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sábado, 28 de julio de 2012

"Quevedo contra el copyright" por Diana Eguía



Conocí a Diana Eguía en la Comisión de Pensamiento de la Acampada Sol. Diana es filóloga y especialista en el Siglo de Oro. Me la volví a encontrar en marzo de 2012 en la Universidad de Filadelfia donde vive y estudia ahora. Charlando durante una cena surrealista, me explicó cómo algunas prácticas que hoy se considerarían atentados piratas contra la cultura promovieron la explosión creativa del Siglo de Oro, poniéndome sobre todo el ejemplo de Quevedo. Le animé a escribir sobre ello y aquí está el resultado. Agradezco a Javier de la Cueva su lectura y sugerencias.
Diana Eguía Armenteros, doctoranda de la UAM
Uno de los argumentos esgrimidos con frecuencia por los últimos Ministros de Cultura del Gobierno de España, así como por la Sociedad General de Autores, es la lapidaria amenaza de muerte que persigue a la cultura si no se pone freno a la copia. Sin los derechos de autor, cánones digitales, cierres de páginas de descargas, persecución policial de cibernautas, etc. los autores que producen cultura, nuestros artistas, morirán irremediablemente de hambre, devolviendo al homo hispanicus a un primitivo y peligroso estado precultural. Cabría preguntarse quiénes son estos autores y qué entienden por cultura, aunque este debate mejor se ubica en otro momento y lugar. De lo que voy a tratar aquí es de recordar someramente a uno de los artistas más alejados de cuestionamientos valorativos: don Francisco de Quevedo y Villegas, Caballero de la Orden de Santiago y Señor de la Torre de Juan Abad. Irónicamente, la SGAE reclama a esta villa castellano-manchega, que fue propiedad de don Francisco, el impago de los derechos de las canciones de su romería y del órgano barroco de su iglesia, donde se interpretan piezas de los siglos xvi y xvii.
Desde tiempos inmemoriales la cultura ha sido considerada como “peligrosa”; no, como nos quieren hacer creer, en peligro de desaparecer, sino peligrosa por su capacidad de expandirse, de multiplicarse, de llegar a aquellos que podrían manejarla “peligrosamente”. Cuando el cauce por el que discurría era la letra manuscrita, Mundo Antiguo y Edad Media, la cultura quiso primero ser preservada de los metecos, las mujeres y los esclavos, para restringirse posteriormente a la exclusividad de élites monárquicas y religiosas. En la Edad Moderna, por el contrario, los caminos de la cultura se dispararon de un modo que podríamos considerar similar a lo que ocurre en la actualidad. Esto produjo una explosión escrita sin precedentes conocida como el Siglo de Oro de las letras españolas.
Con el libro impreso bien establecido, la cultura manuscrita no solo no desapareció, sino que empezó a ser utilizada para hacer circular textos de un modo más libre y, frente a lo que pueda parecer, rápido. La copia de mano en mano podía tener un efecto que hoy llamaríamos viral, puesto que permanecía exenta del control legislativo que operaba sobre el libro impreso. Es el caso de las dos obras en prosa más populares de Quevedo, a las que me referiré en seguida. No obstante, el género que circuló con más soltura de forma manuscrita fue el poético, debido a su extensión y facilidad de memorización, pero también gracias a algunos subgéneros nuevos: recuérdese por ejemplo el desafío que la poesía satírico-burlesca supuso no solo para las costumbres religiosas, también para la política del Imperio. Aún hoy, tras dos décadas de world wide web, los textos breves se mueven y se comparten mejor en internet que los extensos. Al tiempo, la cultura oral adquirió si cabe más energía al hibridarse con la llamada poesía culta, que corría de mano en mano y de boca en boca en los foros públicos. Debe puntualizarse que la lectura silenciosa era considerada aún por muchos casi un rasgo de extravagancia, por tanto, toda literatura demandaba ser compartida simultáneamente por un grupo de personas para existir.
La imprenta asimismo introducía en el tablero todo un nuevo mundo de posibilidades. La copia impresa pirata no fue infrecuente. El mismo Lope de Vega se hartó de ver Madrid inundado de sus comedias pirateadas y decidió ejercer un activo e infrecuente rol en la moderna industria editorial, la publicación de sus propias obras, convirtiéndose en lo que denominaría uno de los primeros poetas auto editados de Europa.
