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miércoles, 18 de mayo de 2016

III Concurso de Microrrelatos del IES Matemático Puig Adam

Premios Primer Nivel

Pájaros y libertad
Cuando en la rama los pájaros empiezan a cantar, las sombras de la noche desaparecen y la vida se despierta. Es sinónimo de un día más de esperanza.
Y, cuando en la rama los pájaros dejan de cantar, vuelve la oscuridad. No se sabe si habrá otro día para los refugiados que pretenden encontrar el hogar que la guerra les ha destruido y que la Unión Europea corta de raíz sus alas hacia la libertad.

Alicia Suárez Zapata  - 1º ESO E

El monte oscuro
Cuando en la rama los pájaros empiezan a cantar, las flores se marchitan lentamente, hasta que el Sol se pone. Los insectos malhumorados se esconden y las lechuzas cantan sin cesar.
El cielo se oscurece, solo se oye el ulular de las lechuzas. Está negro, solo se ve por las luces de las luciérnagas.
La noche cesa hasta que en el este, el Sol amanece. Rápidamente el día rompe y pasa tranquilamente hasta el anochecer.

Ana Martín Gómez - 1º ESO C


Premios Segundo Nivel

Las princesas no lloran, o eso decían
El mayordomo me miró con asombro, como si dudase de mi juicio. Me contemplé en el espejo, rechazaba que una princesa como yo, Erisyuka, señora de onírica ciudadela, capaz fuese de ruborizarse ante semejante ente, Karoku. Sollozaban mis rosados luceros, entristecidos por aquel amor rehusado, destrozó mi corazón cual árbol tronchado por el viento. Seguidamente, volviéndome hacia mi sirviente, espeté unas palabras y abandonó la estancia.
Acomodándome en el diván, observé la expulsión del paraíso.

Lucía Sánchez Ramos - 4º ESO C

No siempre hay un final feliz
El mayordomo me miró asombrado, como si dudase de mi juicio. Azuzó el fuego para volver a renacer las llamas que cada vez tenían menos fuerza, igual que yo. Aquel secreto no podía salir de allí, cargué la pesada pistola, apunté a la única persona que llegó a comprenderme y a la que amé en secreto. Asintió con la cabeza y disparé y, al segundo, me disparé a mí mismo. Al caer dije las palabras que ansié tanto decir y más hacia otro hombre: “Te quiero”.

María Colino Parra - 3º ESO B



Premios Tercer Nivel


Un alma libre
        Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir y no voces cualesquiera. Antoñito grita libertad, pero no clama por su vida. Desde mi ventana evito oírlo, pero no puedo.
        Hoy la muerte no viste de negro, ni calza guadaña en mano; hoy viste de verde y se llevará al que solo puedo llamar hermano.
        Pronto llamarán a mi puerta para teñir con mi sangre el río. No os tengo miedo; yo soy Federico, un alma libre.

Sergio López Familiar -  1º Bachillerato 2


El fantasma del ayer
Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir. Lo creáis o no, anunciaban la mía propia. Todo fue muy repentino, estaba en una taberna, cerca de la casa de mi amada, después, mis ojos se cerraron, no sentí nada y ahora, estoy muerto. Tenía que ser hoy… justo hoy, cuando pensaba pedirle matrimonio… Maldita sea mi suerte, si se lo hubiese pedido ayer…, al menos ahora, tendría el consuelo de ser un muerto feliz.

José Manuel Díaz Dávila - 2º Bachillerato 2

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