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sábado, 5 de mayo de 2012

“Los libros me han salvado la vida en varias ocasiones”


DESAYUNO CON... PEPA FERRANDO

Apasionada por la literatura, acaba de abrir en Dénia una librería para títulos escogidos

MAURICIO VICENT Dénia 2 MAY 2012 - 22:40 . El País

Archivado en: Dénia Librerías Libreros Provincia Alicante Industria cultural Comunidad Valenciana España Cultura

Pepa Ferrando ha abierto
 en Dénia una librería
para títulos escogidos.
 / L. FARAIG

En estos tiempos que corren, cuando rebelarse contra la crisis y abrir un negocio nuevo puede considerarse un acto heroico, más si se trata de una pequeña librería en un país donde la gente lee poco y la industria del libro es exprimida como un limón en las grandes superficies, lo que acaba de hacer Pepa Ferrando en Dénia tiene mucho mérito. Por tercera vez en su vida, a contracorriente y sin reparar en el pesimismo general ni en augurios paralizantes, esta mujer mediterránea ha sacado fuerzas de sí misma y de su pasado más sufrido para abrir una librería de toda la vida, pequeña y cuidada hasta el último anaquel y el último recoveco, con volúmenes elegidos por razones muy pensadas. Ambra es una realidad desde Semana Santa, y lo es por una cuestión de “elemental coherencia”. “A mí los libros me han salvado la vida en varias ocasiones”, asegura con una sonrisa nada más encontrarnos.

Desayunamos dos cocas de tomate y berenjena en el mercado de Dénia, pueblo de vacaciones de Levante cercano al valle de Pego, el lugar donde nació y donde se cultivan las mejores hortalizas de la comarca. Pepa aterrizó en este mundo el 5 de agosto de 1945, el mismo día que cayó la bomba atómica en Hiroshima, y desde el principio su vida estuvo marcada por el trabajo duro y el sacrificio. Su padre era un rudo agricultor. Su madre, enferma del corazón, estuvo más de una década postrada en una cama y durante ese tiempo la cuidó día y noche y durmió con ella en su cuarto. “A los ocho años me enseñaron a hacer pan y arroz al horno y a ocuparme de las labores de la casa, en eso se me fue la infancia y la adolescencia”.

Casi no pudo ir a la escuela, pero la maestra le traía las tareas por lástima y un vecino que tenía una biblioteca empezó a prestarle algunos libros. “Los libros eran mi espacio, mi libertad. Me escondía en cualquier rincón a leer y, cuando mi madre no me oía trajinar, me llamaba desde la cama: ‘¡Ya estás otra vez...!”.

A los 21 años se casó y marchó a Dénia. Tuvo dos hijas, pero un padecimiento de riñón la mantuvo 11 años muy enferma y con una vida limitada. De nuevo la literatura fue su “liberación” y su “refugio”, y cuando se curó no lo pensó dos veces: en contra de lo que le aconsejaban en casa, vendió un huerto de naranjos que había heredado y montó en Dénia su primera librería. “No conocía a nadie ni sabía nada del negocio, pero tenía que hacerlo: cogí una guía y empecé a llamar a las editoriales y distribuidores. Cuando llegó la primera caja de libros a mi nombre casi me volví loca”. En los años noventa abrió otra librería en Gandia y ahora regresa a Dénia “con la ilusión del primer día”. “No me da vértigo la crisis; lo que no concibo es una existencia sin libros en el centro de mi vida”.

El respeto que siente por la literatura hace que lleve mal el actual modelo de negocio en los grandes almacenes —hoy por hoy, donde más libros se venden en España es en Carrefour y El Corte Inglés— , donde uno puede estar ojeando una antología de Pessoa, leyendo aquello de “creo en el mundo como una margarita / pero no pienso en él, porque pensar es no comprender…”, y “en eso suena por megafonía una oferta de bricolaje o de latas de fabada, tres por dos, dese prisa...”. “No es justo”, sentencia, “el espacio natural de los libros son las librerías”.

martes, 3 de abril de 2012

The Joy of Books


Hace unos meses, el creativo matrimonio formado por los canadienses Sean Ohlenkamp y Lisa Blonder Ohlenkamp nos deleitaron con una magnífica animación en stop motion en la que nos mostraban distintas maneras de ordenar la biblioteca de su casa.

Ahora, han decidido subir de nivel. El resultado de largas noches moviendo, apilando y reordenando libros en la librería Type de Toronto es esta magnífica pieza que, en plena fiebre del ebook, nos recuerda que los libros siguen ahí transmitiendo su magia y proporcionándonos grandes alegrías.




La Central abrirá en Madrid una librería de 1.200 metros cuadrados


El edificio que albergará
en septiembre La Central en Callao.
 

El nuevo local del grupo catalán dispondrá de un fondo de 70.000 volúmenes

CARLES GELI Barcelona 


¿Cómo han de ser las librerías en estos tiempos de crisis económica, libros digitales, lectores electrónicos y agentes globales como Apple, Amazon y Google? Pues quizá espacios muy peculiares, nada neutros, ideales para el encuentro social de personas y de objetos físicos que no tienen por qué ser solo libros, sino también de su campo cultural cercano, y claro, con una potente oferta de restauración. Como mínimo, con esa idea abrirá la cadena barcelonesa independiente de librerías La Central una nueva tienda en pleno centro de Madrid a mediados del próximo septiembre. Serán nada menos que 1.200 metros cuadrados (tres plantas y sótano) en el centro de la ciudad, en un edificio singular de hacia 1880 en la calle de Postigo de San Martín, en pleno Callao, en la primera plasmación del acuerdo que el grupo librero catalán alcanzó hace ahora un año con el conglomerado editorial italiano Feltrinelli, que posee también 104 librerías.

