Páginas

domingo, 6 de mayo de 2012

Esas frases típicas de madre...


Amaya Ascunce las recopila en Cómo ser una drama mamá
La escritora Amaya Ascunce. | Foto: Javi Martínez
La escritora Amaya Ascunce. | Foto: Javi Martínez

  • ¿Quién no se ha planteado si debía esperar las dos horas de digestión?
  • Un libro recopila y rebate 101 frases repetidas hasta la saciedad por las madres
  • La obsesión por el frío y la velocidad, algunas de las constantes

Elena Mengual | Madrid - El Mundo

Este domingo millones de personas se reunirán con sus progenitoras para celebrar el Día de la Madre. Citas que, ineludiblemente, terminarán de la misma manera. "Abrígate, que hace frío"; "Tápate la barriga que te vas a enfriar. Qué manía con esos pantalones que dejan el tanga al aire": "Eso que llevas, ¿es un vestido o una camiseta?"; "A ver si te cortas el pelo, que lo llevas siempre en los ojos"; y, por supuesto: "Ten cuidado". ¿De qué? Así, en general. De todo.

Abrumar con consejos a los hijos, y, sobre todo, a las hijas, parece connatural a la maternidad. Y además, demuestra la efectividad de una de las máximas de la propaganda: un mensaje muchas veces repetido al final termina por calar. Y hondo. Porque, ¿quién no se ha planteado si podía bañarse o debía esperar las dos horas de digestión?.

"Por si acaso hija, por si acaso" o "Bébete el zumo antes de que se le vayan las vitaminas" son algunas de esas frases grabadas a fuego en la materia gris. Y detonantes de discusiones típicas de adolescente, con la salvedad de que ninguno de los protagonistas cumple ya los 30. Ni los 40 ni los 50 muchas veces. Porque para una 'drama mamá', término acuñado por la periodista Amaya Ascunce, sus hijos siempre serán bebés, aunque peinen canas, hayan recorrido medio globo terráqueo, tengan descendencia propia o un sillón en la RAE.
[foto de la noticia]
Ascunce ha recopilado esos consejos (101 en concreto) en Cómo no ser una drama mamá (Planeta), un relato irónico que empezó como blog y, visto su éxito, ha decidido llevar al papel. En él, además de esas frases 'de madre', se puede encontrar la opinión de Javier Urra y Rocío Ramos-Paúl -"que aportan algo de racionalidad a la historia"-, así como la de lectores anónimos. Porque con esta experiencia, Ascunce descubrió que no era la única 'drama hija', después de que lectores como Queta le confesaran que desinfectaba la casa antes de que la visitara su madre.

La autora analiza con humor esas frases, su contexto, consecuencias y excepciones. Y aunque su ausencia de carácter científico queda más que patente -ha consultado incluso al servicio pediátrico del Hospital Niño Jesús-, reconoce su efectividad: "Tengo una vida llena de 'por si acasos' y 'planes B'".

Pregunta.- ¿Qué es una drama-mamá? ¿No es una mamá a secas? ¿No es el 'drama' connatural a la madre?

Es una mamá normal pero que te aterroriza de más por si acaso piensas en no obedecerla. Ante la duda, ella te repite las cosas 20.000 veces y le añade este componente de miedo. Una madre normal te diría: "No te tragues chicles, que es malo para la tripa". Una 'drama mamá' te dice que si lo haces se te pegarán las tripas, de modo que tú te vas a la cama aterrorizada pensando si podrás vivir con los intestinos pegados. A la 'drama mamá' le pierden las formas

P.-¿Y por qué decidió desahogarse en un blog?

Un día me llamó mi madre por teléfono, y antes de colgar me dijo que apagara los fuegos antes de salir de casa. Me lo repite tantas veces, es tan absurdo... Como si fuera una pirómana. ¡Si yo nunca he quemado ninguna casa! Entonces me pregunté: "¿Cuántas de estas cosas que tanto me pesan como hija me ha dicho y por qué me las dice?" Me puse a apuntar, y en un momento me salieron más de cien. Primero pensé en un libro. Pero por falta de tiempo opté por un blog. Me parecía interesante que la gente me pudiera comentar las cosas.