La prueba histórica de la peligrosidad del nuevo formato nos la da la prohibición de imprimir en los Reinos de Castilla “libros de comedias, nouelas ni otros deste género” de 1625 a 1634. La literatura en general, pero sobre todo el teatro, estaba viviendo una verdadera revolución, uno de esos desafíos que asustan. ¿Aplacó la medida tomada por Felipe IV dicha explosión cultural? El ejemplo del Rey Planeta (la Ley Habsburgo, que apodaríamos por imitación a la Ley Sinde-Wert) serviría de inspiración para nuestros políticos si no fuera porque los impresores se limitaron a cultivar su oficio en otros reinos, como el de la vecina Corona de Aragón, en ocasiones incluso sin trasladarse, simplemente, falseando los datos del pie de imprenta. En conclusión, la prohibición sirvió para aumentar la piratería. (Del mismo modo, la Ley Sinde no afecta a proveedores extranjeros de servicios, por lo que las páginas piratas pueden migrar para seguir funcionando).
Vayamos al caso particular de Quevedo. El primer SueñoEl sueño del Juicio final, debió redactarse en Valladolid, adonde se había trasladado el joven autor, en 1604 y el último,El sueño de la muerte, en 1628. También por 1604 y en la misma ciudad, comienza a correr manuscrito el Buscón. El éxito y el escándalo explican la veloz difusión de ambas obras. Lógicamente, en el proceso de la copia, el lector-copista se torna co-autor, reescribiendo el texto, engordándolo, democratizándolo, exactamente igual que ocurre en la red. Conservamos como ejemplo curioso la anotación de un estudiante que mientras duplicaba la parte de El Alguacil alguacilado en que se habla de la falta de pretendientes de las feas, añade: “pues vénganse a Salamanca y no tendrán hambre”(1).
¿Sabía Quevedo que los textos de los Sueños y del Buscón iban a ser alterados cuando los puso a circular? Podemos especular que conocía lo suficiente los circuitos de la cultura como para utilizarlos en su favor, por tanto, además de ser consciente de las posibles consecuencias de lanzar un texto manuscrito al bullicio copista-lector, las avivó. ¿Qué mejor manera de burlar los flujos inquisitoriales que con el astuto tráfico manuscrito? Por otro lado, las diez primeras ediciones de los Sueños fueron pasadas a las planchas sin su autorización, a cargo de editores que hoy recibirían la categoría de impresores piratas o hackers de la imprenta. La primera de ellas, en Barcelona, 1627, es decir, tras 13 años de carreras manuscritas. La versión autorizada de estos textos, Juguetes de la niñez, ve la luz en 1631, no siendo más que un pacto con la Inquisición. Aún hoy los editores modernos se dividen entre quienes editan la tradición manuscrita, aunque tratando de eliminar todo lo que no se cree original del autor, y los que publican la versión inquisitorial. Personalmente como lectora me pregunto qué preferimos leer: ¿la adaptación de los lectores o la de la Iglesia Contrarreformista?
¿Quiere esto decir que Quevedo era un autor jocoso que solo se movía en círculos alternativos? Nada de eso, Quevedo supo identificar qué canal convenía a cada ocasión, exactamente igual que un autor contemporáneo juega con los formatos de blogs, Facebook, libro en papel, ebook, Twitter, etc. en función del contenido que desea transmitir. Algunos de sus textos religiosos fueron a las planchas con total ortodoxia. La vida de Santo Tomas de Villanueva constituye su primera publicación en letra de molde. Otros, como la Carta al Serenísimo Rey de Francia, fueron mandados copiar a todo lujo por calígrafos profesionales con el fin de regalar escogidamente a personajes influyentes de la corte o al mismísimo monarca. Curiosamente, el modo en que se propuso ante la pléyade como autor serio fue el de la traducción de Anacreonte y Focílides, sin que esto quiera decir que se considerase un traductor como lo entenderíamos hoy. Traducción, imitación y plagio no cargaban en la época con las pesadas fronteras de la actualidad. Si para componer su aspiración poética más importante, las silvas, hubiera tenido que pagarles derechos de autor a los descendientes del poeta latino Estacio, la poesía carecería de algunos de sus más significativos ejemplos. ¿Se imaginan qué hubiera pasado de haberse podido registrar legalmente las formas estróficas? ¿Qué hubiera ocurrido si el soneto en castellano les hubiera pertenecido legalmente a Garcilaso y a Boscán? La diferencia es que el diálogo artístico entre los clásicos se llama estudio de fuentes en el ámbito académico, mientras que para la SGAE y referido a autores contemporáneos el mismo vaivén se tacha de plagio. Y no solo eso, algunos poemas quevedianos no son otra cosa que traducciones, véase el caso del poema Le pinceau del francés Belleau y El pincel de nuestro poeta, por poner solo un ejemplo(2).
