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domingo, 17 de octubre de 2010

Don Juan Tenorio - José Zorrilla (Comentario de Texto)

PAUTAS PARA EL COMENTARIO

  1. Aunque suele ser muy conocido, de nuevo puede ser muy conveniente informarse sobre el argumento de la obra. Investiga más allá del libro de texto.
  2. Como en la mayor parte de los dramas románticos, las escenas últimas del Tenorio acumulan una gran cantidad de elementos melodramáticos y efectistas que tienen como finalidad conmover y asombrar al espectador. Señala los que en este caso utiliza Zorrilla. Entre ellos, tiene una importancia especial el de la contemplación de su propio entierro por parte del protagonista, motivo literario que ya aparece en  otras obras del propio Zorrilla. Investiga cuál. Compárense ambos pasajes. ¿Cuál de ellos tiene mayor eficacia dramática?
  3. Si lo comparamos con el texto de Don Álvaro , el protagonista don Álvaro asume finalemente su condición de transgresor y se suicida en un último y definitivo acto de libertad. El final de don Juan Tenorio, en cambio, es muy diferente. Comenta cómo y por qué se produce la redención del personaje y qué relación tiene con la ideología del autor y con su intención literaria.
  4. Compara el final de Don Juan Tenorio con el final de El burlador de Sevilla de Tirso de Molina.



Escena II



DON JUAN, la ESTATUA de DON GONZALO, las SOMBRAS


ESTATUA. Aquí me tienes, don Juan,


y he aquí que vienen conmigo


los que tu eterno castigo


De Dios reclamando están.


JUAN: ¡Jesús!


ESTATUA. ¿Y de qué te alteras,


si nada hay que a ti te asombre,


y para hacerte eres hombre


plato con sus calaveras?


JUAN: ¡Ay de mí!


ESTATUA. Qué, ¿el corazón


te desmaya?


JUAN: No lo sé;


concibo que me engañé;


no son sueños..., ¡ellos son!


(Mirando a los espectros.)


Pavor jamás conocido


el alma fiera me asalta,


y aunque el valor no me falta,


me va faltando el sentido.


ESTATUA. Eso es, don Juan, que se va


concluyendo tu existencia,


y el plazo de tu sentencia


está cumpliéndose ya.


JUAN: ¡Qué dices!


ESTATUA. Lo que hace poco


que doña Inés te avisó,


lo que te he avisado yo,


y lo que olvidaste loco.


Mas el festín que me has dado


debo volverte, y así


llega, don Juan, que yo aquí


cubierto te he preparado.


JUAN: ¿Y qué es lo que ahí me das?


ESTATUA. Aquí fuego, allí ceniza.


JUAN: El cabello se me eriza.


ESTATUA. Te doy lo que tú serás.


JUAN: ¡Fuego y ceniza he de ser!


ESTATUA. Cual los que ves en redor


en eso para el valor,


la juventud y el poder.


JUAN: Ceniza, bien; ¡pero fuego!


ESTATUA. El de la ira omnipotente,


do arderás eternamente


por tu desenfreno ciego.


JUAN: ¿Conque hay otra vida más


y otro mundo que el de aquí?


¿Conque es verdad, ¡ay de mí!,


lo que no creí jamás?


¡Fatal verdad que me hiela


la sangre en el corazón!


Verdad que mi perdición


solamente me revela.


¿Y ese reló?


ESTATUA. Es la medida


de tu tiempo.


JUAN: ¡Expira ya!


ESTATUA. Sí; en cada grano se va


un instante de tu vida.


JUAN: ¿Y esos me quedan no más?


ESTATUA. Sí.


JUAN: ¡Injusto Dios! Tu poder


me haces ahora conocer,


cuando tiempo no me das


de arrepentirme.


ESTATUA. Don Juan,


un punto de contrición


da a un alma la salvación


y ese punto aún te le dan.


JUAN: ¡Imposible! ¡En un momento


borrar treinta años malditos


de crímenes y delitos!


ESTATUA. Aprovéchale con tiento,


(Tocan a muerto.)


porque el plazo va a expirar,


y las campana doblando


por ti están, y están cavando


la fosa en que te han de echar.


(Se oye a lo lejos el oficio de difuntos.)


JUAN: ¿Conque por mí doblan?


ESTATUA. Sí.


JUAN: ¿Y esos cantos funerales?


ESTATUA. Los salmos penitenciales,


que están cantando por ti.


(Se ve pasar por la izquierda luz de hachones, y rezan dentro.)


JUAN: ¿Y aquel entierro que pasa?


ESTATUA. Es el tuyo.


JUAN: ¡Muerto yo!


ESTATUA. El capitán te mató


a la puerta de tu casa.


