Javier Fonseca García-Donas (Madrid, 1972) es Doctor en Derecho y durante años ha combinado su trabajo de profesor universitario y de responsable de voluntariado en una ONG con su pasión por escribir historias a un público infantil y juvenil. Ha escrito más de diez novelas, álbumes y cuentos infantiles. Actualmente, compagina la escritura con su labor como profesor de Literatura Infantil y Juvenil en la Escuela de Escritores de Madrid, y la promoción y animación a la lectura, tanto a jóvenes como adultos.
Javier estuvo el pasado miércoles 16 de febrero en el Matemático Puig Adam para hablar con los alumnos de 1° de la ESO sobre La herencia del capitán Buñuelos, libro que los estudiantes tenían como lectura obligatoria. En este libro se cuenta la historia de los hermanos Morata, Álex y Mar, que intentarán descubrir el misterio de unas canciones desaparecidas que el capitán Buñuelos escribió para la cantante más famosa del momento, Olivia Valdés. El escritor charló con los alumnos durante más de una hora y ellos tuvieron la oportunidad de preguntarle todo lo que querían saber acerca del libro. Aprovechando su visita, le hicimos esta entrevista sobre su trayectoria como escritor.
¿Es cierto eso de que los niños son el público más exigente?
Sí, hasta cierto punto sí, porque el lector adulto te permite más cosas, que le aburras un poco de vez en cuando. Si a un lector infantil no le das lo que quiere, te abandona, no le interesa lo que le das.
Hasta el momento sólo has escrito literatura infantil o juvenil, ¿no has pensado en escribir para adultos?
Sí, alguna vez sí que se me ha ocurrido, pero me siento muy a gusto en este registro infantil. He hecho alguna cosa por mi cuenta, pero de momento no. Sí que noto que voy evolucionado y que cada vez escribo para niños de más edades, pero me tira más lo juvenil, así que no sé si en algún momento me dará por dar el salto a la literatura de adultos, pero en estos momentos no.
¿Cómo acaba un Doctor en Derecho escribiendo literatura infantil y juvenil?
Porque siempre me ha gustado escribir, pero yo quizá le daba la vuelta a la pregunta: ¿cómo acaba una persona a la que le gusta escribir estudiando Derecho y doctorándose? Tengo que decir que fue porque me dejé convencer por las circunstancias cuando tenía 18 años, pero lo que a mí siempre me hubiera gustado estudiar es Filología y Literatura.
Al escribir para gente tan joven, ¿cómo te sientes al saber que muchos niños se han aficionado a la lectura gracias a ti y a tus libros?
Es muy gratificante, porque cuando uno escribe lo que busca es gustarle a otros, y cuando ves que eso les pasa a los niños, que son mucho más expresivos que los adultos y que si algo no les gusta te lo dicen, te sientes muy bien. Yo estoy muy a gusto y es muy motivador que los chavales te manden correos diciéndote lo que les ha gustado de un libro, que te hagan preguntas, que te digan que leer tu libro les ha llevado a leer otros diferentes… Es muy motivador y hace que me mantenga escribiendo libros e historias.
¿Qué ídolos literarios tenías de pequeño hicieron que te adentraras en este mundillo y te aficionaras a la lectura?
Yo empecé leyendo muchos cómics, creo que es muy interesante, porque al niño hay que dejarle que lea lo que quiera, no se le pueden meter con calzador las cosas. De vez en cuando sí se le puede decir que lea ciertas cosas, pero hay que dejarle libertad. Yo empecé leyendo cómics americanos y de ahí me pasé a novelas. Además, tuve la suerte de tener a un bibliotecario en el colegio que no me prestaba los libros, sino que me los regalaba, entonces gracias a él me enganché a las historias y a leer. Después, he ido buscando las lecturas por mí mismo, me he dado cuenta de que sentarse a leer un libro es mucho más que eso, es meterte en un mundo, en un espacio durante un tiempo, en el que no hay nada que te molesta. Merece la pena pasar el tiempo leyendo. Yo he disfrutado mucho con la lectura y cuando eso te gusta y te engancha, un libro te lleva a otro.
¿Qué recomendación literaria le harías a los jóvenes para introducirse en la lectura?
Sobre todo libros que traten temas que a ellos les interesen e inquieten. Hoy en día en el instituto tienes unas lecturas obligadas que tienes que leer y están muy bien para conocer la Historia de la literatura y demás, pero también es muy interesante poder alternar estas lecturas con otras que realmente inquieten a los chicos, que elijan ellos mismos. Yo creo que es necesario conocer qué quieren los niños y así poderles hacer propuestas. Por ejemplo, en lo juvenil funciona mucho la fantasía, una autora como Laura Gallego genera muchísimos lectores; también funciona muy bien lo romántico, hay de todo en este género, incluso libros que pueden llegar a ser, en mi juicio, perjudiciales para el desarrollo de los niños. Una novela juvenil que a mí me encanta que es Eleanor & Park, una historia romántica preciosa. Por supuesto, también son importantes autores como John Green que han sabido captar lectores y engancharlos, tanto a chicas como a chicos.