Quevedo fue un ávido lector, se preciaba de ejecutar una lectura humanista, es decir, una lectura intertextual, en la que se cotejan diferentes textos a la vez registrando activamente, interpretando, ordenando, relacionando, catalogando y aderezando materiales para un uso futuro, donde las citas (con referencia expresa o no) son obligadas para cualquier intelectual del momento que se precie. Veamos un ejemplo del google books de la época en esta rueda atril inventada por Agostino Ramelli en 1588.
(Tomado de Peraita)
Otra faceta destacable que confirma la imagen del escritor como agitador cultural es la del Quevedo editor. A él le debemos la publicación de la poesía de Fray Luis de León y de Francisco de la Torre. Sin este trabajo ambos poetas hubieran quizá caído en el olvido.
Manuscritos, impresos, copias piratas impresas, copias piratas manuscritas, oralidad, etc. Lo interesante aquí es como, a pesar de los intentos por controlarlo, la multiplicación de los canales, sus combinaciones, juegos y posibilidades resultó en una explosión cultural como nunca se había vivido antes y de la que aún debemos estar agradecidos.
La pregunta que algún candidato a carteras ministeriales tendrá en mente será la de qué relación guardan los hábitos de escritura, lectura y difusión de los textos en la Edad Moderna con la necesidad de proteger el derecho económico de los autores, o dicho de otro modo ¿vivían nuestros artistas del Siglo de Oro de su obra? La respuesta inmediata es que el dinero no era aún el motor de la maquinaria cultural. En el supuesto imaginario de que alguien le hubiera preguntado a don Francisco si consideraba su arte un trabajo, además del anacronismo incomprensible, hubiera contestado quizá con una sátira contra los oficios. No olvidemos que aquellos susceptibles de enriquecerse con las nuevas profesiones liberales, tales como taberneros, sastres, médicos, cerrajeros, buhoneros, alguaciles, escribanos, etc. fueron blanco predilecto de sus críticas. Debe entenderse por tanto que el desafío era otro, fundamentalmente político y moral, no económico, y en este sentido podemos decir que los grandes pusieron toda la carne en el asador. Quevedo, Lope, Cervantes, Fray Luis, San Juan, incomparables artistas y biografías, aunque con dos circunstancias en común: todos vivieron en la distintiva España de los Austrias y todos sufrieron la cárcel o el destierro por una razón u otra en algún momento de su vida.
Entonces, ¿qué papel jugaba el dinero? ¿de qué vivieron nuestras plumas áureas? Lo cierto es que cada uno se buscaba los maravedíes como podía, exactamente igual que hacen hoy la amplia mayoría de los artistas. ¿Cuántos escritores viven de los royalties? No planteo la vuelta al mecenazgo como forma de patrocinio artístico, idea tan rocambolesca como la de poner frenos legales y económicos a la libre difusión de la propia obra. Desde mi punto de vista la disputa ha sido desplazada con los siglos del contenido a la forma. LosSueños y el Buscón se copiaron para evitar la Inquisición porque su mensaje se antojaba desafiante a las instituciones. Por el contrario, ahora cualquier contenido es bienvenido por más antisistema que parezca, no así el medio que se escoja para difundirlo. Es en esto donde encuentro en los clásicos un ejemplo de valentía doble por cuanto no tuvieron miedo de retar ambos tejidos. Por ello, creo que determinados políticos deberían preguntarse si no están contribuyendo a estancar el mismo proceso que dio origen a la identidad cultural de la que tanto hacen gala, y con cuya defensa se llenan la boca, a pesar de que en mi opinión tienen un pobre conocimiento de la misma.
  1. J. O. Crosby, La tradition manuscrita de los Suenos y la primera edicion, West Lafayette: Pardue University, 2005, p. 9.
  2. R. Cacho Casal, “La silva ‘El pincel’ de Quevedo y Remy Belleau”, en Studies in honor of James O. Crosby, Newark: Juan de la Cuesta, 2004, pp. 49-68.
La ilustración se atribuye a Alonso Cano y se supone que la realizó cuando murió Quevedo para la publicación de su poesía.

