miércoles, 28 de julio de 2010
Moby Dick
Moby-Dick[1] es una novela del escritor estadounidense Herman Melville publicada en 1851. Narra la travesía del ballenero Pequod en la obsesiva y autodestructiva persecución de una gran ballena blanca (cachalote) impulsada por el capitán Ahab.
El tono de la novela, al margen de la persecución y evolución de sus personajes, es eminentemente enciclopédico, incluyendo el autor extensas y detalladas descripciones de la caza de las ballenas en el siglo XIX y multitud de otros detalles sobre la vida marinera de la época. Quizá por ello la novela no tuvo ningún éxito comercial en su primera publicación, aunque con posterioridad haya servido para cimentar la reputación del autor y situarlo entre los mejores escritores estadounidenses. La frase inicial del narrador «Call me Ishmael» en inglés, traducido al español a veces como «Llamadme Ismael», otras veces como «Pueden ustedes llamarme Ismael»)[2] se ha convertido en una de las citas más conocidas de la literatura en lengua inglesa.
Contenido
1 Argumento
2 Interpretaciones
3 Inspiración en hechos reales
3.1 Mocha Dick
4 Errores
5 Adaptaciones
6 Referencias
7 Enlaces externos
Argumento
El narrador, un joven con experiencia en la marina mercante decide que su siguiente viaje será en un ballenero. De igual forma se convence de que su travesía debe comenzar en Nantucket, Massachussets, isla prestigiosa por su industria ballenera. Antes de alcanzar su destino, o el origen de su aventura, entabla una estrecha amistad con el experimentado arponero polinesio Queequeg, con quien acuerda compartir la empresa.
Ambos se enrolan en el ballenero Pequod, con una tripulación conformada por las más diversas nacionalidades y razas; precisamente sus arponeros son el caníbal Queequeg, el piel roja Tashtego y el «negro salvaje» Daggoo. El Pequod es dirigido por el misterioso y autoritario capitán Ahab, un viejo lobo de mar con una pierna construida con las mandíbulas de un cachalote. Ahab revelará a su tripulación que el objetivo primordial del viaje, más allá de la caza de ballenas en general, es la persecución tenaz a Moby-Dick, enorme Leviatán que lo privó de su pierna y que había ganado fama de causar estragos a todos y cada uno de los balleneros, que osada o imprudentemente habían intentado darle caza.
Interpretaciones
Moby-Dick es una obra de profundo simbolismo. Se suele considerar que comparte características de la alegoría y de la épica. Incluye referencias a temas tan diversos como biología, religión, idealismo, obsesión, pragmatismo, venganza, racismo, jerarquía y política.
Los tripulantes del Pequod vienen de orígenes tan variados como Chile, Francia, Islandia, Holanda, Italia, Malta, China, Dinamarca, Portugal, India, Inglaterra, Tahiti, España e Irlanda, lo que sugiere que el Pequod es una representación de la humanidad.
Las alusiones bíblicas de los nombres de los personajes o el significado de la ballena blanca han intrigado a lectores y críticos durante más de un siglo.
Inspiración en hechos reales
La obra está inspirada en un caso real que padeció el ballenero Essex, de Nantucket, Massachusetts, cuando fue atacado por un cachalote. Dos de los ocho sobrevivientes relataron el suceso, del que Melville tuvo sobrado conocimiento. Moby-Dick, indudablemente, está también basada en las experiencias personales de Melville como marinero.
Mocha Dick
Artículo principal: Mocha Dick
La obra tuvo también como referencia histórica el relato publicado en 1839 por la revista neoyorquina Knickerbocker. Escrito por un oficial de la armada de EE.UU., narra el enfrentamiento real de balleneros con un cachalote albino conocido como Mocha Dick cerca de la isla Mocha en Lebu, Chile. Como Moby-Dick, escapó incontables veces de sus cazadores durante más de cuarenta años, por lo que llevaba varios arpones incrustados en su espalda. Los balleneros contaban que atacaba furiosamente dando resoplidos que formaban una nube a su alrededor; embestía los barcos perforándolos y volcándolos, matando a los marineros que se atrevían a enfrentarlo. Según el marinero que contó la historia publicada en la revista, para lograr matar a Mocha Dick se requirió la unión de distintos barcos balleneros de distintas nacionalidades. Cabe destacar que en Chile, en la cultura indígena mapuche, existe el mito del Trempulcahue, cuatro ballenas que llevan el alma de los mapuches que mueren hasta la isla de Mocha, para embarcarse en su viaje final. En el año 2005, en la costa de Chile, se filmó a varios de estos cachalotes albinos.