JUAN: Tarde la luz de la fe


penetra en mi corazón,


pues crímenes mi razón


a su luz tan sólo ve.


Los ve... con horrible afán


porque al ver su multitud


ve a Dios en la plenitud


de su ira contra don Juan.


¡Ah! Por doquiera que fui


la razón atropellé,


la virtud escarnecí


y a la justicia burlé,


y emponzoñé cuanto vi.


Yo a las cabañas bajé


y a los palacios subí,


y los claustros escalé;


y pues tal mi vida fue,


no, no hay perdón para mí.


¡Mas ahí estáis todavía


(A los fantasmas.)


con quietud tan pertinaz!


Dejadme morir en paz


a solas con mi agonía.


Mas con esta horrenda calma,


¿qué me auguráis, sombras


fieras?


¿Qué esperan de mí?


(A la estatua de DON GONZALO)


ESTATUA. Que mueras


para llevarse tu alma.


Y adiós, don Juan; ya tu vida


toca a su fin, y pues vano


todo fue, dame la mano


en señal de despedida.


JUAN: ¿Muéstrasme ahora amistad?


ESTATUA. Sí: que injusto fui contigo,


y Dios me manda tu amigo


volver a la eternidad.


JUAN: Toma, pues.


ESTATUA. Ahora, don Juan,


pues desperdicias también


el momento que te dan,


conmigo al infierno ven.


JUAN: ¡Aparta, piedra fingida!


Suelta, suéltame esa mano,


que aún queda el último grano


en el reloj de mi vida.


Suéltala, que si es verdad


que un punto de contrición


da a un alma la salvación


de toda una eternidad,


yo, Santo Dios, creo en Ti:


si es mi maldad inaudita,


tu piedad es infinita...


¡Señor, ten piedad de mí!


ESTATUA. Ya es tarde.


(DON JUAN se hinca de rodillas, tendiendo al cielo la mano que le deja libre la estatua. Las sombras, esqueletos, etc., van a abalanzarse sobre él, en cuyo momento se abre la tumba de DOÑA INÉS y aparece ésta. DOÑA INÉS toma la mano que DON JUAN tiende al cielo.)






Escena III


DON JUAN, LA ESTATUA DE DON GONZALO DOÑA INÉS, SOMBRAS, etc.


INÉS: ¡No! Heme ya aquí,


don Juan mi mano asegura


esta mano que a la altura


tendió tu contrito afán,


y Dios perdona a don Juan


al pie de la sepultura.


JUAN: ¡Dios clemente! ¡Doña Inés!


INÉS: Fantasmas, desvaneceos:


su fe nos salva..., volveos


a vuestros sepulcros, pues.


La voluntad de Dios es


de mi alma con la amargura


purifiqué su alma impura,


y Dios concedió a mi afán


la salvación de don Juan


al pie de la sepultura.


JUAN: ¡Inés de mi corazón!


INÉS: Yo mi alma he dado por ti,


y Dios te otorga por mí


tu dudosa salvación.


Misterio es que en


comprensión


no cabe de criatura:


y sólo en vida más pura


los justos comprenderán


que el amor salvó a don Juan


al pie de la sepultura.


Cesad , cantos funerales


(Cesa la música y salmodia.)


callad, mortuorias campanas


(Dejan de tocar a muerto.)


ocupad, sombras livianas,


vuestras urnas sepulcrales


(Vuelven los esqueletos a sus tumbas, que se cierran.)


volved a los pedestales,


animadas esculturas;


(Vuelven las estatuas a sus lugares.)


y las celestes venturas


en que los justos están,


empiecen para don Juan


en las mismas sepulturas.


(Las flores se abren y dan paso a varios angelitos que rodean a DOÑA INÉS y a DON JUAN, derramando sobre ellos flores y perfumes, y al son de una música dulce y lejana, se ilumina el teatro con luz de aurora. DOÑA INÉS cae sobre un lecho de flores, que quedará a la vista en lugar de su tumba, que desaparece.)


Escena última


DOÑA INÉS, DON JUAN, LOS ÁNGELES


JUAN: ¡Clemente Dios, gloria a Ti!


Mañana a los sevillanos


aterrará el creer que a manos


de mis víctimas caí.


Mas es justo: quede aquí


al universo notorio


que, pues me abre el


purgatorio


un punto de penitencia,


es el Dios de la clemencia


el Dios de Don Juan Tenorio.


(Cae DON JUAN a los pies de DOÑA INÉS, y mueren ambos. De sus bocas salen sus almas representadas en dos brillantes llamas, que se pierden en el espacio al son de la música. Cae el telón.)

1 comentario:

  1. Muy bueno.
    A parte de servirme de ayuda, me ha gustado mucho.
    Gracias!
    =)

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