguaje cotidiano y cargados de un valor específico al ser usados en cada una de las disciplinas humanísticas: rasgo (en Fonología es un elemento que diferencia dos fonemas) o dependencia (en Psicología). Son usuales los helenismos y latinismos: ética, esencia, silogismo, etc. Se emplea el lenguaje doctrinal: la pertenencia a distintas escuelas o doctrinas[2] determina una terminología específica. A veces se produce “ambigüedad léxica”: se utilizan las mismas palabras con un significado distinto, según su escuela o doctrina (“morfema” no tiene el mismo significado en todas las escuelas de lingüística, por ejemplo).
§  Son frecuentes la adjetivación especificativa y otros elementos que realizan una función semejante (por ejemplo los sintagmas preposicionales en función de complemento del nombre). Son abundantes los complementos oracionales, adyacentes o aposiciones, que aclaran, especifican o precisan ideas y pensamientos.
§  Los periodos sintácticos  suelen ser amplios y con preferencia por la subordinación, por la necesidad de enlazar razonamientos y argumentos, lo que a veces atenta contra la claridad del texto. Abundan, por la misma razón, los marcadores textuales de todo tipo. Especialmente destacables son las fórmulas con valor conclusivo (en consecuencia, por lo tanto...).
§  Impersonales y pasivas reflejas se utilizan para resaltar hechos y eludir agentes, esto es, con intención de aparentar objetividad.
§  Predominio de oraciones enunciativas. Se usan preguntas con finalidad didáctica o como interrogaciones retóricas.
§  El uso de los tiempos verbales es muy variado, y es muy frecuente el uso del subjuntivo, el modo, entre otros matices, de la especulación. Son muy pocos los verbos de acción; predominan aquellos que expresan estados o procesos. Y el tiempo presente en sus distintos valores (durativo, histórico...)
§  Abundancia de definiciones, enumeraciones y ejemplificaciones.


3.    TIPOLOGÍA. EL ENSAYO.

Los textos humanísticos se inscriben dentro de los géneros didáctico-ensayísticos. Algunos subgéneros incluidos en este grupo son, entre otros, los textos históricos (que pueden ser especializados, si presentan un mayor rigor y carácter científico, o divulgativos, como ocurre con los manuales escolares), y el ensayo, que en la actualidad tiende a incorporar rasgos de otros tipos de textos, como los periodísticos y los literarios. Mencionaremos, asimismo, las memorias, la biografía y autobiografía, el diario, los estudios y tratados (monográficos, generales, artículos especializados, etc.), los discursos políticos o doctrinarios y los libros de viajes. También se pueden incluir dentro de los textos humanísticos los textos periodísticos de opinión, que se pueden considerar breves ensayos de carácter divulgativo.

En el ENSAYO interesa más la búsqueda de conocimiento que los resultados, por eso tiene un carácter abierto. Es, también, un género literario que utiliza como modos del discurso fundamentales la exposición y la argumentación.

Se dice que tiene un carácter híbrido, entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo individual y lo social, entre lo científico y lo literario... Aún así, citaremos algunos rasgos habituales en él: variedad temática (cualquier aspecto relacionado con el ser humano puede ser objeto de un ensayo), de extensión, en las formas de publicación (libro, artículo, colección), en el tono (objetivo, crítico, humorístico), en las formas discursivas (a la exposición y argumentación se le pueden sumar otras como la narración o incluso el diálogo) y en el enfoque (puede ser una reflexión profunda o una visión superficial del tema); carácter subjetivo, didáctico y, a veces, polémico; estructura abierta (no se pretende llegar a conclusiones definitivas); renuncia a la exhaustividad y a la validez universal y busca la sugerencia, abrir caminos, mostrar nuevas perspectivas y, sobre todo, provocar la reflexión del lector, que suele ser un público amplio, con interés por formarse y abierto a la reflexión. En lugar de rigor científico, el ensayo busca rigor intelectual y la precisión en el análisis de las ideas, no en la comprobación de los datos. La estructura interna también es libre y abierta. Por eso, a menudo es difícil percibir un principio organizador de carácter lógico (inducción, deducción...).

Por otra parte,  son innegables en la mayoría de los ensayos el afán de originalidad y el cuidado del lenguaje que lo convierten en un género literario. Ello se observa en la riqueza del léxico y en el uso de recursos retóricos para embellecer el texto y conmover al lector. El estilo, en cualquier caso, depende de las preferencias del autor, que pueden ir desde la frase sobria, elegante, clara y concisa, hasta la expresión recargada, hermética y con abundancia de figuras literarias.

El ensayista, en fin, es el espectador de su propio tiempo que comunica al lector sus opiniones sobre los hechos que observa. Así lo hicieron Feijoo, Jovellanos, Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Unamuno, Dámaso Alonso, Francisco Ayala, Julián Marías, Aranguren y tantos otros; así lo hacen hoy Fernando Savater o José Antonio Marina, por citar nombres conocidos.






[1] Siempre que se trate de un texto completo o recortado solo en ideas secundarias.
[2] Doctrina: sistema de ideas o principios que sus seguidores aceptan como base de la explicación de la realidad.

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