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domingo, 11 de junio de 2017

Encuentro con Ana Alcolea por Gema Jiménez y Marta Mateo





El pasado 28 de marzo, el Matemático Puig Adam de Getafe tuvo la suerte de contar con la participación de la escritora Ana Alcolea en una charla con algunos de los alumnos del centro. La zaragozana acudió al instituto para charlar con los chicos de 2º y 3º de la ESO de dos de sus libros que los alumnos tenían como lectura obligada, El bosque de los árboles muertos y El medallón perdido. El amplio Salón de Actos fue el lugar escogido para esta interesante conversación entre Alcolea, ganadora de varios premios literarios, y los alumnos del Matemático.

Ana Alcolea es licenciada en Filología Hispánica y diplomada en Filología Inglesa y ha ejercido durante muchos años como profesora de Lengua y Literatura en secundaria. Desde el año 2001 ha publicado más de una docena de libros para un público infantil y juvenil que han convertido a esta escritora zaragozana en una de las más exitosas y conocidas entre los más jóvenes. Tanto es así que a finales del pasado año se le concedió el Premio Cervantes Chico como muestra de reconocimiento a su trayectoria profesional como escritora. “Es todo un honor y un orgullo que me entreguen un premio con el nombre del escritor más importante de nuestro país y, además, que lo hicieran en Alcalá de Henares, tierra natal de Cervantes y lugar donde viví durante una temporada”, comentó la escritora.

Aunque sus libros más reconocidos y su trayectoria se hayan centrado más en la literatura juvenil, Alcolea también ha escrito una novela para adultos, Bajo el león de San Marcos. Asegura no saber cuál es la gran diferencia entre ambos públicos, “quizá sea que con un público mayor los escritores podemos contar lo que nos dé la gana sin cortarnos, con los jóvenes tienes que medir más las palabras”. Aunque subraya que ni los libros ni la lectura deberían tener edad.

Lo primero que hizo Alcolea en la charla del Matemático fue invitar a los alumnos a una reflexión sobre la importancia que tiene la lectura a la hora de potenciar la imaginación. “Con las palabras de los libros somos capaces de crear de la nada”, afirmó. También añadió que aunque todos lean el mismo libro con las mismas palabras, cada persona tendrá una interpretación, unas sensaciones. “Siempre hago el mismo experimento: Romeo y Julieta. Cuento la misma historia de enemistad entre los Capuleto y los Montesco, pero cada uno se imagina a la joven Julieta de una forma: unos morena, rubia otros, unos con un vestido azul, y otros con uno rosa”. Alcolea asegura que cualquier imagen de Julieta es válida, “si todos imagináramos a la misma Julieta significaría que todos pensamos igual y que somos incapaces de pensar diferente, y eso sería horrible”.

Si algo tienen en común todos los libros de la escritora zaragozana es que siempre están ambientados en algún país extranjero, los viajes son el común denominador de todas sus historias. Escocia, Gabón, Italia, Noruega…  Son muchos los destinos escogidos por Alcolea para ambientar sus novelas. “Viajar significa conocer, abrirte a otros mundos, significa darte cuenta de las diferentes culturas”, asegura. Viaja a todos los lugares que plasma en el papel, aunque confiesa que Gabón, lugar elegido para la ambientación de El medallón perdido, es el único sitio en el que no ha estado, “no he viajado a esa parte de África, pero tengo familia que ha vivido allí y siempre he vivido muy intensamente las historias que me contaban”. Alcolea garantizó que describir los lugares es algo clave para que el lector se lo pueda imaginar bien, “yo no viajo con cámara de fotos, yo viajo con un cuaderno donde voy apuntando todo lo que veo”.

La escritora invitada deleitó a los alumnos durante casi dos horas con anécdotas sobre cómo escribió las novelas: todas las ideas que tuvo mientras las redactaba, los quebraderos de cabeza respecto a qué títulos ponerles, los lugares que visitó para coger ideas, etcétera. Todo esto, por supuesto, acompañado de las preguntas que formulaban los curiosos alumnos en el espacio reservado a las cuestiones.

Alcolea que compagina su profesión de escritora con las charlas que da por los institutos de España, dijo sentirse muy agradecida por poder llegar a tantos chicos y chicas. “Recibo muy buenas sensaciones durante estas visitas, creo que hacemos una labor muy buena acercando la lectura a los más jóvenes”. También admitió que es una alegría saber que sus libros sirven para la iniciación a la lectura, “creo en el trabajo que hago, si no, no lo haría”.

