viernes, 4 de agosto de 2017

"A ESA PERSONA QUE JUGUETEA CON SU MÓVIL" por Joël Dicker (El País)

El autor propone robarle unos pocos minutos diarios al teléfono para dedicárselos a un libro. Vaticina que, en una semana, no podrá dejarlo.



DOMINGO 30 DE JULIO DE 2017 Por Joel_Dicker

Dicker en Lenliblog

QUERIDO AMIGO:

No te conozco personalmente, pero permíteme que me dirija a ti de esta forma.

Te veo con frecuencia cuando subo al autobús, cerca de mi casa.

Te escribo a ti, pero podría escribir a todos esos con los que me cruzo en el tren, los aviones, los bancos de las estaciones y los aeropuertos, la sala de espera del dentista.

Te escribo a ti como representante de todos los que ya no leen nunca en los transportes públicos.

Te escribo a ti como representante de todos los que viajan en autobús o en metro cada mañana, los que hacen vuelos transatlánticos, los que protestan porque el dentista va retrasado y no llevan en el bolso, en el bolsillo ni bajo el brazo un libro que les haga compañía.

Hoy, en el bolso y en el bolsillo, llevamos otro compañero al que abrazamos, tocamos y acariciamos más que a nuestra pareja: el teléfono móvil. Nos hace compañía, nos reconforta, va con nosotros a todas partes, desde la cama hasta el cuarto de baño. El invento es genial: un simple aparatito que nos conecta con el mundo entero. Podemos seguir las aventuras de un astronauta en la estación espacial internacional, asistir por Internet a una clase de la universidad e incluso ver un partido de fútbol. Pero, sobre todo, podemos entrar en Facebook e Instagram, espiar la vida de personas a las que ni siquiera conocemos y perder un tiempo valioso.

A TI, AMIGO MÍO DEL AUTOBÚS, TE HAGO ESTA PREGUNTA: ¿CUÁNTAS VECES AL DÍA HACES EL MISMO GESTO CON TU TELÉFONO PARA LEER LAS INFORMACIONES QUE TE HAN LLEGADO?

A ti, amigo mío del autobús, te hago esta pregunta: ¿Cuántas veces al día haces el mismo gesto con tu teléfono para leer las informaciones que te han llegado? ¿5, 10, 15 veces? ¿Cuántas veces miras la previsión del tiempo, que ya conoces, y las fotos que ya has visto antes en Facebook o Instagram? ¿Cuántas veces abres tu aplicación de noticias (siempre la misma) para comprobar que no han cambiado desde hace cinco minutos?

A ti, amigo mío del autobús, te propongo un pequeño juego: mañana, durante la rutina obsesiva del teléfono móvil, cronometra el tiempo que dedicas a releer las mismas informaciones. Verás que Facebook, Instagram y la previsión del tiempo te roban decenas de minutos cada día.

Cuando tengas claro el número de minutos, acepta este trato: durante una semana, llévate un libro al autobús, al metro, al dentista, y dedica ese mismo tiempo a leerlo.

Te apuesto lo que quieras a que, al final de la semana, habrás descubierto el placer de la lectura diaria, la de los instantes robados, la que te da ganas de saltarte la parada de metro y de que el dentista se retrase. Esa lectura que engrandece la vida, acaba con el aburrimiento y te lleva a otro mundo.

Amigo mío del autobús, te pido que difundas este mensaje: en el autobús y en el metro, en los aviones y los trenes, dejad el móvil en el bolsillo, ya tendréis tiempo de consultarlo después. Convertid esos trayectos en vuestro propio viaje a través del mundo de los libros. Díselo a quienes no están aún convencidos: cronometrad el tiempo que perdéis con el móvil y usadlo para leer un poco todos los días. Durante una semana, nada más. Estoy seguro de que os aficionaréis.

Joël Dicker

Biografía de Joël Dicker

Escritor suizo, Joël Dicker estudió Drama en París, pero volvió a Suiza donde estudió Derecho en la Universidad de Ginebra. Dicker ha desarrollado su carrera en lengua francesa, siendo ganador de premios como el Goncourt des Lycéens, el Lire o el Grand Prix de la Academia Francesa

Dicker se dio a conocer al ganar el Prix des Ecrivains Genevois, un premio destinado a destacar manuscritos sin publicar. Tras este éxito, su primera novela, Los últimos días de nuestros padres, fue publicada en Francia. Pocos meses después se publicó también La verdad sobre el caso Harry Quebert, que se convirtió en todo un fenómeno de ventas a nivel internacional. 

Su obra ha sido traducida a más de treinta idiomas y con La verdad sobre el caso Harry Quebert inició su andadura en el mercado en castellano. (http://www.lecturalia.com/autor/17413/joel-dicker)

Otros enlaces de interés

martes, 1 de agosto de 2017

LA PLAYLIST DE JAZZ DE HARUKI MURAKAMI por Juan Pablo Camilo


La relación de Haruki Murakami con el jazz es estrecha, algo que podemos comprobar en esta playlist.
Haruki Murakami jazz musica

“Silence, I discover, is something you can actually hear.”   Haruki Murakami “Kafka on the Shore”

Quienes hayan leído a Haruki Murakami conocen que la música es un elemento imprescindible en la narrativa del japonés. Un elemento tomado familiarmente, como muchos de nosotros escuchamos música: al hilo de nuestras tareas cotidianas, mientras trabajamos o mientras cocinamos, mientras caminamos por la calle o hacemos ejercicio. La música como una compañía en un sentido casi presencial: algo que está ahí y que da un acento especial al instante, que lo vuelve más alegre, que lo melancoliza o quizá otorga cierta épica a un hecho aparentemente rutinario o trivial. Así, por ejemplo, en el primer párrafo de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, probablemente su novela más ambiciosa:
Cuando sonó el teléfono, estaba en la cocina con una olla de espaguetis al fuego. Iba silbando la obertura de La gazza ladra, de Rossini, al compás de la radio, una emisión en FM. Una música idónea para cocer la pasta.