lunes, 16 de julio de 2012

"La generación del 27 pide auxilio" por ALEJANDRO TORRÚS


La conservación y difusión de los legados literarios de Rafael Alberti, Federico García Lorca y Miguel Hernández se encuentran pendientes de un hilo debido a la crisis económica, a pugnas políticas y a choques entre herederos e instituciones

ALEJANDRO TORRÚS Madrid  Público
Lorca, María Teresa León y Rafael Alberti
Sufrieron la represión del régimen dictatorial de Francisco Franco. Lorca fue fusilado, Alberti tuvo que exiliarse, primero en Francia y, después en Argentina, mientras que Miguel Hernández murió enfermo en una cárcel de Alicante. Sus escritos fueron silenciados durante largos años y su categoría intelectual fue ninguneada. Debieron pasar cuarenta largos años para que su generación, la del 27, fuera reconocida como una de las más importantes de la historia de la literatura española. Ahora, la sombra del silencio vuelve a amenazar su memoria.La crisis económica, la mala gestión y diversos litigios entre partidos políticos y herederos amenazan la conservación y difusión de sus legados culturales.
La voz de alarma la dio Miguel Hernández. El Ayuntamiento de Elche rescindió de manera unilateral el convenio que unía su memoria a la ciudad ilicitana. El consistorio alegó que no podía aportar 150.000 euros anuales durante 20 años , suscritos en el convenio para el estudio y difusión de su obra y para satisfacer los derechos de autor a los herederos del poeta. La familia niega que el motivo sea económico y denuncia un acoso ideológico a la figura del poeta, pero lo cierto es que en tiempos de crisis son pocas las voces que se alzan en defensa de la cultura.
La austeridad no tiene piedad de una parte fundamental de la identidad de la lengua
La austeridad azota y los ajustes no tienen piedad. Las largas cuentas de números y balances no se paran a valorar la viabilidad de una parte fundamental de la memoria y de la identidad de la lengua. “La pérdida de cualquier legado o su no uso es un atentado a la cultura. Si no somos capaces de valorar la importancia de los legados culturales de la generación del 27 u otras generaciones y crear espacios de especial atención para ellos es que, como país, somos un desastre”, valora a Público José Carlos Rovira, catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante.

