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viernes, 16 de noviembre de 2012

Oliver Twist de Charles Dickens



Oliver Twist  es la segunda novela del autor inglés Charles Dickens. Se publicó originalmente como novela por entregas de aparición mensual en la revista Bentley's Miscellany, entre febrero de  1837  y abril de 1839. En un principio, el autor tenía la intención de que formase parte de una obra más extensa,  The Mudfog Papers. (Wikipedia)






Charles Dickens




Google rinde homenaje a Charles Dickens con un «doodle»

Charles John Huffam Dickens (Portsmouth, Inglaterra, 7 de febrero de 1812 – Gads Hill Place, Inglaterra, 9 de junio de 1870) fue un famoso novelista inglés, uno de los más conocidos de la literatura universal, y el principal de la era victoriana. Fue maestro del género narrativo, al que imprimió ciertas dosis de humor e ironía, practicando a la vez una aguda crítica social. En su obra destacan las descripciones de gente y lugares, tanto reales como imaginarios. Utilizó en ocasiones el seudónimo Boz. (Wikipedia)



viernes, 6 de abril de 2012

"Dickens: Historia de dos lecturas" por Christopher Domínguez Michael







Me di cuenta de que una persona muy cercana a mí se estaba hundiendo en las tinieblas cuando la encontré en su despacho, todavía lúcida, tratando de que sus encendedores desechables, los famosos crickets, sacaran alguna chispa o flama una vez agotada su reserva de combustible. Me quedé del todo ofuscado cuando el individuo, un fumador consuetudinario, me mostró su colección, no de pipas, que era con lo que fumaba, sino de encendedores inútiles de los cuales se servía durante buena parte del día en su intento por lograr que alguno, alguna vez, diera señales de vida. Llevaba meses haciendo eso con sus encendedores. Víctima de una forma severa de lo que antes se llamaba demencia senil y actualmente responde a distintos nombres, esa persona se fue apagando junto con la esperanza, supongo, de que alguna lucecita, esa chispa, apareciera.

Quizá prefiero, entre las novelas de Charles Dickens que he leído, Historia de dos ciudades (1859), porque me recuerda a la persona de los encendedores, un médico, por cierto, dada la similitud entre su condición y la del Dr. Manette quien, durante sus dieciocho años de prisión en la Bastilla, entretuvo su mente haciendo zapatos de madera, monomanía que conservó hasta que su hija Lucie lo encontró en un hotelucho de París y se lo lleva de regreso a Londres. Allí, el Dr. Manette recupera la razón y bendice el matrimonio de Lucie con Charles Darnay, para recaer en el autismo solo durante nueve días, aquellos que dura la luna miel de los recién casados en Warwickshire. Recae porque se entera, sin poder tolerar la angustia, de la verdadera identidad del marido de su hija, identidad que convertirá a Historia de dos ciudades en una de las más famosas novelas que se han escrito sobre la Revolución francesa. Darnay –no voy a detallar aquí una trama deliciosa que disgustó a muchos críticos por falaz y melodramática– es en realidad un aristócrata tratando de redimir la maldición de su estirpe, asociada a crímenes de horca y cuchillo que revelan el doble propósito político de Dickens en Historia de dos ciudades: la condena del Antiguo Régimen y la condena del terror revolucionario.

A los buenos propósitos de Darnay los estropea el honor que lo impele a salvar a un inocente –el administrador de sus señoríos, al cual había ordenado ser misericordioso con los campesinos– clamando por su ayuda y vuelve, inverosímilmente, a Francia, para caer preso a fines de agosto de 1792, lo cual le permite a Dickens hacer, de la guillotina, el gran motivo del libro. Preso un año y tres meses durante el Terror, a Darnay lo saca una vez de la cárcel su suegro, quien ha corrido a rescatarlo, junto con su hija, su nieta y su muy británica ama de llaves, la señorita Pross. Usufructuando su gloria como antiguo preso arrancado de la Bastilla, el Dr. Manette logra sacar una sola vez a su yerno de la cárcel pues en una segunda oportunidad ya no puede librarlo de los terroristas de la rue Saint-Antoine, personificados en el malévolo matrimonio Defarge. Carton, un fallido y pertinaz enamorado de Lucie, logra suplantar a Darnay y salvarle la vida, ofreciendo a cambio la suya a la guillotina.

Dickens, en su prólogo a Historia de dos ciudades, confesó de buena gana que debía sus páginas parisinas a la Historia de la Revolución francesa (1837), uno de sus libros preferidos y obra de su buen amigo Thomas Carlyle. Pese a haber quedado comprometido como uno de los involuntarios profetas del fascismo, la idea de revolución de Carlyle es bastante simple y forma parte, desde entonces, del sentido común popular: los abusos del Antiguo Régimen que los ingleses exageraron hasta convertirlos en materia de novela gótica (e Historia de dos ciudades es una variante de ese género), aunados a la atroz miseria de los campesinos franceses durante el siglo XVIII (otro de los tópicos ingleses tan discutidos en el continente), provocaron la Revolución. Para algunos ingleses de 1859, muy preocupados, según Edmund Wilson, porque el imperio de Napoleón III pudiese colapsar provocando una ola revolucionaria peligrosísima para la monarquía inglesa, la incuria social debía ser morigerada para impedir la violenta reacción popular, que aterraba más a Dickens que a Carlyle, como puede leerse en la otra novela “histórica” dickensiana, la siempre mal comprendida y nunca bien ponderada Barnaby Rudge (1841), su novela sobre los disturbios anticatólicos de 1780.

