lunes, 26 de diciembre de 2011

El Seiscientos (Cinco horas con Mario de Miguel Delibes)


Fuera de los nombres de los chicos, la administración, los colegios y cosas así, yo un cero a la izquierda, no me vengas ahora, que lo que más me duele, Mario, es que por unos cochinos miles de pesetas, me quitaras el mayor gusto de mi vida, que yo no te digo un Mercedes, que de sobra sé que no estamos para eso, con tanto gasto, pero qué menos que un Seiscientos, Mario, si un Seiscientos lo tienen hoy hasta las porteras, pero si les llaman ombligos, cariño, ¿no lo sabías?, porque dicen que los tiene todo el mundo. ¡Cómo hubiera sido, Mario!, de cambiarme la vida, fíjate; no quiero ni pensarlo. Pero ya, ya, un automóvil es un lujo, una cátedra no da para tanto, me río yo, como si no supiera que los que te frenaban eran los de la tertulia, pero mira don Nicolás, consejos vendo y para mí no tengo, un Milquinientos, que es lo que yo digo, una cosa es predicar y otra dar trigo, que mucho igualdad y todas esas historias pero ya le ves a él, el cuento de siempre, que si tú te lo propones, un Gordini, a ver, y no quito ni tanto así, que oportunidades no te han faltado, mira Fito, en mejor plan no cabe, y aun sin recurrir a eso, Mario, porque tú escribes bien, todo el mundo lo dice, pero de unas cosas que no entiende nadie y cuando se entiende, peor, de una gentuza que hasta huele, desarrapados y muertos de hambre. Y eso a la gente, no, Mario, que la gente es muy avisada y no le gusta que le vayan con problemas, que bastantes tienen ya, que me he hartado de decírtelo.

Miguel Delibes  Cinco horas con Mario Capítulo VIII página 42

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