La mala gestión

El centro de Federico García Lorca ejemplifica en un solo caso todos los ejemplos de mala gestión administrativa. En el año 2004 se cerró el acuerdo para trasladar a Granada los valiosos fondos de la Fundación García Lorca, con sede en Madrid, pero todo han sido problemas. "Nunca pensamos que fuera un sueño tan difícil de alcanzar" , afirmó a Público Laura García Lorca, sobrina del poeta. En 2007 se constituyó un Consorcio formado por el Gobierno central, la Junta de Andalucía, la Diputación provincial de Granada y el ayuntamiento, encargado de su gestión, y se comenzó la construcción de un vanguardista edificio situado en la Plaza de la Romanilla (Granada) que debía albergar su legado, formado, entre otros documentos, por más 5.000 manuscritos del poeta y 50 dibujos de pintores como Salvador Dalí o Ismael de la Serna.
 El museo debió ser inaugurado en 2009 pero no ha sido finalizado y, lo peor de todo, aún no tiene fecha de apertura. El edificio está al 96% de ejecución y tan sólo hacen falta unos meses para su finalización. Sin embargo, las obras llevan más de un año paradas. El centro sí dispone de 4,5 millones de euros procedentes del Espacio Económico Europeo para el mobiliario y la programación, pero, curiosamente, no tiene fondos para finalizar las obras.
Por el camino han quedado ejemplos de una gestión pésima que sirven como ideal de mala planificación durante los tiempos de bonanza. Primero se perdió parte de la subvención de 14 millones de euros europeos porque no se consumieron en el periodo establecido y, después, se disparó el presupuesto de 18 millones a 22,5. La última acción se produjo el julio pasado. El Consorcio acordó solicitar un crédito hipotecario a cargo de las administraciones implicadas para hacer frente a los 4,5 millones de sobrecoste. Según ese acuerdo, Gobierno, Junta y Ayuntamiento asumirían el 30% del préstamo y la Diputación el 10%. No se ha vuelto a saber nada desde entonces y la memoria de Lorca sigue esperando a que Granada repare su larga cadena de injusticias .
El centro de Lorca debió ser inaugurado en 2009 pero aún no tiene fecha de apertura

El Patronato que no llega

El legado del poeta Rafael Alberti no corre mejor suerte. La fundación que lleva su nombre anunció su disolución en octubre de 2010 tras la renuncia a la presidencia de María Asunción Mateos, viuda de Alberti, quien alegó el derecho al descanso. En ese momento se anunció la futura creación de un Patronato que cuente con la Junta de Andalucía, los ayuntamientos de Cádiz y El Puerto de Santa María, la Diputación, el Ministerio de Cultura e instituciones privadas.
Casi dos años después aún no se ha culminado esta disolución. El Ayuntamiento encargó a un interventor que elaborara un informe económico y otro jurídico que validara la legalidad de esta disolución y aclare las cuentas de la Fundación. El jurídico llegó pero el económico aún no ha sido realizado por el interventor. “Una vez se disuelva la Fundación comenzaremos a trabajar para la creación del Patronato. Hemos mantenido conversaciones informales con todas las partes y hay buena disposición”, aclara a Público Millán Alegre, concejal de Cultura de El Puerto de Santa María y vicepresidente primero de la Fundación.
Mientras se prolonga esta situación de espera, el Ayuntamiento de El Puerto se encarga de mantener abierto el museo Rafael Alberti con un presupuesto de guerra. El resto de instituciones se “retiraron tras el anuncio de disolución”, señala el edil. “El gasto en el museo es el mínimo durante este tiempo. Los gastos de personal, los impuestos y el coste de las actividades que realizamos aunque intentamos que estas sean de coste cero”, reconoce Alegre.
La actual situación, sin embargo, no puede prolongarse más en el tiempo. El museo Rafael Alberti dispone de fondos para lo que queda de año y el futuro se plantea como un gran interrogante. “Aún no está claro qué sucederá el año que viene, pero si se mantiene como está tendremos problemas para mantener nuestras actividades”, reconoce Enrique Pérez, secretario de la Fundación. El concejal de cultura señala como fecha clave la llegada del otoño. “Esperamos que el interventor tenga su informe realizado tras el verano y esta situación se resuelva lo más rápido posible”, concluye Alegre.

 Crisis cultural

Los problemas económicos para difundir la obra de los principales poetas de la Generación del 27 y los ejemplos de mala gestión institucional son extrapolables a la situación de muchos otros poetas y artistas del pasado reciente. Así, recientemente se ha imputado a la viuda de Camilo José Cela por presuntas irregularidades en la gestión de fondos públicos en la fundación que lleva el nombre del escritor o el caso del legado de Vicente Aleixandre, que continúa en una tormenta judicial e institucional para ver quién posee los derechos de la memoria del premio Nobel y donde se instalan.
“La solución para salir de la crisis económica no pasa por recortar en cultura o patrimonio. Precisamente, si seguimos por este camino no sólo seguiremos en una quiebra económica sino que nos hundiremos en una crisis moral y de valores”, sentencia el catedrático José Carlos Rovira.

domingo, 3 de octubre de 2010

Un poeta sueco, favorito al Nobel

La compañías de apuestas Ladbrokes da a Tomas Transtromer un 5 a 1 en las apuestas


AGENCIAS MADRID 02/10/2010 08:00 Actualizado: 02/10/2010 09:55


Tras la polémica desatada en las últimas ediciones del Nobel de Literatura, todos los ojos están puestos en casas de apuestas como Ladbrokes, que en las dos últimas ediciones comprobaron cómo la víspera del anuncio del ganador se incrementaban exponencialmente las posibilidades de autores que finalmente se llevaron el premio.




