El verbo atentar va seguido de la preposición contra y no de la preposición a.
Sin embargo es habitual encontrar frases como «El acusado insiste en que llamarlos monopolistas no es atentar a su honor» o «El jefe del gobierno de Buenos Aires señaló que la decisión de la presidenta atenta a los intereses argentinos».
En estos casos lo apropiado hubiera sido emplear la preposición contra: «... atentar contra su honor», «... la decisión de la presidenta atenta contra los intereses argentinos».
Resulta igualmente inadecuado omitir la preposición contra: «El proyecto sometido a consulta no debe atentar los derechos fundamentales del sujeto»; mejor: «... no debe atentar contra los derechos fundamentales».
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