miércoles, 28 de diciembre de 2011

Cosecha de los inocentes


Los errores de imprenta persisten a pesar de la tecnología y provocan risas y hasta algún conflicto que otro.
EL Diccionario de la Real Academia (DRAE) define a la errata como la 'equivocación material cometida en lo impreso o manuscrito', cosa similar al error al que concede más acepciones y explica que es el 'concepto equivocado o juicio falso', la 'acción desacertada o equivocada' y la 'cosa hecha erradamente', que va sin hache de herradura.
El caso es que una y otro son género que se da con abundancia, y los papeles, lo que decimos el periódico mayormente, son fuente abundante e inagotable que un día como el de hoy, con la más santa inocencia, parece oportuno e idóneo dejar que mane libremente.
Hace más de tres siglos largos que Baltasar Gracián (1601-1668) dejó escrito aquello tan cierto de que «la confianza es la madre del descuido», y la errata (a mayor gloria y sonrisa, cuando no carcajada) sigue viva y bien viva, y no hay avance tecnológico que pueda con ella. Los medios se han modernizado (¿mejorado?) de forma notable, pero no ha nacido quien pueda impedir que con ocasión de una información de urgencia transmitida por telefonía móvil surjan problemas de cubertería (cobertura) que la hagan casi inaudible para quien la recibe, quizás porque encima es de tensión baja y proclive a las toponimias (lipotimias) y luego pasa que, una vez impresa, la jodienda (con perdón) no tiene enmienda y por poder hasta puede surgir un conflicto sin rectificación que valga.
Así, se ve circular una furgoneta que en letras bien gordas y visibles indica pertenecer a determinada Fábrica de jamones, rotulación comercial ante la que cabe preguntarse ¿de qué los hacen, de madera o de metal? O la severa y póstuma (o viceversa) esquela donde consta la identidad de la fallecida (la única que no protesta) y se dice que se llamaba Purificación, y debajo y entre paréntesis (Doña Puta), la abreviatura cariñosa y familiar con la que la conocían los más allegados, sin R y con T consecuencia de írsele el dedo al (o a la) teclista, con el consiguiente escojone del personal y el comprensible enfado y pleito de sus deudos.
La errata es inasequible al desaliento (puede verse en los recortes, mínima parte de los que circulan) y, para terror de la comunidad educativa, a Secundaria y Primaria te añadeOrimaria que debe ser enseñanza propia de quienes todavía se hacen pis, la tormenta de uranio que provoca daños cerebrales en el hígado, intestinos y otros, el bebé de 21 años que cae de un segundo piso, el anuncio de Cristina y sus 120 pechos que parecen demasiado relax, o la nota aclaratoria de que un sucio era un socio, en realidad.
Y ya que hoy, 28 de diciembre, se celebra la festividad de los Santos Inocentes y es día tradicionalmente de bromas y chanzas, ahí queda para la posteridad la ratificación fotográfica del buen humor y el ingenio que distinguen a los habitantes de Sunbilla (demostración anual en sus carnavales, último fin de semana de enero) indicando (y explicando) la dirección de la vía de servicio, con su rollo de papel y todo. Y en bilingüe.

Publicado 28/12/2011
Lander Santamaria


Miércoles, 28 de

 diciembre del 2011

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