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jueves, 28 de marzo de 2013

Philip Roth vuelve a Newark por Eduardo Suárez


  • El escritor celebra su 80 cumpleaños en la ciudad que le ha inspirado

Philip Roth.
Philip Roth.

La Newark de Philip Roth dejó de existir hace medio siglo cuando arraigaron en sus calles las drogas, el crimen y el desempleo que la distinguen como una de las ciudades más peligrosas del área metropolitana de Nueva York. Y sin embargo allí fue donde el escritor quiso celebrar su 80 cumpleaños,acompañado por amigos, paisanos y admiradores y arropado por el entorno de su localidad natal.
El evento se celebró el martes pasado en el Museo de Newark y hubo una tarta con la efigie de Roth y un brindis de la escritora Louise Erdrich. También unas palabras del escritor estadounidense, que evocó su niñez en el suburbio acomodado de Weequahic y leyó un fragmento fúnebre de su libro 'El teatro de Sabbath'.
A Roth se le ha descrito en ocasiones como un escritor huraño y propenso a la misantropía. Pero quienes estuvieron presentes el martes apuntan que el escritor escuchó con interés los discursos que le precedieron y recibió las felicitaciones de muy buen humor.
Quizá se sentía feliz al reencontrarse con Newark, la ciudad adonde nunca regresó después de su adolescencia y cuyos enclaves impregnan los libros que le dieron fama universal. Lugares como su casa de madera en el número 81 de la avenida Summit o el hotel Riviera donde sus padres pasaron su luna de miel.
También el instituto de Weequahic donde estudió Roth y cuyo director imparte ahora sus clases con un chaleco antibalas por las amenazas de las bandas o la biblioteca pública que acaba de inaugurar una exposición con algunas de las fotografías más íntimas del escritor.

Origen

Newark dejó de ser una ciudad próspera hace mucho tiempo. La renta per capita apenas roza los 15.000 euros, el paro supera el 15% y en sus calles se registraron en 2010 la friolera de 1.928 robos domésticos, 79 violaciones y 90 homicidios. La ciudad dijo adiós en junio a su equipo de baloncesto. Pero sigue intentando resurgir de sus cenizas y tiene un alcalde negro con cierta proyección.
Los padres del escritor procedían de la Galitzia ucraniana y lo educaron en el judaísmo descafeinado de la diáspora. Demasiado pacato para las aspiraciones del joven Roth pero lo suficientemente laxo como para hacer germinar el talento del que brotaría el estilo que lo ha convertido eneterno aspirante al Nobel.
El escritor, cuando tenía dos años, junto a su madre.
El escritor, cuando tenía dos años, junto a su madre.
Hace mucho que Roth cruzó el río Hudson y se mudó a una suntuosa casa de campo en el estado vecino de Connecticut. Pero su geografía íntima nunca se apartó del todo de su ciudad. Ni siquiera cuando su relación con la británica Claire Bloom le obligó a vivir la mitad del año en Londres durante los años 80.
El escritor evoca el oasis judío de Weequahic en sus memorias y cuenta el final trágico de su padre en 'Una historia verdadera' (1991). PeroNewark está presente en muchos otros libros. Incluido el primero, 'Adiós, Colón' (1959), donde cuenta la historia de un bibliotecario donde se adivinan muchas de sus obsesiones.
"Es un escritor que tiene un gran sentido de las historias y al que no le importa correr riesgos desvelando detalles muy íntimos", explica a EL MUNDO Derek Parker Royal, fundador de la Philip Roth Society y responsable de los eventos relacionados con el cumpleaños del escritor.

Su figura, en documental

Los eventos de Newark no son el único guiño reciente al aniversario. A la espera de la biografía autorizada de Blake Bailey, dos documentales abordan la figura del autor de 'La conjura contra América' desde dos perspectivas bien distintas: su paisana Jane Statlander-Slote describe la ciudad donde se crió y los europeos William Kasel y Livia Manera trazan un retrato más completo a través de una conversación con Roth y de las palabras de colegas y amigos como Jane Maas o Mia Farrow.
El primer documental se estrenó en el museo judío de Newark y su autora asegura que prefirió no entrevistar al escritor para no limitar su libertad. Pero es el segundo el que se antoja más interesante porque el propio Roth aporta muchos detalles sobre su infancia y sobre su vocación.
El filme se exhibe estos días gratuitamente en el Film Forum de Nueva York y en su origen se encuentra la amistad del escritor con la periodista italiana Livia Manera, que conoció a Roth hace unos años durante una entrevista y desde entonces ha conservado una buena relación con el escritor.
Dos documentales abordan la figura del autor de 'La conjura contra América' desde dos perspectivas bien distintas
Manera y su cámara francés estuvieron unas 15 horas con Roth, que contó muchas anécdotas sobre su adolescencia y sobre la trastienda de sus libros y apenas desveló nada sobre su intimidad. "La única condición que puso fue que no quería hablar sobre sus matrimonios", dijo recientemente la periodista italiana, que respetó la voluntad de Roth de callar sobre su relación con sus dos esposas: la fallecida Margaret Martinson y la británica Claire Bloom.
El voto de silencio no merma el interés del documental, que incluye confidencias muy reveladoras sobre la obra y el entorno del escritor. Roth recuerda su admiración por su mentor Saul Bellow y compara su relación con Newark con la que James Joyce mantuvo con Dublín. También describe su ansiedad mientras esperaba que saliera su primer relato en el 'New Yorker' y su impresión al saber que cientos de lectores habían escrito a la revista indignados por unas líneas que consideraban "antisemitas" y dispuestos a cancelar su suscripción.

