jueves, 5 de enero de 2012

Crítica de El prisionero del cielo, de Carlos Ruiz Zafón


Web del autor 

Por Juan Luis Sánchez en Cultura Suite 101

Carlos Ruiz Zafón recupera a personajes y subtramas conocidas en El prisionero del cielo, tercera obra del ciclo del Cementerio de los Libros Olvidados.




Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 25 de septiembre de 1964) se ha convertido en uno de los escritores más vendidos en lengua española. Se especializó en literatura juvenil desde su primera novela, El príncipe de la niebla, de 1993, que obtuvo el premio Edebé. De su etapa inicial destaca Marina, donde ya están presentes varias de las obsesiones temáticas que le han dado el éxito.

Su consagración definitiva le llegó en 2002 cuando Planeta publica La sombra del viento, que aunque tardó en arrancar, recibió muchos elogios, y acabó convirtiéndose en un fenómeno editorial, pues fue traducida a diversos idiomas, y vendió más de 10 millones de ejemplares. En 2008 publicó El juego del ángel, precuela de su libro anterior que también arrasó.

Ahora, el escritor lanza El prisionero del cielo, que con sus dos últimos trabajos y un cuarto, aún por escribir, forma una especie de saga, con personajes y escenarios interconectados.


Sinopsis de El prisionero del cielo, una prisión de postguerra

La trama se desarrolla en dos tiempos, en Barcelona. En 1957, Daniel Sempere (que fue el niño protagonista de La sombra del viento) ha crecido, se ha casado y ha tenido un hijo. Sigue trabajando en la librería de su padre, que cree que puede llamar la atención de algunos clientes instalando un Belén en Navidad. Un curioso personaje entra en el establecimiento y adquiere una valiosa edición de El conde de Montecristo, que le quiere regalar a Fermín, el amigo de Daniel, de parte de un viejo amigo, y le escribe una enigmática dedicatoria: "Para Fermín Romero de Torres, que regresó de entre los muertos y tiene la llave del futuro".

Para explicarle a Daniel de dónde ha salido el peculiar individuo, Fermín le contará lo ocurrido muchos años atrás, en 1939, justo después del final de la Guerra Civil. Entonces le encarcelaron en una inexpugnable fortaleza en lo alto de Montjuit, dirigida por Mauricio Valls, un hombre obsesionado con un genial escritor que cumple condena en el lugar.


Crítica de El prisionero del cielo, Ruiz Zafón mantiene sus señas de identidad

La trama es completamente independiente de sus predecesoras, por lo que la puede leer un neófito sin problemas. Lógicamente, disfrutarán más quienes conozcan los otros dos libros, por su resolución de algunos misterios, y la presencia de personajes ya conocidos. En principio mantiene las señas de identidad de Zafón, pues desarrolla una historia de intriga, en escenarios góticos de la postguerra en Barcelona, con escritores geniales caídos en desgracia, amores románticos de novela, etc.

Resultan especialmente logrados los homenajes del autor a la literatura popular de todos los tiempos. A lo largo de la trama se cita a libros como El conde de Montecristo, Los miserables y Cuento de Navidad, que como sus obras iban dirigidas a un público muy amplio. Quizás decepcionará a un sector del público que busca libros de más enjundia, pues se pueden criticar sus giros folletinescos, y algunos pasajes que fuerzan la credibilidad (una maleta permanece 20 años en la consigna de una estación, un profesor que casualmente trabaja en un registro ideal para los fines de Daniel, etc.).

Quizás también juega un poco en su contra que apenas crea nuevos personajes de interés, y deja con ganas de más.


Un libro que engancha hasta el final

Sin embargo apasionará a los incondicionales del autor y a quienes se acerquen a su lectura dispuestos a pasar un buen rato, pues sin llegar al nivel de los anteriores la trama engancha desde la primera página, tiene un ritmo de thriller dinámico, y sus personajes y escenarios son bastante evocadores. Además, llama la atención la arquitectura narrativa de la saga, pues sus conexiones con las otras obras están tan bien construidas que mantienen la intriga.

Dedica la mayor parte de la obra a explicar el pasado de Fermín Romero de Torres, uno de sus mejores personajes, y los datos que da son bastante coherentes con lo que ya se ha contado sobre él. Además, su descripción de la época es lo suficientemente apasionante como para justificar la lectura.

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