Haruki Murakami jazz musica 3
Siendo joven, Haruki Murakami pinchaba discos y ponía copas en su club de jazz de Tokio, el Peter Cat. Por la noche, tras cerrar el club, se quedaba escrubiendo en la mesa de la cocina hasta que salía el sol. Le encanta la música de todo tipo, jazz, clásica, folk, rock, y tiene más de seis mil discos en casa.

Si el éxito editorial de Murakami puede explicarse por el hecho de que, desde cierta perspectiva, sus personajes parecen ser cualquiera de nosotros en situaciones en las quizá podríamos estar (una hipótesis que tal vez merezca ampliarse), la manera en la que el escritor usa la música dentro de sus obras sería expresión de ese recurso.
Que Murakami sea, como muchos de nosotros, un amateur antes que un experto en asuntos musicales, explica por ejemplo que, como muchos de nosotros, tanto en su narrativa como en la vida diaria pueda brincar del jazz al rock de los '80 y de ahí a la música clásica. Como en el fragmento citado, sus personajes lo mismo pueden estar escuchando a Michael Jackson que recordar una ópera o de pronto tararear algo de Bruce Springsteen. Y quizá también por ese afecto cultivado Murakami lleva la música a su narrativa en un intento de compartirla, acaso el impulso inevitable que se siente y se pone en práctica con todo aquello que se ama.
Ahora bien, el pretexto para todo esto es un post publicado recientemente en Open Culture a propósito de la relación entre Murakami y el jazz. Según dijo en una entrevista con The Paris Review en 2004, Murakami escucha jazz desde que tenía 13 o 14 años; entre los 23 y los 30 administró un bar de jazz en Tokio y a lo largo de su carrera ha encontrado varias similitudes entre este género y la escritura narrativa. La relación, entonces, es notablemente estrecha, motivo suficiente para evidenciarla en una playlist de Youtube con algunas de las pistas favoritas del autor.


El elemento en común de estos 23 tracks es Portratit in Jazz 2 —libro publicado en japonés en 2001, compañero de Portratit in Jazz (Shiachosha, 1997), ambos inéditos en otros idiomas—, en donde Murakami habla sobre el lugar que el jazz ha tenido en su vida pero, sobre todo, en el descubrimiento y desarrollo de su talento literario.
Con el jazz, Murakami encontró que la literatura también puede surgir de la combinación de “un buen ritmo natural, constante”, una melodía, la armonía y, claro, la improvisación libre. Elementos que, sin duda, hacen un poco más atractivo casi cualquier elemento de este mundo.

Por Juan Pablo Carrillo para pijamasurf

Gonzalo Moure, Premio Cervantes Chico de Literatura Infantil y Juvenil 2017

  • El Premio Cervantes Chico otorga un reconocimiento público al escritor galardonado, a la vez que difunde y fomenta su obra entre la población infantil y juvenil

Logo del Premio Cervantes Chico
Reunido el jurado el pasado 12 de julio de 2017, acordó otorgar el Premio Cervantes Chico de Literatura Infantil y Juvenil en su XXI edición a Gonzalo Moure Trénor, "por la extraordinaria calidad literaria del conjunto de su obra y por su amplia y brillante trayectoria profesional".
Asimismo, el jurado ha valorado "su variada capacidad creadora en la temática de sus escritos y su importante labor de fomento de la lectura, lo que posibilita una fuerte conexión y cercanía con los lectores más jóvenes. Además, su empeño por llevar la cultura, los libros y la lectura allá donde no hay posibilidad, acredita su compromiso social con los más desfavorecidos".
Gonzalo Moure (Valencia, 1951) es periodista de formación, carrera que abandonó en 1989 para dedicarse a escribir libros para niños y jóvenes. Destacan en él dos grandes facetas: la literaria, con una prestigiosa carrera en el mundo de la literatura juvenil e infantil; y la solidaria, con su implicación en proyectos humanitarios.
Además de escribir, Gonzalo Moure imparte charlas en bibliotecas, clubes de lectura, colegios e institutos, y ha participado en diversos congresos de Literatura Infantil y Juvenil, tanto en España como fuera de ella. Sus obras tienen en cuenta problemas sociales como el analfabetismo, la discriminación o la exclusión social, además de fijarse en la relación entre padres e hijos.
Ha recibido múltiples premios, como el Premio de Literatura Infantil Barco de Vapor 1995, por Lili y la libertad; el Premio Literario de Jaén de Novela Juvenil (1993 y 1999), por ¡A la mierda la bicicleta! y El bostezo del puma; el Premio Ala Delta 2001, por Maíto Paduro; el Premio Gran Angular de Literatura Infantil y Juvenil 2003, por El síndrome de Mozart; el Premio de literatura Infantil y Juvenil de Anaya y Premio Ámbito Cultural 2006, por Un bosque de hoja caduca; el Premio de la Crítica de Asturias de literatura infantil y juvenil en castellano 2006, por Yo, que maté de melancolía al pirata Francis Drake; y el Premio a la Creación Literaria de la Feria del Libro, la Lectura y las Industrias Culturales de Castilla la Mancha en 2012.
Cada año, el Ayuntamiento de Alcalá de Henares concede el Premio Cervantes Chico a un escritor o escritora de lengua castellana cuya trayectoria creadora haya destacado en el campo de la literatura infantil y juvenil. El jurado lo componen miembros del Ayuntamiento, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Comunidad de Madrid, Universidad de Alcalá y especialistas en literatura infantil y juvenil.

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