Autobiografía

La posibilidad de escribir sobre sí mismo la descubrió Roth leyendo a Bellow. Pero sólo la abordó del todo después de su inmersión en el psicoanálisis y del fracaso de su primer matrimonio, que define lacónicamente como "brutal". Así nació 'El mal de Portnoy' (1969), cuya frescura transformó para siempre la literatura anglosajona y suscitó un gran escándalo entre quienes conocían a su autor.
Roth cuenta cómo invitó a comer a sus padres judíos en Manhattan para amortiguar el golpe unos días antes del lanzamiento de la obra. Les dijo que la gente iba a identificarlos enseguida con los padres del protagonista y llegó a pagarles un crucero para mantenerlos al margen del escándalo que auguraba la publicación. A su madre, según Roth, no le preocuparon tanto los detalles soeces del libro como la arrogancia de su hijo. Su padre en cambio estaba encantado: se llevó una docena de ejemplares al crucero y se los firmó a varios pasajeros presumiendo de ser su progenitor.
El escritor se fue de Newark siendo muy joven y nunca llegó a echar raíces en Nueva York. Aún mantiene un apartamento en el Upper West Side. Pero el bullicio de la metrópoli le estorba y prefiere la paz de su casa de campo de Connecticut, donde escucha sinfonías de Mahler y escribe de pie en un estudio acristalado.
Su amiga Jane Maas recuerda al escritor como un universitario apuesto y muy seguro de sí mismo y Mia Farrow explica cómo le ayudó a escribir 'Némesis', que describe una epidemia de la polio como la que ella sufrió. Roth cuenta cómo suele enviar sus manuscritos a un puñado de amigos antes de terminarlos y cómo graba sus reacciones y las transcribe antes de publicar.
Roth anunció en diciembre que había dejado de escribir. Una afirmación que los críticos no terminan de creerse pero que el novelista subrayó en una larga entrevista en las páginas del 'New York Times'. Ahora dice que sólo trabaja para su biógrafo Blake Bailey, que recibe sus notas manuscritas y las refina para un libro que debe aparecer el año que viene. Fue Roth quien escogió a Bailey y no al revés. Pero al hablar del trabajo que le aguarda, el novelista dice con sorna: "En los próximos años tengo que afrontar dos calamidades: mi muerte y mi biografía. Esperemos que la primera llegue antes"
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jueves, 28 de febrero de 2013

Vuelve la teoría de que Ulises llegó a América por Luis Martínez González



Retomada por el ingeniero naval y helenista Siegfried Petrides

Homero
Una recreación de la imagen de Homero
Es, sin duda, ‘La Odisea’ de Homero uno de los libros más importantes de la Historia de la Literatura. En ella, se narran las andanzas de Ulises y sus hombres que, tras luchar en la Guerra de Troya, atraviesan un sinfín de peripecias para regresar a su casa en Ítaca, donde al héroe lo esperan su esposa Penélope y su hijo Telémaco. Entre sus múltiples percances, van a parar a la misteriosa isla de Ogigia, situada al oeste y alejada del mundo, donde Ulises es retenido por la ninfa Calipsoque se ha enamorado de él.
Mucho se ha especulado acerca de dónde podría estar ubicado ese lugar. Plutarco y Estrabón, por ejemplo, lo situaban en el Océano Atlántico. Pero la teoría más curiosa fue la formulada por la historiadora estadounidenseHenriette Mertz en los años sesenta del pasado siglo.
Según ella, las andanzas de Ulises habrían tenido lugar en América y la mítica isla de Ogigia sería una de las que forman el archipiélago de las Bermudas. Estas ideas fueron publicadas en el libro ‘La Épica heroica de Homero en el Atlántico Norte’ pero cayeron en un cierto olvido. Aunque no para todo el mundo: al morir Mertz, el ingeniero navalSiegfried Petrides  retomó sus investigaciones para llegar a la misma conclusión que aún defiende actualmente con toda seguridad.