P.- Y gracias a esos lectores descubrió que el mundo estaba lleno de 'drama madres'

Me hizo mucha gracia que cosas que yo pensaba que sólo las decía de mi madre, o se decían en mi pueblo, resulta que también se dicen en Argentina o Colombia. De repente descubrí que somos muchos los que hemos ido disfrazados de basura al colegio [ese disfraz tan socorrido consistente en una bolsa de basura con agujeros]. He incluido algunas de sus historias porque sus madres eran incluso peores que la mía.

P.- De modo que lo que empezó como una catarsis terminó siendo una terapia de grupo

Cuando todo empezó, yo estaba enfadada con mi madre porque estaba especialmente pesada diciéndome lo que tenía que hacer y cómo enfocar mi vida. Necesitaba soltar lastre. Y al final, se me ha dado la vuelta. Incluso le he cogido cariño a esa actitud. Antes me enfadaba mucho cuando me decía que me retirara el pelo de la cara -como me ha dicho estos días cada vez que voy a una entrevista-, porque no me parecía algo importante y siempre estábamos discutiendo por esa tontería. Ahora me hace gracia saber que hay tantas madres que siguen siendo tan pesadas con sus hijas, e incluso me ha reconciliado con esa parte que a ella le lleva a intentar seguir educándome.

P.- ¿Es inevitable que uno se sorprenda a sí mismo profiriendo esa frase materna que tanto odiaba?

Algunas son inevitables. Ahora, yo espero no decirle nunca a mi hijo eso de que "el negro del plátano está buenísimo", porque no lo está. Pero es verdad que tengo mi vida llena de "por si acasos", porque mi madre se ha preocupado de inculcarme eso.

P.- ¿Cuál es la máxima más universal?

¡Fíjate que yo pensaba que "Esto ya pasa de castaño oscuro" era una frase de mi madre! Todas son universales: la del chicle y las tripas, la de "¿Te crees que soy la dueña del Banco de España?" en sus diferentes versiones (la dueña de Telefónica, la dueña de Iberduero, piensas que tengo acciones en Fenosa...)

P.- ¿Y cuál le ha calado hondo?

La que más hondo me ha calado es una idea que ella verbaliza a través de muchos consejos, como "hasta que no se rompe no se compra otro" o "lo negro del plátano está bueno". Es una forma de inculcarme que hay que valorar las cosas. Es difícil ser caprichoso si no te conceden caprichos de pequeño; tu tolerancia a la frustración es mayor. Y no me parece mala idea. El problema, como decía antes, son las formas de la 'drama madre'. No pasa nada porque una vez te disfracen de princesa. Una vez. No es necesario con cuatro años ser la niña más fea del carnaval, disfrazada de vieja chocha con unas gafas y unos dientes horribles.

P.- ¿Y por qué esas madres, cuando se convierten en abuelas, olvidan todos sus consejos y son las más consentidoras del mundo?

Supongo que ya no tienen la responsabilidad y el miedo lo enfocan hacia ti, no hacia tus hijos. Porque ser 'drama mamá' en realidad tiene que ver con el miedo: que cojas frío, que te caigas, que te pase algo, que sufras, en definitiva.

P.- En el libro analiza racionalmente algunas de esas máximas, consultando hasta a pediatras

Hablar sobre la maternidad es muy arriesgado, la gente se lo toma muy en serio. En el blog me pusieron cosas muy duras. Me escribió un psicoanalista diciendo que tenía que ir a terapia, que difícilmente podía superar la madre que tenía simplemente escribiéndolo en un blog... Me pareció necesario poner un poco de cordura a algunas partes. Por ejemplo, cuando publiqué un 'post' diciendo que no es necesario guardar dos horas de digestión, me escribió mucha gente indignada, aludiendo a muertes de niños. Me pareció importante explicar que la causa del corte de digestión era el cambio drástico de temperatura.

P.- ¿Por qué 101 frases exactamente?

En mi casa se dice: "A la 101 se rompe". Me lo decían cuando jugaba a golpear algo con una cuchara, o pulsaba el interruptor de la luz. En algún momento tenía que parar.

ESAS FRASES DE MADRE

No te asomes a las ventanas (…) Esta frase solo debe utilizarse "en caso de tornado, huracán, tsunami, plaga de langostas y juicio final".