“Los libreros clásicos tenemos poco juego en el campo de las ventas digitales y ante los monstruos globales; solo nos queda la dimensión física, la librería como un lugar donde se encuentran personas reales con objetos concretos y en momentos específicos”, expone Antonio Ramírez, fundador, junto con Marta Ramoneda, de La Central, cuya primera tienda abrió en 1996 en la calle de Mallorca de Barcelona y que con la nueva de Callao tendrá ocho centros y concesiones entre Madrid (dos) y Barcelona (cinco), con casi un centenar de trabajadores.

¿Qué hacer de las librerías, pues, ante un panorama adverso como el actual? “Hemos de conseguir que sea un placer comprar los libros en un sitio físico y que la gente encuentre en ellas algo que no imaginaba: un libro que lleva a otro, un objeto no esperado… Hemos de vender más un momento, una experiencia, algo más que un libro propiamente dicho”, lanza Ramírez, que corre a especificar qué tipo de complementos: “Todos aquellos que una persona que aprecie el objeto libro pueda estimar en objetos similares: juegos intelectuales, de madera, plumas, otros Moleskine [en referencia a las famosas libretas], vaya…”.

El cambio es notable. “A eso no estamos acostumbrados, ni los clientes, ni nosotros; no será fácil”, avanza el librero, que ha fijado en el 25% el porcentaje de oferta de este tipo de la nueva La Central. La otra gran pata de este cambio debe sustentarse en el restaurante, que aquí ocupará unos 200 metros cuadrados en la planta de entrada: “Es capital en ese concepto de lugar de encuentro social y ha de ser una oferta potente; hay que crear un flujo de gente. Ahora buscamos quién puede gestionarlo”.


Por el lado del producto clásico, Ramírez fija en “unos 75.000 volúmenes” los libros que serán ofertados en las dos plantas superiores de la tienda, que corresponden a unos 50.000 títulos multilingües, una gran librería que atenderán “unas 18 personas”. La existencia en el interior de una cripta (“más bonita incluso que la que tenemos en el local del Raval en Barcelona, en la antigua capilla de la Misericòrdia”) reforzará la singularidad del espacio.

Si bien La Central ya gestiona en Madrid la librería del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (desde 2005) y la de la Fundación Mapfre (2008), la de Callao será la primera “civil”, librería propia, a imagen y semejanza de las dos tiendas insginia de La Central, la fundacional de la calle de Mallorca y la del Raval, y, cree Ramírez, la única de estas características en la capital española. “Nuestro hueco está entre El Corte Inglés, la FNAC y Casa del Libro; no creo que vayamos a perjudicar a libreros independientes como los de Tipos Infames o La Buena Vida; al contrario: un determinado tipo de oferta acaba creando una demanda, también estamos creando cierta ruta, como hemos hecho en Barcelona con otras librerías parecidas a la nuestra”. Y carga contra el gremio del libro: “El sector editorial no ha sabido ayudarlas; incluso ha habido cierta reacción hostil; luego se quejan de que no hay librerías de fondo”.


domingo, 28 de agosto de 2011

Cierra la librería que 'enamoró' a Hugh Grant y Julia Roberts


Fachada de The Travel Bookshop.- ALASTAIR GRANT (AP)

El establecimiento que inspiró la película 'Notting Hill' será clausurado después de 32 años por falta de un comprador

AGENCIAS / EL PAÍS - Londres - 24/08/2011




La librería de viajes de la película Notting Hill, aquel lugar bohemio del barrio londinense en el que Julia Roberts y Hugh Grant se enamoraban para ensoñación de los que se cansaron de las citas románticas a la luz de las velas, cierra en dos semanas después de 32 años. Su propietario desde hace 25 reside en Francia y ha decidido desprenderse de The Travel Bookshop, como se llama la tienda, ya que su único hijo no quiere hacerse cargo del negocio y no encuentra otro comprador.



Saara Marchadour, encargada de la librería hasta hace dos meses, cuenta en el periódico británico The Guardian que otra de las causas del inesperado cierre es la crisis económica que castiga a los pequeños comercios. La librería anunció hace un par de días en su cuenta en la red social Twitter que comenzaban a liquidar existencias "con pena, aunque con una sonrisa en la cara".



Un grupo de escritores británicos ha reaccionado a la noticia y ha iniciado una campaña para tratar de salvar The Travel Bookshop. Los intelectuales se han ofrecido voluntarios para hacer turnos de un día en la librería. "Es un lugar maravilloso, único y muy apreciado por los londinenses", dice la poetisa Olivia Cole, de 30 años, habitual de la tienda. "El hecho de que un escritor se convierta en vendedor por un día añade más romanticismo al lugar", añade Cole.



Alec Baldwin, el novio de Roberts en el filme hasta que Grant se cruza en su vida con sus libros de viajes y exploradores, se ha unido a la iniciativa en su Twitter: "Salvad The Travel Bookshop", tuiteó ayer en su cuenta.



El colorido establecimiento se había convertido en un lugar de peregrinación para los miles de aficionados de la película, que recaudó tras su estreno en 1999 más de 253 millones euros en todo el mundo. Aunque en la película no aparece el mismo local que ahora cierra sus puertas, The Travel Bookshop sirvió de inspiración para sus guionistas. "Cogieron la decoración de la librería y la reprodujeron en una tienda de antigüedades cerca de Portobello".



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