En sus palabras, “no es tan difícil ir a América con una pequeña embarcación. Tengo un amigo que posee un velero de doce metros de eslora y ha llegado. Tan sólo hay que seguir los vientos del noreste que soplan desde la costa de España y se llega en unos diecinueve días, siguiendo el viento”. Sus indagaciones se han publicado en el libro ‘Odisea: la épica naval de los griegos en América’ y, al parecer, recientes investigaciones arqueológicas en la isla de Creta podrían darle la razón.

sábado, 16 de junio de 2012

"El Jim Thompson español" por Lorenzo Silva


  • 'No llames a casa', uno de los libros más logrados del género negro español
  • Relata crímenes en los que se ven envueltos buscavidas desahuciados
  • El lenguaje es terso, denso y de una expresividad y una brillantez infrecuentes
  • Contiene en fin la novela un soberbio retrato de la Barcelona de hoy mismo

Lorenzo Silva | Madrid - El Mundo

Dentro del género negro norteamericano (si lo anterior no es un pleonasmo, como decía François Truffaut de la expresión "cine norteamericano") existe desde hace mucho tiempo una variedad que podríamos denominar la novela de criminales. Es decir, aquella que adopta no el punto de vista del investigador o del defensor del orden social frente al delito, sino justo el opuesto: el del delincuente infractor y perturbador de dicho orden. Es una perspectiva siempre algo desasosegante para el lector, que halla su máxima expresión y su paradigma clásico en la obra del novelista Jim Thompson y, si uno quiere concretarlo aún más, en su tan breve como prodigiosa El asesino dentro de mí.
No es Thompson el único que borda el subgénero: ilustres ejemplos son también Hijo de Dios, de Cormac McCarthy, alguna película de los Coen y muchas de Quentin Tarantino. Dejamos aparte el cine de mafiosos, desde El Padrino hasta la reciente (y excelente) Boardwalk Empire, porque la peculiar organización de sus protagonistas determina un subgénero propio.
[foto de la noticia]
En España, la novela de criminales, al modo de estos autores y cineastas, no ha tenido excesiva representación hasta la fecha, dentro de un género negro que empezó además a desarrollarse con mucho retraso. Mal podía practicarse una narración que describe, por fuerza, la fracción disfuncional de la sociedad, en una sociedad donde el titular autoritario del poder (o mejor dicho, del mando) niega la posibilidad de que el ejercicio de éste por su parte deje lugar a disfunción alguna. Y más improbable aún era que antes de 1975 se insinuara siquiera este tipo de relato al que nos referimos, que sitúa la óptica desde la que se cuenta la historia en el corazón de la propia disfunción.

Desde el advenimiento de la democracia hay autores que han explorado el camino, con acierto y resultados sobresalientes: tal es el caso, por ejemplo, de Julián Ibáñez, con novelas tan poderosas y bien resueltas como Giley. O de Enrique Urbizu, con películas como 'Todo por la pasta', 'La vida mancha', 'La caja 507' o 'No habrá paz para los malvados'. Pero no ha dejado de ser una corriente minoritaria, y los enfoques de Ibáñez o Urbizu, de una dureza descarnada, tienen singularidades que los alejan de las novelas de Thompson y reflejan otras preocupaciones.

Género negro español, en mayúsculas

He aquí, al fin, que tenemos a quien podríamos llamar, siguiendo la tendencia anglosajona a la etiqueta espectacular (que es siempre inexacta, incluso un poco necia, pero efectiva), el Jim Thompson español. Se llama Carlos Zanón, vive en Barcelona y nació en 1966. Lo ha conseguido con sólo dos novelas: 'Tarde, mal y nunca', una ópera prima que ya pisaba fuerte, y la reciente 'No llames a casa', que es uno de los libros más logrados que ha dado el género negro español en la última década.
Carlos Zanón.
Carlos Zanón.

Zanón nos lleva al meollo de una serie de crímenes en los que se ven envueltos un grupo de buscavidas desahuciados de la sociedad, a quienes se les ocurre la brillante idea de ganar dinero fácil extorsionando a hombres y mujeres casados (y socialmente integrados, lo que los convierte en antagonistas suyos) a quienes ven salir de casas de citas en compañía de personas que notoriamente no son sus cónyuges. Los tres personajes principales, dos hombres y una mujer, son ruines y canallas sin paliativos; los tres, a la vez, son unos desgraciados que sufren de las más diversas formas la condena de estar en sus pellejos.

No hay nada que investigar, pero la intriga y el deseo de seguir leyendo para saber qué va a pasar con esta gentuza es irreprimible. El relato es crudo y eficaz, pero el lenguaje de Zanón es terso, denso y de una expresividad y una brillantez infrecuentes (excepción hecha de algún calco del catalán, común en el habla del español de Barcelona, pero que mejor habría sido evitarle al narrador en tercera persona).