Has venido al instituto a hablar de tu libro La herencia del capitán Bañuelos, ¿cómo surge la historia de los hermanos Morata?
Surge porque me apetecía mucho escribir una historia relacionada con la música. Siempre me ha gustado la música y quería incorporarla en alguna de mis historias. Siempre he escrito libros de aventuras con bastante humor y decidí que, como hasta ahora sólo había escrito historias protagonizadas por chicas, quería incorporar a un chico y seguir con la línea del misterio, que es lo que siempre me ha gustado, y así surgió la idea. Son dos hermanos con una familia un poco peculiar que consiguen ayudar a una cantante muy famosa a recuperar unas canciones perdidas que le había dejado su padre en herencia. Además, más adelante también se ven involucrados con una cantante actual.
¿Vas a seguir escribiendo sobre ellos?
Sí, estoy escribiendo nuevas historias sobre los Morata. De hecho, hay una en la que en vez de ayudar a una cantante latina, ayudarán a una rapera durante su gira, y hasta ahí puedo leer.
¿Tienes algún libro favorito de los que hayas escrito, alguno con el que sientas especial debilidad?
Siempre se tiene especial debilidad por el primero, porque es el que te ha abierto las puertas y el que te ha permitido seguir, y es cierto que Ole Sardina no ha sido, en absoluto, el libro que más beneficios económicos me ha dado, pero sí emocionales. No es un libro muy conocido, pero sí que he podido conjugar en él mi amor por la música y la literatura. Por otro lado, también me gusta mucho la poesía y tengo ahora un proyecto entre manos de un poemario que espero que vea la luz para otoño, y me haría muchísima ilusión, no sólo por ser el último que he escrito, sino sobre todo porque es poesía y tengo muchas ganas de publicarla, me gusta mucho.
A la hora de escribir, ¿qué es lo que más te cuesta?
Lo más difícil es la continuidad, porque tener una idea no es tan complicado, la puedes pensar o coger de cualquier sitio, sólo tienes que estar abierto a todo. Esa idea requiere una continuidad y una disciplina, ya que convertirla en una historia y conseguir narrarla es más arduo, es realmente todo el trabajo. Pero por encima de esto, la parte de la corrección, que se suele olvidar, es de lo más pesado. Sí, diría que la parte de la corrección es lo más difícil para mí.
¿Te es difícil escribir para niños, es decir, ponerte en su piel?
No especialmente, porque tengo bastante relación con ellos, pero hay que estar muy abierto y escuchar. A veces, me he dejado llevar por interpretaciones mías y he escrito por mi cuenta cosas que no les han gustado o enganchado, pero cuando escuchas a los que van a ser tus lectores te dan muchas claves y, sobre todo, si son niños o jóvenes, que prácticamente se les escapan. Cuando doy charlas, hablo con alguno o me mandan correos me doy cuenta de qué es lo que les gusta, lo que quieren y con estar un poco espabilado puedes conseguir las claves básicas para que luego les pueda llegar lo que escribas. En ese sentido es lo que más cuesta.
¿Cómo ves actualmente el panorama literario infantil y juvenil en España?
Se decía que era el último al que le había llegado la crisis en todos los sentidos. La crisis creativa no existe, porque siempre va a haber gente que escriba y que tenga ideas, en eso la literatura siempre va a estar sana. Otra cosa es que lo que escribas pueda leer más o menos gente. Hoy en día creo que se abren muchísimas posibilidades para conseguir eso, las nuevas tecnologías nos permiten desde la autoedición hasta hacer campañas de mecenazgo para sacar adelante un libro, y eso está muy bien, tiene muchas ventajas, aunque se abre tanto el abanico que puedes encontrarte de todo. El lector tiene que desarrollar una visión crítica y de análisis, porque ya no hay tanta gente que te garantice que lo que te va a ofrecer es de calidad. El sector se está renovando, están saliendo nuevas formas de publicar y de contar, las tecnologías nos permiten escribir libros que luego continúan en el ordenador o al revés, muchas cosas. También hay muchísima gente que ha empezado a escribir en su blog y luego se ha convertido en libro y son experiencias muy recomendables, sobre todo en lo juvenil. Creo que el sector está removido, como el Martini de James Bond, removido, pero no agitado, y yo creo que es bueno. Poco a poco se van asentando las cosas, las editoriales vuelven a apostar de nuevo y vuelven a publicar cosas, después de un momento más de llanura vuelve a repuntar y tengo mucha esperanza.
Gema Jiménez es exalumna del IES Matemático Puig Adam y está realizando en la actualidad, con brillantez, estudios de Periodismo