Cuando faltan cinco días para que la Academia Sueca se pronuncie, el poeta y escritor sueco Tomas Transtromer es el favorito de los corredores de apuestas.



La compañía británica Ladbrokes ha dado a Transtromer, de 79 años, un 5 a 1 en las apuestas. El sueco supera a otros tres poetas que tienen 8 a 1 en las apuestas: el polaco Adam Zagajewski, el surcoreano Ko Un y el sirio Adonis.



La Academia sueca ya sabe quién es el ganador del premio, según informó su secretario permanente, Peter Englund: "El jueves tendremos un voto formal, pero sí, hemos llegado a un acuerdo en cuanto al laureado". Englund se negó a proporcionar pistas sobre el ganador. El proceso de selección está envuelto en un velo de misterio, ya que las nominaciones se mantienen en secreto por 50 años.



Además de Transtromer, el poeta sirio Adonis, los estadounidenses Philip Roth y Joyce Carol Oates, el surcoreano Ko Un y la escritora argelina Assia Djebar están entre los que se especula podrían alzarse con el honor.



El olvido norteamericano

Si Transtromer se alza con el premio sería el tercer europeo que lo gana de forma consecutiva, lo que levantará las críticas de los escritores estadounidenses, molestos por el olvido al que les ha sometido la Academia sueca. Per Wastberg, presidente del comité de selección, explicó que "hacemos un gran esfuerzo por tener en cuenta todos los tipos de literatura; árabe, china, japonesa, indonesia y, obviamente, literatura estadounidense, que tiene tanto impacto".

lunes, 20 de septiembre de 2010

La literatura vuelve a amar el deporte

La narrativa y la poesía actual exaltan los valores deportivos

PAULA CORROTO MADRID 18/09/2010 08:00 Actualizado: 18/09/2010 16:02



Tras un largo divorcio, la literatura y el deporte vuelven a encontrarse con un interés renovado. Donde antes el intelectual negaba su pasión deportiva y sólo importaba el relato de la gesta heroica y la metáfora de la guerra, ahora interesa la mística, el encuentro con uno mismo y la metafísica. Eso sí, en un momento en el que el deporte supone el entusiasmo que equilibra la tristeza de las apocalípticas noticias económicas.

Este fenómeno está presente en libros como la antología de poemas El gol nuestro de cada día, editado por Vaso Roto y coordinado por Francisco Uriz, en el que se incluyen odas al fútbol de escritores como Luis García Montero. Haruki Murakami publicó hace unos meses De qué hablo cuando hablo de correr, y Jean Echenoz acaba de lanzar al mercado español Correr, sobre el fondista checoslovaco Emil Zatopek. Son visiones que van más allá de la crónica periodística.

«Es un regreso a la pasión que tuvieron los del 27», afirma García Jambrina
El XXVI Congreso de Escritores de Verines celebrado en Pendueles (Asturias) organizado por la Dirección General del Libro y la Universidad de Salamanca reflexionó ayer también sobre esta renovada unión y sus frutos. Como señala Luis García Jambrina, director del encuentro, es un regreso a una pasión que exaltó por primera vez la Generación del 27: "La primera etiqueta que les pusieron fue la de Generación del cine y los deportes'. Los practicaron y reflexionaron bastante sobre ellos ".

Para Ignacio Martínez de Pisón "hay cierta mística y religiosidad en ese momento en el que el alpinista está solo. Me recuerda mucho a los poemas de Santa Teresa". Martínez de Pisón es también autor de El fin de los buenos tiempos, un relato sobre un partido de fútbol en uno de esos campos de barrio lleno de arena. "Supone una épica menor, pero me gusta esta literatura de equipos secundarios que aspiran a algo", sostiene.