Las relaciones humanas que se nos exponen están, todas ellas, degradadas, pero No llames a casa acaba siendo una radiografía de las relaciones personales, de todos y de cualquiera, que desde la emoción estimula la reflexión y rezuma la sabiduría de quien sabe atribuir el daño a sus responsables, sin negarles su lado noble ni caer jamás en el barato expediente de la culpa, que todo lo simplifica.

Contiene en fin la novela un soberbio retrato de la Barcelona de hoy mismo, con todos sus contrastes. No rehúye espetarle a la cara, a la propia Barcelona y a sus conciudadanos, el inventario de sus peores fealdades: quedan éstas señaladas una por una, por su nombre y sin ambages, pero con la legitimidad de quien habla sobre la base de vivir y amar lo que cuenta. Con la lucidez y la limpieza de su mirada, y la belleza de su prosa, el autor muestra también las luces más genuinas y ocultas, incluso paradójicas, de una ciudad por lo demás fascinante.

El año 2012 no podía empezar mejor para la novela negra española. Hay que leer a Zanón. Es una apuesta segura.

"El asesino dentro de mí de Jim Thompson" por Álvaro Cortina



Álvaro Cortina | Madrid - El Mundo

Central City, Texas. 48.000 habitantes. 48.000 almas. Allí, naturalmente, la gente dice cosas como "el viejo Bob Maples, el sheriff", o "la vieja granja de los Branch". Se dice "qué diablos", se trata de "señorita" a las solteras. El adjunto del sheriff de Central City, Lou Ford, espera con el sombrero en la mano en el cobertizo después de tocar la puerta. Un sombrero de ranchero, el suyo, un sombrero Stetson. Él dice "el Stetson", como si todos los lectores fueran de las llanuras polvorientas de Texas y debieran saber que es un sombrero. Jim Thompson tampoco detalla desde dónde, cómo y para quién escribe el narrador Lou Ford el manuscrito de El asesino dentro de mí (RBA).

Portada de la nueva edición del libro. | Rba.
Portada de la nueva edición del libro.
Rba
Es una de las 13 novelas que escribió por encargo Thompson para el sello Lion, una editorial para tamaño de bolsillo, en venta en los kioscos. 13 novelas en cuatro años (1952-1956). Los kioscos se quedarían llenos de sangre desparramada sobre la acera. Las descripciones parcas, los pasos lentos, las lentas palabras del ayudante del sheriff se cruzan por una letra en cursiva. Aparece cuando menciona su "enfermedad". Estas palabras ladeadas son la migraña tozuda que zumba entre dos saludos cotidianos:

"Tenía ganas de soltar una carcajada. Tenía ganas de gritar. Tenía ganas de lanzarme sobre él y hacerle pedazos". En la novela más emblemática del autor, '1.280 almas' (1964), se retoman estos pasos lentos de sheriff con Nick Corey, haciendo crujir el suelo requemado de Potts County. Y también se prende la mecha como si tal cosa, un azar de las primeras páginas (las elecciones locales, una conversación). Ambos, narradores, con el asesino dentro de sí que sale, y la placa titilando.

Abrimos las puertas de estos libros y, nada más meter la nariz, ya tenemos una deriva sangrienta de los gestos, de los pensamientos. En un momento dado estos hechos terribles suceden, simplemente. Llanamente. Y no sabemos a quién pedir cuentas. Thompson sabe añadir unas gotas de razón a la escabechina, pero las justas. O sea, pocas.

La intriga. La enfermedad. Una venganza. El poderoso y odioso Chester Conway, de la Conway Construction Company. Los oleoductos, las carreteras, el ruido de las máquinas de extracción de petróleo. Las mujeres y los traumas. A veces deja puntos suspensivos y palabras partidas por la mitad. Así se leen de rápido estas 227 páginas. Henry Miller o Céline, exuberantes, poseídos de imágenes, poseídos de espumarajos e insultos, procuraron inmoralizar a base de salvas estéticas, de brillo en la palabra desatada (también en la expresión fea). El austero Thompson se traga peor con tanta parquedad, con diálogos lentos, tan bien medidos, con tanta contención en el delirio.

"En muchos libros que he leído, el autor parece descarrilar, enloquece en cuanto llega al momento culminante. Empieza a olvidarse de los signos de puntuación, suelta todas las palabras de una vez y divaga acerca de las estrellas que parpadean y que se sumergen en un profundo océano opaco. Y no hay forma de enterarse si el protagonista está encima de la chica o de una piedra. Creo que este tipo de manía pasa por tener un gran valor intelectual". Lo dice Lou Ford, el narrador detallista e impudoroso. He aquí su declaración de intenciones (y la de su creador).