La primera toma de contacto fue con los chicos de segundo de la ESO, para hablar sobre El bosque de los árboles muertos, novela ambientada en los paisajes de Escocia, concretamente en las High Lands, tierras de misterios y leyendas. Poco a poco la autora fue desgranando los principales puntos de su libro, desde el porqué de la localización, hasta cómo fue escrito el libro.

Cuando Alcolea se fue de vacaciones a Escocia enseguida se enamoró de estos paisajes, y sintió la necesidad de escribir una novela que recogiese todas las leyendas que pueblan la zona, y en la que un fantasma tuviese un papel central. Sin embargo, no utilizó en ningún momento una cámara de fotos para retratar los lugares en los que quería inspirarse. Para una maestra de las palabras, una fotografía se queda corta para expresar los sentimientos y emociones que provoca un lugar.

La forma en la que Ana Alcolea escribió la novela es algo que tenía a todos los chicos intrigados, por lo que algunas de las preguntas giraron en torno a este tema. “¿Cuánto tardó en escribirla?”, preguntaba uno de los alumnos. “Tardé unos cinco o seis meses en escribirla, ya que lo hacía en tandas. Pero con disciplina y esfuerzo se pueden escribir novelas en un mes”. La realización de esquemas para la escritura de una novela no entra dentro de la forma de trabajar de esta escritora. “Prefiero irme sorprendiendo con los giros y demás de la novela, porque si no probablemente me aburriría”, comentó Alcolea.

El nombre elegido para el libro también generó bastante interés por parte de los alumnos. ¿Por qué El bosque de los árboles muertos? Cuando Ana Alcolea visitó Escocia se encontró con un bosque en el que los árboles habían sido arrancados, como si un tornado hubiese pasado por encima. Pero lo más curioso es que solo eran algunos los que se encontraban en este estado, como el tornado hubiese seleccionado solamente a algunos de ellos. Con un paisaje así es inevitable imaginar historias truculentas, y aunque la acción no ocurría tanto en el bosque, era el título más atrayente y por el que finalmente se decidió.

Para Alcolea es muy importante la introducción de elementos personales en sus novelas, y así lo hizo saber tras la pregunta de uno de los alumnos. El paraguas amarillo, igual al que tenía su madre, sirvió para introducir algo de calor en la crudeza del clima escocés, al igual que las fresas, rojas, cuyo color simboliza también el amor y la pasión.

Muchos de los pequeños lectores de esta novela se han quedado intrigados con el destino de los personajes de El bosque de los árboles muertos. “¿Tiene pensado hacer una segunda parte?”, preguntó uno de los alumnos. Sin embargo, para decepción de los presentes, tal actividad no se encuentra dentro de los planes de la autora.

Tras un pequeño descanso en el que Alcolea aprovechó para firmar los ejemplares de los alumnos de segundo de la ESO, llegó el turno de El medallón perdido, lectura realizada por los estudiantes de tercero del Matemático.

Esta novela puede considerarse como una de las más personales de la autora, ya que se inspira en la vida de su tío, fallecido en un accidente de avioneta en Gabón; surge como una necesidad de mantenerlo vivo mediante la palabra. Para ello, utiliza las historias que le contaron sus primos para elaborar una trama que acaba enganchando a todo aquel que lee la novela, y que ayuda a crear una visión diferente del mundo, en el que por mucho que ocurran desgracias siempre somos capaces de crear algo positivo. Al ser la primera novela que escribió, quiso plasmar su esencia en ella por si no volvía a escribir nunca más. “Siempre crees que has escrito el mejor libro del mundo”.

En este libro quiso retratar el crecimiento no solo físico, si no también mental, del personaje principal, Benjamín, que podría estar muy relacionado con la figura de la autora, o de sus propios primos, que al igual que el protagonista han perdido a un padre, y tienen que pasar por ese proceso de duelo que les hace crecer, avanzar.

Se trata de una novela cargada de simbología y de referencias sobre la cultura de Gabón, incluyendo referencias a rituales como el Bwiti, que transportan al lector y le hacen sentir como si realmente se encontrase en ese lugar.

A diferencia de la primera charla, los alumnos de tercero se mostraron más cohibidos a la hora de preguntar a la autora, pero eso no impidió una pequeña charla que sirvió para resolver las dudas de los alumnos acerca de ciertos puntos del libro, como los nombres de los personajes, que reflejan también la simbología que caracteriza la literatura de Ana Alcolea.