(1) Supercómodo
(2) Extesorero
(3) Semipresencial
Hay tres excepciones a esta regla general:
a) Cuando el prefijo no afecta a una palabra individual, sino a una secuencia completa de palabras.
b) Cuando la palabra a la que se une el prefijo empieza por mayúscula.
c) Cuando el prefijo se une a una cifra.
En el primer caso, el sufijo se escribe separado:
(4) Los países occidentales suelen militar en el bando pro libre comercio.
En (4) el prefijo pro se refiere a la secuencia completa libre comercio y para marcar eso lo separamos con un espacio en lugar de unirlo a la palabra que viene a continuación.
En el segundo caso (palabras que empiezan por mayúscula), se recurre a un guion:
(5) La Italia pre-Mussolini es un país muy diferente del que encontremos una década después.
(6) En los años ochenta hubo movimientos sociales marcadamente anti-OTAN.
Como vemos en los ejemplos, lo mismo nos da el que solo aparezca en mayúscula la primera letra de la palabra o el que aparezcan todas, como en las siglas.
No obstante, hay que tener en cuenta aquí que a veces al prefijar un nombre propio lo que creamos es en realidad un nuevo nombre propio que se escribe con mayúscula inicial, por ejemplo:
(7) ¡Eres el Anticristo!
No es lo mismo ser anti-Cristo, es decir, contrario a Cristo, que ser el Anticristo, o sea, el reverso de Cristo, un ser determinado y concreto que se opone a él por naturaleza. En un orden de cosas más pedestre, podemos encontrar algo parecido con Superlópez, que es el nombre de un personaje de cómic con superpoderes.
Cuando el prefijo se une a una cifra, también hay que enlazarlo con guion:
(8) La vida post-65 es muy diferente hoy a lo que era habitual hace tan solo cincuenta años.
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