Para decidir si hay que utilizar coma cuando se repite una palabra, hay que diferenciar dos casos:
a) Cuando la repetición se debe a que nos van a explicar algo sobre esa misma palabra
En este primer caso es obligatoria la coma. Se trata de estructuras como esta:
(1) Genaro regaló a su hijo un tambor, tambor que acabó estrellado contra la pared.
La coma está ahí para marcar que lo que viene después de la primera aparición de tambor es una explicación sobre esta palabra. Si eliminamos lo que viene después de la coma, el sentido de la oración principal no se altera:
(2) Genaro regaló a su hijo un tambor.
No debemos sustituir la coma de ejemplos como (1) por un punto porque entonces destruimos la estructura oracional y desorientamos al lector.
b) Cuando la palabra se repite para insistir
Aquí ya la cosa cambia: no se utiliza coma. Esta es una forma típica del español para añadir énfasis a una palabra (3) o incluso para insistir en la autenticidad de algo frente a imitaciones o sucedáneos (4):
(3) Tu hijo es que es bruto bruto.
(4) Se ha comprado una chaqueta de cuero cuero.
O sea, en el primer caso, obligatoriamente con coma y en el segundo, obligatoriamente sin ella.
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