Picnic psicoanalítico

Todo a su tiempo. Un ataque le lleva a otro, una amenaza a nuevos planes. De una víctima, en el suelo: "Llevaba una blusa blanca y un traje sastre color crema claro. Y debía ser nuevo, porque no recordaba habérselo visto". Este pueblo, donde la gente dice (según el traductor) "por el amor de Dios" será otro escenario nocturno de Jim Thompson, otro reguero de almas con las entrañas fuera. Juan Sasturain, en el prólogo de esta edición (oportuna, por la llegada de la adaptación por Winterbottom, que hizo a la gente salirse del cine en el Festival de Berlín) se refiere brevemente a la vida del tardíamente famoso escritor. Y de paso, escribe (lo que es anormal) un prólogo sucinto y enjundioso. Habla del "picnic psicoanalítico" que supuso su padre para los críticos olisqueantes de taras biográficas, corrupto agente de la ley, petrolero también, y oscuro.

Thompson, al parecer, fue muy querido por su mujer y sus hijos. Era "amoroso y solidario". Conocía bien las poblaciones con sombreros Stetson del Oeste, conocía bien los oficios que trasladaba a las letras pausadas de sus libros rápidamente, simenonianamente escritos. Pero, que se sepa, no mató a nadie. No sabemos el lugar, el espacio, el infierno o la razón desde el que el protagonista, Lou Ford, cuenta sus crímenes, como no podremos delimitar con certeza el rincón personal (el infierno) en el que Thompson se dedicó a cultivar sus sangrías ficticias, en supurante cursiva mental.

El asesino dentro de mí, de Jim Thompson. Traducción: Galvarino Plaza. RBA, 2010. 227 páginas.

domingo, 6 de mayo de 2012

Esas frases típicas de madre...


Amaya Ascunce las recopila en Cómo ser una drama mamá
La escritora Amaya Ascunce. | Foto: Javi Martínez
La escritora Amaya Ascunce. | Foto: Javi Martínez

  • ¿Quién no se ha planteado si debía esperar las dos horas de digestión?
  • Un libro recopila y rebate 101 frases repetidas hasta la saciedad por las madres
  • La obsesión por el frío y la velocidad, algunas de las constantes

Elena Mengual | Madrid - El Mundo

Este domingo millones de personas se reunirán con sus progenitoras para celebrar el Día de la Madre. Citas que, ineludiblemente, terminarán de la misma manera. "Abrígate, que hace frío"; "Tápate la barriga que te vas a enfriar. Qué manía con esos pantalones que dejan el tanga al aire": "Eso que llevas, ¿es un vestido o una camiseta?"; "A ver si te cortas el pelo, que lo llevas siempre en los ojos"; y, por supuesto: "Ten cuidado". ¿De qué? Así, en general. De todo.

Abrumar con consejos a los hijos, y, sobre todo, a las hijas, parece connatural a la maternidad. Y además, demuestra la efectividad de una de las máximas de la propaganda: un mensaje muchas veces repetido al final termina por calar. Y hondo. Porque, ¿quién no se ha planteado si podía bañarse o debía esperar las dos horas de digestión?.

"Por si acaso hija, por si acaso" o "Bébete el zumo antes de que se le vayan las vitaminas" son algunas de esas frases grabadas a fuego en la materia gris. Y detonantes de discusiones típicas de adolescente, con la salvedad de que ninguno de los protagonistas cumple ya los 30. Ni los 40 ni los 50 muchas veces. Porque para una 'drama mamá', término acuñado por la periodista Amaya Ascunce, sus hijos siempre serán bebés, aunque peinen canas, hayan recorrido medio globo terráqueo, tengan descendencia propia o un sillón en la RAE.
[foto de la noticia]
Ascunce ha recopilado esos consejos (101 en concreto) en Cómo no ser una drama mamá (Planeta), un relato irónico que empezó como blog y, visto su éxito, ha decidido llevar al papel. En él, además de esas frases 'de madre', se puede encontrar la opinión de Javier Urra y Rocío Ramos-Paúl -"que aportan algo de racionalidad a la historia"-, así como la de lectores anónimos. Porque con esta experiencia, Ascunce descubrió que no era la única 'drama hija', después de que lectores como Queta le confesaran que desinfectaba la casa antes de que la visitara su madre.

La autora analiza con humor esas frases, su contexto, consecuencias y excepciones. Y aunque su ausencia de carácter científico queda más que patente -ha consultado incluso al servicio pediátrico del Hospital Niño Jesús-, reconoce su efectividad: "Tengo una vida llena de 'por si acasos' y 'planes B'".

Pregunta.- ¿Qué es una drama-mamá? ¿No es una mamá a secas? ¿No es el 'drama' connatural a la madre?

Es una mamá normal pero que te aterroriza de más por si acaso piensas en no obedecerla. Ante la duda, ella te repite las cosas 20.000 veces y le añade este componente de miedo. Una madre normal te diría: "No te tragues chicles, que es malo para la tripa". Una 'drama mamá' te dice que si lo haces se te pegarán las tripas, de modo que tú te vas a la cama aterrorizada pensando si podrás vivir con los intestinos pegados. A la 'drama mamá' le pierden las formas

P.-¿Y por qué decidió desahogarse en un blog?

Un día me llamó mi madre por teléfono, y antes de colgar me dijo que apagara los fuegos antes de salir de casa. Me lo repite tantas veces, es tan absurdo... Como si fuera una pirómana. ¡Si yo nunca he quemado ninguna casa! Entonces me pregunté: "¿Cuántas de estas cosas que tanto me pesan como hija me ha dicho y por qué me las dice?" Me puse a apuntar, y en un momento me salieron más de cien. Primero pensé en un libro. Pero por falta de tiempo opté por un blog. Me parecía interesante que la gente me pudiera comentar las cosas.

P.- Y gracias a esos lectores descubrió que el mundo estaba lleno de 'drama madres'

Me hizo mucha gracia que cosas que yo pensaba que sólo las decía de mi madre, o se decían en mi pueblo, resulta que también se dicen en Argentina o Colombia. De repente descubrí que somos muchos los que hemos ido disfrazados de basura al colegio [ese disfraz tan socorrido consistente en una bolsa de basura con agujeros]. He incluido algunas de sus historias porque sus madres eran incluso peores que la mía.

P.- De modo que lo que empezó como una catarsis terminó siendo una terapia de grupo

Cuando todo empezó, yo estaba enfadada con mi madre porque estaba especialmente pesada diciéndome lo que tenía que hacer y cómo enfocar mi vida. Necesitaba soltar lastre. Y al final, se me ha dado la vuelta. Incluso le he cogido cariño a esa actitud. Antes me enfadaba mucho cuando me decía que me retirara el pelo de la cara -como me ha dicho estos días cada vez que voy a una entrevista-, porque no me parecía algo importante y siempre estábamos discutiendo por esa tontería. Ahora me hace gracia saber que hay tantas madres que siguen siendo tan pesadas con sus hijas, e incluso me ha reconciliado con esa parte que a ella le lleva a intentar seguir educándome.

P.- ¿Es inevitable que uno se sorprenda a sí mismo profiriendo esa frase materna que tanto odiaba?

Algunas son inevitables. Ahora, yo espero no decirle nunca a mi hijo eso de que "el negro del plátano está buenísimo", porque no lo está. Pero es verdad que tengo mi vida llena de "por si acasos", porque mi madre se ha preocupado de inculcarme eso.

P.- ¿Cuál es la máxima más universal?

¡Fíjate que yo pensaba que "Esto ya pasa de castaño oscuro" era una frase de mi madre! Todas son universales: la del chicle y las tripas, la de "¿Te crees que soy la dueña del Banco de España?" en sus diferentes versiones (la dueña de Telefónica, la dueña de Iberduero, piensas que tengo acciones en Fenosa...)

P.- ¿Y cuál le ha calado hondo?

La que más hondo me ha calado es una idea que ella verbaliza a través de muchos consejos, como "hasta que no se rompe no se compra otro" o "lo negro del plátano está bueno". Es una forma de inculcarme que hay que valorar las cosas. Es difícil ser caprichoso si no te conceden caprichos de pequeño; tu tolerancia a la frustración es mayor. Y no me parece mala idea. El problema, como decía antes, son las formas de la 'drama madre'. No pasa nada porque una vez te disfracen de princesa. Una vez. No es necesario con cuatro años ser la niña más fea del carnaval, disfrazada de vieja chocha con unas gafas y unos dientes horribles.

P.- ¿Y por qué esas madres, cuando se convierten en abuelas, olvidan todos sus consejos y son las más consentidoras del mundo?

Supongo que ya no tienen la responsabilidad y el miedo lo enfocan hacia ti, no hacia tus hijos. Porque ser 'drama mamá' en realidad tiene que ver con el miedo: que cojas frío, que te caigas, que te pase algo, que sufras, en definitiva.

P.- En el libro analiza racionalmente algunas de esas máximas, consultando hasta a pediatras

Hablar sobre la maternidad es muy arriesgado, la gente se lo toma muy en serio. En el blog me pusieron cosas muy duras. Me escribió un psicoanalista diciendo que tenía que ir a terapia, que difícilmente podía superar la madre que tenía simplemente escribiéndolo en un blog... Me pareció necesario poner un poco de cordura a algunas partes. Por ejemplo, cuando publiqué un 'post' diciendo que no es necesario guardar dos horas de digestión, me escribió mucha gente indignada, aludiendo a muertes de niños. Me pareció importante explicar que la causa del corte de digestión era el cambio drástico de temperatura.

P.- ¿Por qué 101 frases exactamente?

En mi casa se dice: "A la 101 se rompe". Me lo decían cuando jugaba a golpear algo con una cuchara, o pulsaba el interruptor de la luz. En algún momento tenía que parar.

ESAS FRASES DE MADRE

No te asomes a las ventanas (…) Esta frase solo debe utilizarse "en caso de tornado, huracán, tsunami, plaga de langostas y juicio final".

Si te duermes con el pelo mojado, te puede dar un aire. Ascunce asegura tener "terror a los aires, aunque sin certeza de qué narices son".

Cierra la puerta al salir de casa. "Las puertas de las casas solo se abren para entrar y para salir, el resto del tiempo están cerradas". En algún caso, además de la puerta, "¡había que apagar el gas!".

Cuando seas madre, comerás huevos. "¿Cómo puede uno desarrollarse como ser humano sin haber pasado por esa frasecita? ¡Forma parte de la existencia!". Retírate el pelo de la cara. "Aunque tengas 33 años, las madres lo son toda la vida y con eso se ganan el derecho a decirte todo los que les parezca (…) ¡durante toda la vida!".

Los interruptores de la luz también se limpian. "Sufro cuando mi madre va a venir a mi casa por si hay algún objeto en el que yo jamás haya reparado". Llega una edad, nena, en la que tienes que elegir entre culo o cara. "Me hizo sentirme vieja con 17 años".

Por si acaso, nena, por si acaso. "Tengo una vida llena de por si acasos y planes B (…) Va a ser difícil no usar este consejo".

Como tenga que ir yo... "Me gusta este consejo. Es más, estoy deseando tener hijos para decirlo".

Si te bebes la leche de alguien, qué menos que tener un detalle. "Una gran metáfora". Otra versión dice que "Es de bien nacidos ser agradecidos".

Si te tragas un chicle, se te van a pegar las tripas. "¡¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHHH!!!!!!! (…) ¿Por qué dejan al alcance de los niños un objeto tan dañino?".

Échate un novio pudiente, creyente y sin pendiente. "La nena ha oído y se queda ojiplática".

Tómate el zumo rápido que se le van las vitaminas. "Tomarme un zumo de naranja me provoca estrés. Tengo la sensación de que me estoy perdiendo lo mejor".

Algo habrás hecho tú. "Mamá, me han castigado en el colegio porque dicen que he copiado, y yo no era". "Algo habrás hecho tú (…)" Cada vez que pasa algo en 20 kilómetros a la redonda, me pregunto ¿habré sido yo?.

Si no te lo comes para cenar, pues para desayunar. "Quitando mi desorden horario, como de todo. Bueno, casi, casi". Como sigas llorando, te voy a dar una razón para que llores de verdad. "No lloro. Casi nada. Y cuando lloro, lo hago con rabia (…) Tengo que aprender a llorar como la gente normal, sin remordimientos".

Los cromos que te regalan en la puerta del cole llevan droga. "¡Mamá, era marketing, marketing!".

Nunca compres solo dos patatas, eso es de gente triste. "Lo he superado. Eso sí, por el camino he tirado cantidades ingentes de comida podrida, sobre todo patatas·. No hables bajito, la gente que habla bajito tiene miedo al qué dirán. "No lo entiendo. Hablar alto, que para mi madre también significa claro, es una virtud".

Nena, ponte recta, si andas encogida te va a salir chepa. "Si ve que mis futuros hijos no van rectos, les apuntaré a ballet, natación o les llevaré al médico".

Si eres mayor para trasnochar, también para madrugar. "Uf. Algo de razón tenía".

¡Ni chocolate ni chocolata!

Esto me duele más a mí que a ti. "Vamos mamá, un poquito de seriedad: no te dolía nada de nada, ni siquiera un poquito".

Y si Martita se tira por la ventana… "Pues yo detrás, mamá, porque soy un ser sin personalidad (…) Esta frase me ponía, y me pone, de los nervios".

Quien tiende bien, plancha la mitad. "Lo tengo que reconocer: mi madre tiene razón. Un gran consejo. Estupendo. Pura sabiduría de madre". Como te caigas, vas a cobrar. "Dicho y hecho (…) Es un superpoder de madres" ¿Crees que soy la dueña del Banco de España? "Pues sí, mamá".

Bah, esos pelos se ponen rubios con el sol y ni se ven. "Me pasaba el rato en el agua para que nadie me viera".

Abrígate que viene un frente. "Incluso ahora que vivo lejos de mi madre, me llama y me informa".

sábado, 28 de enero de 2012

Víctor García de la Concha, nuevo director del Instituto Cervantes


Víctor García de la Concha. | Bernardo Díaz.

El veterano filólogo, exdirector de la RAE, sustituirá a Carmen Caffarel


ELCULTURAL.es | Publicado el 27/01/2012


El ex director de la Real Academia de la Lengua, Víctor García de Concha (Villaviciosa, Asturias, 1934) ha sido elegido nuevo director del Instituto Cervantes, según ha anunciado este viernes la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

García de la Concha tiene claro cuáles serán los ejes clave en su gestión futura: "Es la visión de América y de que la enseñanza de la lengua española debe estar enriquecida siempre con la visión americana, y, por tanto, hay que trabajar de acuerdo con ellos". "El Cervantes", ha añadido,"tiene como misión la difusión de la lengua española y de la cultura en español, y el Gobierno entiende que ahí tengo una experiencia acumulada muy amplia. Me pareció egoísta por mi parte no aceptar esa propuesta, dado que se entiende que yo puedo servir al país en ese sentido".

Para García de la Concha, "el Cervantes ha logrado consolidar la marca de enseñanza de español como lengua extranjera y su prestigio universal está consolidado. Lo importante es que el interés del Cervantes sea cada vez más sólido y compartido". Sabe que la crisis puede lastrar la capacidad de la institución, pero ve el vaso medio lleno: "Estamos en años difíciles económicamente hablando y eso que el Cervantes que siempre ha funcionado con poco dinero, pero tendremos que ingeniar algo para que el español esté ahí porque hay un enorme reclamo de conocimiento del español. Las universidades españolas están llenas de chinos, coreanos y chicos que quieren aprender el español y formarse como profesionales". 

La semana pasada se hizo público que el Rey ofreció a Mario Vargas Llosa la presidencia -un nuevo cargo más representativo que administrativo que hubiera implicado un cambio del organigrama- de la institución que promueve la lengua española alrededor del mundo. Tras conocerse su negativa, el Gobierno ha comunicado que el veterano filólogo, que dirigió la RAE entre 1998 y 2010, ocupará el tradicional puesto de director, en sustitución de Carmen Caffarel.

En relación al rechazo de su compañero en la RAE, García de la Concha ha comentado: "Comprendo que Marío Vargas Llosa haya declinado esa invitación porque acaba de salir de un año atroz, y tiene todavía tal cantidad de compromisos, a parte de su compromiso diario como escritor, que parecía difícil que aceptara". Y ha recalcado: "Seguro que cada vez que le necesite, acudirá". 

De la Concha ha realizado diversas investigaciones centradas sobre todo en las letras hispánicas del renacimiento y la poesía española. Además, es autor de numerosos libros, entre los que destacan La poesía española de postguerra de 1935 a 1975 (Ediciones Cátedra), Época contemporánea, 1914-1939 (Historia y crítica de la literatura española; T. 7) (Crítica, 1997) y El aire de su vuelo: estudios sobre Teresa de Jesús, Fray Luis de León, Juan de la Cruz y Calderón de la Barca (Galaxia Gutemberg, 2004).

En el año 2009, fue galardonado con el Premio Lázaro Carreter y en 2010 el rey Juan Carlos I le nombró caballero de la Orden del Toisón de Oro. El año pasado recibió el Premio Internacional Menéndez Pelayo

domingo, 1 de mayo de 2011

Luis Martínez-Falero gana el Premio Juan Ramón Jiménez, dotado con 12.000 euros

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El Mundo - Andrés Marín Cejudo - Huelva

El poeta y profesor de Literatura albaceteño Luis Martínez-Falero se ha alzado hoy con el XXXI Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez con su poemario 'Fundido en blanco', una reflexión sobre la propia labor poética y literaria que se ha impuesto entre las 213 obras que se han presentado al galardón provenientes de más de 15 países.



Convocado por la Diputación de Huelva, el premio está dotado con 12.000 euros y la publicación de la obra dentro de la colección que lleva el nombre del Nobel moguereño.



La presidenta del jurado, María Jesús Domínguez Sío destacó la originalidad de un poemario que ofrece "una brillante reflexión lírica sobre los límites de la creación literaria". Asimismo, subrayó "la coherencia temática y la estupenda estructuración circular del poemario, donde todo es significativo, todo es potencia, dando como resultado un conjunto merecedor del premio".



Domínguez Sío calificó la obra como un libro filosófico "donde la poesía trata de iluminar el sentido último de la existencia". A través de diferentes poemas existenciales, 'Fundido en blanco' habla de la soledad y el vacío, "resolviendo todo en el blanco de la luz final y primigenia".



Entre ese "alfa y omega" quedan, según la presidenta del jurado, "los colores de la vida, las imágenes, pero 'La espiral del Olvido' -título de la tercera parte de la obra- aboca de nuevo al último fundido en blanco, el fundido en blanco de la muerte".



Luis Martínez-Falero (Albacete, 1965) es profesor de Teoría de la Literatura en la Universidad Complutense de Madrid. En el año 1997 obtuvo el Premio Adonais de Poesía por el libro "Plenitud de la materia".



El jurado ha estado conformado por los doctores y profesores de Filología Hispánica José Antonio Expósito, Rocío Fernández Berrocal, Soledad González Ródenas, Antonio Martín Infante y María Jesús Domínguez Sío, expertos en la obra juanramoniana.



La entrega del premio se celebrará en torno al próximo 29 de mayo, fecha en la que se conmemora la muerte del Nobel moguereño.

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