Cualquiera que haya leído la literatura conmemorativa traída a cuento por el bicentenario del nacimiento de Dickens estará familiarizado con los vericuetos de su fortuna, misma que solo varió considerablemente cuando Wilson pidió justicia para él en su célebre ensayo en “Los dos Scrooges” (incluido en La herida y el arco), en el cual, año de 1941, el crítico estadounidense hizo con Dickens lo mismo que el Dr. Manette con Darnay: correr al rescate de un gran hombre para salvarlo una vez, perderlo otra y terminar con un final feliz.

domingo, 22 de enero de 2012

Dickens 2012


Por:
Mª Inés Amado
20/01/2012


 en Babelia El País


Londres se prepara para conmemorar, el primer martes  de febrero, los 200 años del nacimiento de Charles Dickens: habrá lecturas y actos en las librerías, en las escuelas y en las universidades, en las instituciones y en los museos, y también en las calles. Ese día será una de las fechas señaladas en este Año Dickens al que Babelia dedica mañana su portada. Reino Unido, y especialmente Londres, pero también otros países europeos y Estados Unidos celebrarán durante los próximos meses el bicentenario del nacimiento del escritor (7-II-1812) con un amplísimo programa de actividades que se puede consultar en la página web Dickens 2012 y que incluye reediciones de la obra del escritor, ensayos, exposiciones, ciclos de cine, espacios televisivos y una larga lista de actividades.


“Sus novelas han sido llevadas al cine de manera constante, se han rodado series de televisión desde que tengo memoria, sus libros son reeditados y leídos una y otra vez. No creo que haya habido ningún periodo desde su muerte en que no haya sido admirado universalmente”, afirma Peter Ackroyd en el reportaje de Guillermo Altares que abre mañana el suplemento. El autor británico publica ahora en España su biografía Dickens. El observador solitario (Edhasa).


José María Guelbenzu recopila en las páginas de Babelia  las principales traducciones disponibles en las librerías españolas de la obra dickensiana y firma también la crítica de Dickens. El observador solitario. “Ackroyd consigue —y este es su gran mérito— colocarnos en la perspectiva del escritor sin perder la distancia que se exige al biógrafo”. “Este libro es, en verdad, una vida contada”, escribe Guelbenzu. “Peter Ackroyd tiene una merecida fama como biógrafo, pero, además, es un excelente novelista”. Ackroyd –narrador también de las vidas de  Shakespeare, Poe, Wilde...- le cuenta a Altares que ahora trabaja en una historia de Inglaterra y en un libro sobre Charles Chaplin. Desde aquí enlazamos a una entrevista publicada en The Guardian el verano pasado cuando se editó el primero de los seis volúmenes de esa historia inglesa:  Foundation: The History of England  (MacMillan).


“En una ocasión califiqué a David Copperfield de ‘la novela más novela de todas las novelas’ y me atrevo a decir que su autor es el novelista por excelencia del siglo XIX, es decir, del siglo en que la novela sentó su canon a partir de lo que, en el fondo, no era sino literatura popular”, dice también José María Guelbenzu mañana en Babelia. Enlazamos, así,  su crítica a la edición de David Copperfield (La novela de la edad de oro de las novelas) en Alba publicada en Babelia en 2003.  Y su artículo "Cumbres de la novela. Tiempo de grandes historias", publicado en EL PAÍS en 2005.


 Babelia publica también mañana un texto del escritor estadounidense Matthew Pearl sobre los viajes de Dickens por Estados Unidos y la influencia que tuvieron en su obra.  Pearl reedita ahora en español su libro El último Dickens (Alfaguara).


Además, entre la bibliografía en español, merece la pena recordar que el libro firmado por Chesterton en 1906 sobre Dickens está publicado en Pre-Textos, y el ensayo Tres maestros: Balzac, Dickens, Dostoievski, de Stefan Zweig, en Acantilado.


Entre otros contenidos, Babelia incluye mañana reportajes sobre la película de Ignacio Ferreras basada en Arrugas (Astiberri), el libro de Paco Roca, que se estrena la semana que viene (firmado por  Rocío García);  sobre la integración del campo en el paisaje urbano  (Anatxu Zabalbeascoa), y sobre  An appointment with Mr Yeats, el nuevo disco de Mike Scott y The Waterboys, dedicado a William Butler Yeats (Ramón Fernández Escobar).


En el número 1.052 de Babelia, Javier Gomá Lanzón escribe en la página de Pensamiento sobre La vanidad literaria, y el escritor argentino Ricardo Piglia vuelve a publicar sus Notas en un diario, con ilustración de Fernando Vicente.

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