Si te duermes con el pelo mojado, te puede dar un aire. Ascunce asegura tener "terror a los aires, aunque sin certeza de qué narices son".

Cierra la puerta al salir de casa. "Las puertas de las casas solo se abren para entrar y para salir, el resto del tiempo están cerradas". En algún caso, además de la puerta, "¡había que apagar el gas!".

Cuando seas madre, comerás huevos. "¿Cómo puede uno desarrollarse como ser humano sin haber pasado por esa frasecita? ¡Forma parte de la existencia!". Retírate el pelo de la cara. "Aunque tengas 33 años, las madres lo son toda la vida y con eso se ganan el derecho a decirte todo los que les parezca (…) ¡durante toda la vida!".

Los interruptores de la luz también se limpian. "Sufro cuando mi madre va a venir a mi casa por si hay algún objeto en el que yo jamás haya reparado". Llega una edad, nena, en la que tienes que elegir entre culo o cara. "Me hizo sentirme vieja con 17 años".

Por si acaso, nena, por si acaso. "Tengo una vida llena de por si acasos y planes B (…) Va a ser difícil no usar este consejo".

Como tenga que ir yo... "Me gusta este consejo. Es más, estoy deseando tener hijos para decirlo".

Si te bebes la leche de alguien, qué menos que tener un detalle. "Una gran metáfora". Otra versión dice que "Es de bien nacidos ser agradecidos".

Si te tragas un chicle, se te van a pegar las tripas. "¡¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHHH!!!!!!! (…) ¿Por qué dejan al alcance de los niños un objeto tan dañino?".

Échate un novio pudiente, creyente y sin pendiente. "La nena ha oído y se queda ojiplática".

Tómate el zumo rápido que se le van las vitaminas. "Tomarme un zumo de naranja me provoca estrés. Tengo la sensación de que me estoy perdiendo lo mejor".

Algo habrás hecho tú. "Mamá, me han castigado en el colegio porque dicen que he copiado, y yo no era". "Algo habrás hecho tú (…)" Cada vez que pasa algo en 20 kilómetros a la redonda, me pregunto ¿habré sido yo?.

Si no te lo comes para cenar, pues para desayunar. "Quitando mi desorden horario, como de todo. Bueno, casi, casi". Como sigas llorando, te voy a dar una razón para que llores de verdad. "No lloro. Casi nada. Y cuando lloro, lo hago con rabia (…) Tengo que aprender a llorar como la gente normal, sin remordimientos".

Los cromos que te regalan en la puerta del cole llevan droga. "¡Mamá, era marketing, marketing!".

Nunca compres solo dos patatas, eso es de gente triste. "Lo he superado. Eso sí, por el camino he tirado cantidades ingentes de comida podrida, sobre todo patatas·. No hables bajito, la gente que habla bajito tiene miedo al qué dirán. "No lo entiendo. Hablar alto, que para mi madre también significa claro, es una virtud".

Nena, ponte recta, si andas encogida te va a salir chepa. "Si ve que mis futuros hijos no van rectos, les apuntaré a ballet, natación o les llevaré al médico".

Si eres mayor para trasnochar, también para madrugar. "Uf. Algo de razón tenía".

¡Ni chocolate ni chocolata!

Esto me duele más a mí que a ti. "Vamos mamá, un poquito de seriedad: no te dolía nada de nada, ni siquiera un poquito".

Y si Martita se tira por la ventana… "Pues yo detrás, mamá, porque soy un ser sin personalidad (…) Esta frase me ponía, y me pone, de los nervios".

Quien tiende bien, plancha la mitad. "Lo tengo que reconocer: mi madre tiene razón. Un gran consejo. Estupendo. Pura sabiduría de madre". Como te caigas, vas a cobrar. "Dicho y hecho (…) Es un superpoder de madres" ¿Crees que soy la dueña del Banco de España? "Pues sí, mamá".

Bah, esos pelos se ponen rubios con el sol y ni se ven. "Me pasaba el rato en el agua para que nadie me viera".

Abrígate que viene un frente. "Incluso ahora que vivo lejos de mi madre, me llama y me informa".

1 comentario: