sábado, 30 de marzo de 2013

pero con coma, usos apropiados


 

La palabra pero suele tener una coma antes y no despuésaunque hay ciertos casos especiales que hay que tener en cuenta, tal como explica la Ortografía de las Academias de la Lengua.
Según se indica en esta obra, en la mayoría de los casos la conjunción pero va precedida de una coma, aunque no es raro que se omita indebidamente, como en «La carretera se cobra menos vidas pero se lleva a muchos jóvenes», frase en la que falta una coma tras «vidas».
Los casos especiales más importantes son los siguientes:
  1. Cuando pero precede a una pregunta, no le sigue una coma; en este caso, la partícula puede ir dentro o fuera de las interrogaciones: «Pero ¿por qué Cubillas decidió trasladar los entrenamientos?» o bien «¿Pero por qué Cubillas…?».
  2. Cuando se contraponen directamente dos palabras que expresan cualidades o características, se escribe sin comas: «La alianza suma 69 escaños, un escaso pero suficiente margen de diferencia», «El tránsito es lento pero sin interrupciones».
  3. Cuando a pero le sigue un inciso, se escribe una coma después: «Esta iniciativa estaba planteada para diciembre, pero, dado lo positivo de los resultados, se decidió ampliarla a enero».

locuciones latinas, errores frecuentes

Las locuciones latinas, estén o no asentadas en el uso, deben tratarse como el resto de los extranjerismos y escribirse tal y como se hacía en la lengua original, por tanto sin acentuación gráfica.
Por trartarse de extranjerismos se escriben en cursiva o, si no se puede usar este tipo de letra, entre comillas, tal y como señala la Ortografía académica.
Sin embargo, se ha observado una utilización inadecuada de algunas de ellas, debido principalmente a la tendencia a introducir las preposiciones o los plurales propios del español.
A continuación se relacionan las más habituales y sus correspondencias correctas:
  • corpore insepulto, no de corpore insepulto. Significa ‘con el cuerpo sin sepultar/de cuerpo presente’;
  • grosso modo, no a grosso modo. Significa ‘aproximadamente o a grandes rasgos’;
  • ipso facto, no de ipso facto. Significa ‘en el acto, inmediatamente’;
  • modus operandi, no modus operandis. Significa ‘modo de obrar’;
  • modus vivendi, no modus vivendis. Significa ‘modo de vivir’;
  • motu proprio, no de motu propio. Significa ‘por propia iniciativa’;
  • mutatis mutandis, no mutatis mutantis/mutatis mutandi. Significa ‘cambiando lo que se deba cambiar’;
  • peccata minuta, no pecata minuta. Literalmente, ‘pecados veniales’; indica una culpa o error menores;
  • sub iudice o sub judice, no subiudice/subjudice osubiúdice/subjúdice. Significa ‘pendiente de juicio’;
  • vox populi, no voz populi. Significa ‘voz pública/del pueblo’.








Actividades textos periodísticos de opinión

viernes, 29 de marzo de 2013

aquaplaning, en cursiva

El término aquaplaning, que el diccionario de María Moliner recoge como anglicismo con el sentido de ‘deslizamiento incontrolado de un vehículo por existir una capa de agua en el pavimento que impide la adherencia de las ruedas’, ha de escribirse en cursiva por no ser una palabra española.
Sin embargo, es bastante habitual verlo escrito en redonda y con diferentes grafías (aquaplanning, aqua-planing, acuaplaning…) en los medios de comunicación: «Lo de la AP-9 ya no es aquaplanning, que también; es, directamente, surf», «En torno a las dos de la tarde, el aquaplaning motivó que algunos turismos colisionaran» o «El fenómeno del aqua-planning se soluciona con una buena elección de neumáticos».
A pesar de que se trata de un término extendido en el español actual, existen equivalentes  que no requieren resalte tipográfico, comohidroplaneo y acuaplaneo, términos que ya usan habitualmente algunos profesionales del sector del automóvil.
No obstante, si se opta por el término inglés, lo adecuado es escribirlo con cursiva y recordar que se trata de una sola palabra, con q —no conc—, sin guion, y con una sola ene: aquaplaning.

"Homenaje Literario en el Centenario del poeta Luis Rosales. Dos poetas, Rosales y Lorca, dos amigos en la tragedia de España."


Acto que bajo el título: "Homenaje Literario en el Centenario del poeta Luis Rosales. Dos poetas, Rosales y Lorca, dos amigos en la tragedia de España." se celebró en Sevilla, el 28 de Octubre de 2.010. Organizado por la Asociación Cultural Ademán y la Asociación Fernando III. En el Club Antares. Conferenciante Francisco Robles (escritor y periodista).


Segunda parte del Acto de Homenaje Literiario al poeta Luis Rosales en su centenario, celebrado en Sevilla, el pasado 28 de Octubre, organizado por la Asociación Cultural Ademán y la Asociación Fernando III, bajo el título: "Rosales y Lorca, dos poetas, dos amigos ante la tragedia de España". Primera parte de la alocución del periodista y escritor José Ántonio Martín "Petón".


Tercera parte del Acto de Homenaje Literiario al poeta Luis Rosales en su centenario, celebrado en Sevilla, el pasado 28 de Octubre, organizado por la Asociación Cultural Ademán y la Asociación Fernando III, bajo el título: "Rosales y Lorca, dos poetas, dos amigos ante la tragedia de España". 2ª Parte y final de la alocución del periodista y escritor José Ántonio Martín "Petón".


"Últimas noticias del inagotable Pessoa" por Antonio Jiménez Barca


Una versión del ‘Libro de desasosiego’ con textos inéditos arroja nueva luz sobre el autor

También se publica una compilación de sus escritos psiquiátricos



Diagrama con los heterónimos más importantes de Pessoa, a partir de un análisis de su traductor Perfecto E. Cuadrado. / FERNANDO VICENTE

La inmensa herencia literaria de Fernando Pessoa, fruto de un afán inhumano de perfección que quedó plasmado en un legado de cerca de 30.000 escritos ordenados, en su mayoría, de forma caótica y embarullada, sigue regalando nuevos textos que aportan nuevas visiones sobre este escritor inagotable. Fruto de la labor de zapa de dos estudiosos de la obra del mayor poeta portugués contemporáneo aparecen ahora en España una nueva edición del Libro del desasosiego, con cinco textos inéditos, y un volumen titulado Escritos sobre genio y locura,compuesto por apuntes sobre psicopatologías y psiquiatría nunca publicados en español (en Portugal lo fueron en 2006). Ambas, en Acantilado.
Richard Zenith, estadounidense de origen, portugués de adopción, considerado por muchos el mayor especialista de la obra de Pessoa, ha compuesto esta última edición del Libro del desasosiego. Entre los cinco textos sacados a la luz hay reflexiones sobre la muerte y sobre el hecho mismo de divagar. Y entre ellos, uno especialmente sintomático. Es el más largo y se compone de una deliciosa redacción sobre la niñez del poeta, sobre sus recuerdos de juego inventando personajes con las piezas del ajedrez y sobre la nostalgia infinita de la infancia. “Me dolía esto como hoy me duele no poder dar expresión a una vida. ¡Ah! Pero ¿por qué recuerdo yo esto? ¿Por qué no permanecí niño para siempre? ¿Por qué no morí yo allí, en uno de esos momentos?”.
Zenith tradujo Libro del desasosiego al inglés y su primera edición en portugués data de 1998. Desde entonces ha elaborado 10 más. Tal cantidad de versiones obedece a las circunstancias azarosas en que se descubrió a principios de 1980 el manuscrito, dentro de un sobre en un arcón que albergó durante décadas la confusa, ingente y desordenada herencia literaria del escritor.
“Pessoa dejó ciertas indicaciones para la composición del libro, pero estas no son exhaustivas y, a veces, se contradicen con otras que dejó en otra parte, por eso se encuentran textos traspapelados que aunque no llevan indicación ninguna, por su temática o estilo deben figurar en elLibro del desasosiego”, explica Zenith.
Pessoa rehacía, destruía y guardaba. Olvidaba proyectos, los retomaba años después y los modificaba en una mañana. Añadía una hoja a un volumen inacabado que luego traspapelaba. Escribía en cuartillas ordenadas a veces, pero otras lo hacía en sobres, en notas de contabilidad, en el reverso de circulares empresariales. Reemprendía obras que se multiplicaban como un árbol ramificado hasta el infinito, llevaba adelante varios libros a la vez... Daba la impresión de que el peso mismo de su deseo de escribir le sepultaba, que le atenazaba el no poder controlar su propia e inmensa ambición reconvertida continuamente en un creciente caos en búsqueda de belleza.
Y buena parte de eso acabó, inconcluso, en el arcón. “Todo ello se debe a su perfeccionismo. Él sostenía que la perfección no era posible, tal vez en un poema corto, pero la vida de un hombre no daba para otorgar la perfección a una obra de mayor extensión. Aun así, no se conformaba. De ahí sus avances y retrocesos”, añade Zenith.
La aparente falta de orden y la —previsible e inevitable— arbitrariedad en la composición —siempre póstuma— del Libro del desasosiegodeben importar mucho al lector. “Este es un hermoso ejemplo de no-libro. Se puede leer de arriba abajo, de abajo arriba, picoteando, eligiendo al azar una página…”, asegura Zenith, que recientemente ha recibido en Portugal el prestigioso Premio Pessoa por su labor investigadora y literaria. Y añade que el volumen encierra una sorprendente modernidad. “Fue escrito desde 1915 a 1934. Pero descubierto en 1982 y eso es poéticamente justo, porque pertenece al sentir de nuestros días. Cuando se escribió, Europa creía en la unidad, en la coherencia del yo, en esas cosas que han saltado por los aires y que el Libro del desasosiego, con su fragmentación no solo textual, refleja perfectamente”.
Por su parte, el estudioso colombiano Jerónimo Pizarro ha culminado y, en el caso de la edición española, traducido, Escritos sobre genio y locura, donde Pessoa, obsesionado desde muy joven por cuestiones de psiquiatría, expone sus hallazgos, sus reflexiones, su peculiar interés por algo que le atañía de cerca (él mismo se calificó poco antes de morir de histérico-neurasténico).
Pizarro se ha basado en un conjunto documental catalogado en la Biblioteca Nacional de Portugal como Ensayo sobre degeneración, genio y locura, que contiene 200 textos. Y ha añadido otros 400 relacionados con el tema tras examinar el inagotable archivo del poeta. “Para él, que poseía una formación autodidacta en psiquiatría, pero que llegó más lejos que cualquier psiquiatra portugués de la época, el genio se corresponde con una cierta dosis de locura, con cierta bipolaridad”, sostiene Pizarro, que añade: “El desequilibrio psíquico que acarrea este tipo de locura del genio es, para Pessoa, un cierto tipo de equilibrio superior al que se accede a través del arte”.
Pizarro explica que, gracias a los escritos de Pessoa sobre esta materia y a su propia experiencia personal, se puede rastrear la huella del genio en el arte o viceversa, más incluso que en artistas como Hölderlin o Van Gogh. Este estudioso, que ha editado otras obras del poeta portugués y que se conoce al dedillo los atajos de su inabarcable archivo, pronostica que su herencia catalogada hoy en la Biblioteca Nacional de Portugal seguirá devolviendo joyas. “Hay, en ese archivo inmenso, material para 300 libros de 100 páginas. Y solo se ha publicado la mitad”.

Muchas vidas en una sola


Retrato de Fernando Pessoa en su juventud.
Fernando Pessoa creó decenas de voces para su propia expresión literaria, los célebres heterónimoscon los que firmaba sus textos.
Entre los más famosos están Álvaro de Campos, Alberto Caeiro, Antonio Mora o Bernardo Soares, quinientos fragmentos de diario, aforismos y divagaciones sobre cuestiones cotidianas y filosóficas generales que Pessoa redactó entre los años 1913 y 1935, a quien Pessoa atribuye las reflexiones del Libro del desasosiego.

Sintonías que marcaron nuestra infancia (II): Inspiración literaria por Marta Castro


Entre las series de dibujos de los años 80 hay algunas inspiradas en obras literarias



Fotograma de 'La vuelta al mundo de Willy Fog'. / EL PAÍS

Con siete años no puedes leer El Quijote, pero eso no implica que no puedas conocerlo. Y la generación del tactel y la nocilla sabe bien lo que esto significa. La cultura literaria de muchos niños comenzó con las aventuras animadas de los personajes clásicos. Y sus sintonías merecen por lo menos un repaso. Gracias a ellas algunos retienen aún el argumento de los grandes hitos de la literatura.
Es el caso de Las aventuras de Sherlock Holmes. El personaje de Conan Doyle ha inspirado multitud de tramas y personajes hasta el día de hoy -incluso el excéntrico doctor House-. Ninguna tan tierna y divertida como el de la producción japonesa que llegó a España a mediados de los años 80. La música de apertura de la serie aún sigue protagonizando tarareos y silbidos. Todo un clásico en los momentosrevival de los niños de aquella época.


No podemos saber la reacción que Doyle habría tenido al ver a su héroe decadente convertido en un zorro. Tampoco podremos saber que sentiría Alejandro Dumas al ver a la élite de la tropa francesa, los Mosqueteros, convertidos en perros. Y eso que el escritor francés ha visto a sus personajes vestidos con muchas caras.
Los mosqueperros es una de las primeras coproducciones de animación entre España yJapón. Amis, Portos, Dogos y D´artacan -Alejandro Dumas puede estar retorciéndose en la tumba- luchaban contra el maléfico Richelieu, al que le brillaba siempre un canino cuando hacía una de las suyas. La serie gustó tanto que comenzó la carrera del merchandaising de la producción patria. La sintonía, simplemente, inolvidable.


Convertir los personajes en animales es todo un clásico. Y si no que se lo digan al respetable protagonista de La vuelta al mundo de Willy Fogg. Verne debe estar riendo en su tumba. La vuelta al mundo en 80 días la completó este caballero en compañía de Tico y Rigodón, antiguos artistas circenses y sus amigos más inseparables hasta que conoció en la India a la princesa Romi. Lo más curioso de este caso es que tan recordada es la canción que daba paso a la serie como la que cerraba cada capítulo, Sílbame.


 La animación española despegó en esos años, y siguió nutriéndose de fuentes literarias. Es el caso de Los trotamúsicos, basado en el cuentoLos músicos de Bremen de los hermanos Grimm. La serie transmitía valores clásicos como la amistad, pero también la protección del medioambiente. La música estaba muy presente para recrear las aventuras del gallo Coki, Lupo el perro, Tonto el burro y el gato Burlón. Incluso para sus némesis, los malvados Chef, Bestia y Tapón.


Pero antes de todas estas muestras de dibujos animados con la marca España, el precursor fue un manchego loco, al que se le había secado el seso de tanto leer libros de caballería. Dicen los expertos que El Quijote es un libro que te acompaña toda la vida: de niño te hace reír, de adulto lo entiendes y de anciano te sientes identificado. En cualquier caso, esta generación tuvo el honor de conocer la gran novela de Cervantes a través, también, de la música.


En el repaso hemos dejado fuera algunos otros títulos que tendrían cabida: HeidiMujercitas o las aventuras de Arsenio Lupin, porque la memoria emocional, sensitiva y musical, es ilimitada.

jueves, 28 de marzo de 2013

Ortotipografía: Su origen, sus principios, sus funciones en Tex y Tipografía por Javier Bezos



