Cuando decimos que algo aflora, lo que estamos diciendo es que sale a la superficie. Así, alguien nos puede explicar, y lo estará haciendo correctamente, que ha aflorado la humedad en una pared que acaba de pintar, que han aflorado los restos de un naufragio cerca de la costa o que podrían aflorar secretos comprometedores para cierto empresario. Las cosas afloran —en sentido literal o figurado—, pero lo importante es que afloran por sí mismas.
Es fácil darse cuenta de que aflorar es un verbo que está muy cercano a brotar por su sentido, pero es que también lo está por su sintaxis. Podemos decir que el trigo brota, pero no que la lluvia brota el trigo. Para esto último tenemos que emplear una perífrasis con hacer:
(1) La lluvia hace brotar el trigo
Pues bien, el verbo aflorar se comporta del mismo modo. Por eso, esta oración es incorrecta:
(2) El Gobierno aprueba una amnistía fiscal para aflorar rentas ocultas
Decir que el Gobierno espera aflorar rentas ocultas es como decir que la lluvia brotará el trigo. En el ejemplo anterior, lo que se debería haber escrito es esto otro:
(3) El Gobierno aprueba una amnistía fiscal para hacer aflorar rentas ocultas
Incluso nos valdría esta oración:
(4) Se espera que las rentas ocultas afloren con la amnistía fiscal del Gobierno
Pero, por más que se empeñe, el Gobierno no puede aflorar nada: podemos decir que algo aflora, pero no que alguien aflora algo. Para esta segunda posibilidad, el esquema que está previsto en nuestra lengua es alguien hace aflorar algo.
Si quieres una explicación un poco más técnica, esta es sencilla. Aflorar es un verbo intransitivo y, por tanto, no puede tener un complemento directo. En una oración como (2) lo que se hace es transitivizar incorrectamente un verbo intransitivo para darle valor causativo, algo que no está previsto ni en el plan de construcción sintáctico ni en el semántico para esta unidad.
Así que es mejor no aflorar nada y dejar que las cosas afloren ellas solitas.
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