lunes, 29 de noviembre de 2010

La ortografía se queda quieta

Para mucha gente ha debido ser un alivio la noticia de que la ortografía se queda quieta. Debo decir que la conferencia de prensa en la que se anunció aquí en Guadalajara ayer que no habría movimientos telúricos en lo más visible del idioma, las letras y los acentos, fue un modelo que hubieran firmado algunos de los grandes escenógrafos del humor contemporáneo, dicho sea todo esto con el debido respeto a los académicos de la lengua española de los 22 países que hablan este idioma. Se habían montado una enorme burbuja de discusiones sobre la eventualidad de que los académicos limaran la y griega y le quitaran a sólo, y no solamente, su acento. Las aguas empezaron a encresparse y se advirtieron movimientos de ciertos creadores académicos que se movieron en los sillones que tienen sus propias letras, y alguna voz especialmente apaciguadora debió decir que no estaba el horno para pan duro, así que se reunieron en Guadalajara, en el marco de la FIL, y le dejaron al académico mexicano José Moreno de Alba, que es un hombre que habla con una sintaxis superior, la tarea de decir que donde hubo algo no queda nada, que la be es la be lo diga Agamenón o su porquero. Fue espectacular, desde el punto de vista de la escenografía: nos citaron a la una y media de la tarde; un centenar largo de periodistas tomó con dificultad los asientos de una de las salas de la feria, y la concurrencia entonces vio un enorme presidium, constituido por los veintidós representantes de las veintidós academias que fijan el esplendor de la lengua. Moreno de Alba, un hombre reflexivo y encantador, leyó las actas que han firmado unánimemente; desde el principio de su lectura se podía suponer que la noticia era que no habría noticia, y así fue, pero él la dio como una noticia. Así dijo: Señores, "la be sigue siendo la be". Alguien del público exclamó: "Qué bien, qué sorpresa". El resto ya lo saben ustedes: los acentos, las novedades que habían salido (o que se habían filtrado) de las reuniones de San Millán de la Cogolla se quedan en lo que aparentemente fueron desde un principio: recomendaciones. Podemos seguir diciendo sólo como en sólo café, aunque debemos decir solo si el café es solo, y la y griega de nuestros amores seguirá con esas dos manos al cielo y llamándose, además, y griega, a no ser que donde ya se llama ye la gente la llame como siempre la llamó. Dijo Moreno de Alba que no hay coscorrones, ni los habrá, porque uno no siga las recomendaciones. Así que sólo, y griega, y todo lo que ustedes quieran decir, incluyendo be o be alta son tan legítimos como lo fueron desde que lo decimos así unos cuantos; y seguirá siendo legítimo que se diga de otra manera allí donde se dice de otra manera. Dijo el maestro Moreno de Alba que todo lo que tiene que ver con la lengua tiene su aspecto ambiguo, y que gracias a la ambigüedad hay poesía. Pues ayer a mi los académicos me parecieron entre poéticos y protagonistas de El gatopardo.

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