Todas las cosas buenas que existen son fruto de la originalidad
(John Stuart Mill: Sobre la libertad)
La ortotipografía, tal como explico en Ortografía, tipografía y ortotipografía, estudia la combinación de la ortografía y la tipografía y concreta la forma en que la primera se aplica en obras impresas.
Desde un punto de vista histórico, la ortotipografía ha sido más propiamente la parte de ortografía, o de la escritura en general, que aplicaban los impresores y, en última instancia, los tipógrafos.
Antaño, incluso los autores se despreocupaban de la puntuación y de la estructura por párrafos (y no digamos de las mayúsculas), materias que con el tiempo han pasado a la ortografía y la estructuración del discurso de los propios creadores. Desde principios del siglo XX, otros aspectos como la composición de las bibliografías (mucho más simples y elementales que en hoy) o la creación de las portadas han ido pasando al diseño y el estilo editoriales.
Por tanto, la ortotipografía actual no se puede plantear como hace tan solo medio siglo, con la relativa uniformidad de medios y contenido, y más cuando la tipografía ya no es patrimonio exclusivo de los impresores ni, de hecho, del material impreso en general. Hoy, al contrario que hace unos pocos lustros, lo normal es escribir con medios tipográficos.
La ortotipografía es una disciplina práctica. Partiendo de la ortografía, el diseño editorial (incluyendo decisiones estilísticas y tipográficas) y los medios técnicos, un ortotipógrafo deberá tomar decisiones para que todas estas piezas encajen en beneficio de la comunicación escrita. Por ello, no existe, propiamente, una normativa ortipográfica: lo que debería haber es un conocimiento de todos estos elementos para determinar lo más apropiado en cada caso.
Precisamente por eso la ortotipografía no se basa en normas rígidas. Por ejemplo, no se puede exigir una cursiva si por alguna razón presentara problemas de legibilidad en un determinado contexto. Hay diferentes medios, diferentes públicos, diferentes objetivos en la comunicación, y por tanto no hay soluciones únicas válidas en todos los casos. Pujol y Solà, en su Ortotipografía lo expresan del siguiente modo (p.XII, traducido del catalán):
Como principio general, se puede decir que en ortotipografía casi nunca hay un sistema único, aunque los humanos tengamos una tendencia irresistible a buscarlo en todo: pero, en cambio, sí tiene que haber siempre sistema, orden, coherencia interna. No siempre es fácil esquivar la trampa de tachar de «incorrecta» una determinada práctica. Pero estamos convencidos de que tal calificación debería desaparecer no solo de los manuales que tratan de estas materias, sino sobre todo de la mente de los profesionales que se ocupan de ello. Más aún: nosotros desearíamos firmemente que el maniqueísmo desapareciera en general de todos los terrenos en que se ha instalado, para dejar la puerta abierta a la libertad y a la responsabilidad, al gusto personal y a la estética aconsejada por nuestra rica y venerable tradición que todavía mantiene plena vigencia. Ya nos daríamos por satisfechos si podíamos contribuir un poco a conseguirlo.
Es decir, con independencia de que haya unos principios básicos rectores, la ortotipografía se tiene que amoldar a cada caso específico. Y cada problema se vuelve a estudiar, en busca de nuevas soluciones, que a veces funcionan y se quedan, pero que en otras ocasiones no funcionan y se abandonan. No hay nada de malo en eso, sino que, más bien al contrario, es incluso necesario.
En ortotipografía conviene mirar en muchas direcciones: hay que conocer y tener en cuenta lo que dicen los manuales de estilo, no solo españoles, sino también ingleses, franceses, alemanes… Incluso puede ser interesante, por ejemplo, conocer y analizar las escrituras árabe, china o tailandesa, e indagar por qué algunas no usan mayúsculas y otras no separan las palabras.
En ortotipografía es preciso preguntarse si es posible adoptar (y adaptar) lo que se dice en el manual de estilo de Chicago o el de la Imprenta Nacional de Francia, en caso de que sea apropiado a las necesidades de una obra concreta, ponderando siempre su conexión con las tradiciones hispanas y si merece la pena que estas se rompan.
La idea de mirar solo a una lengua como inspiración (sea cual sea) es contraria al espíritu práctico de la ortotipografía. Cuando en alguna ocasión he explicado a (orto)tipógrafos franceses que en España (en especial Morato, Martínez Sicluna y Martínez de Sousa) se tomaba como modelo el francés, la respuesta ha sido casi siempre una pregunta: «¿por qué?».
En efecto, el español debe atender a su propia lógica interna y no mirar sin más a otra lengua tan distinta al español tanto en el plano escrito como en el oral. La guía última para el español, incluso a la hora de incorporar novedades, no puede ser más lengua que el propio español.
Como disciplina aplicada, en ortotipografía no se deberían aceptar de modo acrítico lo dicho en las normas de ortografía de las Academias de la Lengua, no siempre apropiadas en todos los contextos. No se debe tener miedo a experimentar,incluso si eso implica romper normas académicas, que en sí mismas van recogiendo en cada nueva edición cambios que los ortotipógrafos introducen para las necesidades prácticas de la comunicación, y que en su mayoría, recordemos, han sido fijadas por los impresores y los amanuenses, es decir, por quienes han tenido que crear continuamente obras escritas en la práctica.

Entradas populares

número de páginas