En esa introspección de uno mismo se apoya también Manuel Vilas en su poemario El nadador (2003). "Este deportista siempre está solo y enfrentado a un medio hostil. En mis poemas aparece como alguien que busca algo. Observo al nadador en un sentido metafísico"

Si antes gustaba aclamar la gesta heroica, ahora interesa la mística
Deportistas literarios
Otros escritores ven en algunos deportistas a trasuntos de personajes literarios. Es el caso de la gimnasta rusa Svetlana Khorkina. Para Elena Medel, autora de un poema dedicado a Iker Casillas, su aspecto impasible, siempre buscando una medalla de oro que nunca ganó en el ejercicio completo, "se asemeja a la Angustias de La Casa de Bernarda Alba, que siempre intenta conseguir algo, pero nunca lo logra".

Hoy ningún escritor niega ya su pasión por el fútbol u otros deportes. Y, ahora, además, la escriben.

sábado, 17 de julio de 2010

Manuel Vicent: "Los jóvenes no se esfuerzan en leer por la saturación de imágenes"


EFE Valencia 28/01/2009 15:05 Actualizado: 28/01/2009 16:05

El escritor valenciano Manuel Vicent ha lamentado hoy que los jóvenes no "necesitan el esfuerzo de leer o de empezar a volar, que es lo mismo", porque les es más fácil dejarse llevar por el gran impacto visual y la saturación de imágenes que reciben.

En una rueda de prensa previa a su intervención en un acto con jóvenes en la Biblioteca Valenciana, Vicent ha señalado que los jóvenes de hoy "piensan en imágenes", porque éstas inciden más profundamente en el fondo del cerebro que la propia lectura y ha recordado que si hubo un momento en el que el cine se aprovechó de todo lo literario, "ahora la mitología cinematográfica se ha apoderado de la mitología literaria".

El autor de Tranvía a la Malvarrosa ha explicado que en su niñez comenzó a leer el Quijote, para más tarde empaparse de la historia sagrada y de los tebeos de aventuras de Roberto Alcázar y Pedrín y el Guerrero del Antifaz, que le crearon "una serie de historias y sentimientos indelebles".

Nuestro cerebro, ha destacado Vicent, está vertebrado de leyendas y sueños, donde tienen cabida "alfombras voladoras y serpientes del paraíso", porque uno "debe escribir de lo que sabe y de lo que ha sentido", para no ser descubierto por el lector.

Siempre el Mediterráneo

Manuel Vicent ha asegurado que en su mente hay territorios a los que siempre vuelve, y uno de ellos es la Valencia de su infancia, ese "Mediterráneo" que es ahora un ente y que descubrió lejos, en el Café Gijón de Madrid, "cuando ya lo había perdido".

"Ahora la mitología cinematográfica se ha apoderado de la mitología literaria"Ese mediterráneo, ha explicado el autor de La balada de Caín, es un paradigma de armonía y caos, un mar "ensangrentado desde sus comienzos", pero con un deseo de belleza.

Para el escritor, el actual Mediterráneo no le interesa porque ha sido malvendido y porque para él, el Mediterráneo de su infancia es más bien "un mar interior, en el que cada uno navega a su antojo", ha concluido el periodista valenciano.

Sobre el periodismo, Vicent ha señalado que siempre ha querido dar a sus columnas del domingo "ese giro ante el espejo" que sorprende al lector y le hace ver las cosas desde un punto de vista diferente, puesto que "el periódico del domingo se lee de otra manera" y "no hay derecho a amargar el domingo a nadie".

El escritor y articulista valenciano ha destacado que el periodismo es "un fragmento de la historia universal", que está solo a 200 metros de nosotros mismos, por lo que, ha aconsejado, "no irse tan lejos para descubrir sueños, héroes o asesinos".

Por su parte, la directora General del Libro, Archivos y Bibliotecas, Silvia Caballer, ha subrayado que Manuel Vicent funde "memoria, imaginación y ficción" en una obra literaria que ha llevado a la literatura valenciana por todo el mundo.

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