Errores
La obra presenta errores graves de biología, al defender el narrador la tesis de que la ballena es un pez, considerando despreciable el detalle diferenciador de que poseen respiración pulmonar y desoyendo las recomendaciones de biólogos como el sueco Carlos Linneo. Sin embargo, hay que distinguir las opiniones del narrador de las del autor, por semejantes que sean; es evidente que Melville sabía muy bien que la ballena no era considerada un pez sino un mamífero[cita requerida].
Adaptaciones
En 1926 se realizó una película muda, The Sea Beast (La bestia del mar), protagonizada por John Barrymore. En 1930 se filmó otra versión con el mismo título y con Barrymore nuevamente. En 1956 se filmó Moby Dick, de John Huston, con Gregory Peck en el papel del capitán Ahab, con un guión escrito por el escritor estadounidense Ray Bradbury.
En el West End de Nueva York se representó el musical Moby Dick!, basado en una producción escolar de la novela. En 1998 se realizó un película para televisión protagonizada por Patrick Stewart.
martes, 27 de julio de 2010
lunes, 26 de julio de 2010
domingo, 25 de julio de 2010
Diarios de escritores
WINSTON MANRIQUE 25/07/2010
Empujados por cierto descrédito de la ficción, por la erótica de la intimidad ajena, por el aliado cibernético de los 'blogs'..., los diarios de escritores viven días de éxito. Una de las formas más libres de escritura. Instrumento de trabajo y, por qué no, de terapia. James Salter, Alma Guillermoprieto, Alan Pauls y Justo Navarro nos ofrecen extractos inéditos de sus diarios. John Banville realiza el ejercicio de escribir uno para 'El País Semanal'. Y desvelamos pasajes de los de León Tolstói y Susan Sontag, de próxima publicación.
Alguien, al reconocer lo efímero de la vida, plasma esa sensación en alguna parte sin saber que hacia el año 2010 esa práctica de apuntes y anotaciones privadas sobre su vida y la vida será muy popular, seducirá a los lectores y mostrará, como pocos géneros, las pulsiones y pulsaciones de su tiempo.
'La lectura en Internet mezcla impaciencia e indolencia'
'Si no hago nada mañana, me suicido'
'¡Ay, esto es tan duro!'
El libro que desnuda a Susan Sontag
'Soy una última alternativa para analistas desesperados'
'Es un trabajo peculiar, este de escribir'
'Me gustaría morir aquí'
Día primero. "12 de junio de 1942. Espero poder confiártelo todo como aún no lo he podido hacer con nadie, y espero que seas para mí un gran apoyo". Así empieza Ana Frank a los 13 años su Diario, ejemplo por antonomasia de un género que, en su caso, siendo el registro de su encierro y el de su familia huyendo del nazismo, se convertirá en testimonio clave de una época trágica.
Entre aquel tiempo y hoy hay un arco donde el yo no ha cesado de conquistar territorios literarios. El origen de tantos diarios como diaristas, divididos en dos grupos: los de continuidad (a lo largo de la vida) y los de crisis (en momentos puntuales, sobre todo al final de la existencia).
El riesgo de manipulación es latente, advierte el británico William Boyd, autor de Bamboo (Duomo), un ensayo sobre la escritura de diarios: "Hay escritos que tienen el propósito de una publicación, e incluso de que esta sea póstuma. Los grandes diarios literarios han sido escritos sin ninguna expectativa de ser leídos. Algunos ejemplos son los de James Boswell y Samuel Pepys".
Ya sea como diarios puros o no, su expansión imparable estaría en el descrédito de la ficción, asegura Andrés Trapiello, que lleva un diario que ya va por el tomo 16, Salón de pasos perdidos (Pre-Textos), y es autor de El escritor de diarios (Península).
Día segundo. Carlos García Gual, experto en literatura griega y romana, recuerda que "los antiguos no escribían (o no publicaban) diarios, aunque sí nos dejaron interesantes apuntes autobiográficos, como los que hay en la famosa Carta séptima de Platón, en las Cartas familiares de Cicerón y, más extensamente, en las Meditaciones o Notas para sí mismo del emperador Marco Aurelio. Conservamos dos autobiografías en griego, la del historiador judío Josefo y la del orador Libanio, y, en latín y con otro enfoque espiritual, las Confesiones de San Agustín. Las Meditaciones del estoico Marco Aurelio se asemejan ciertamente a un diario, pero no tienen fechas".
Día tercero. Viajeros, exploradores y conquistadores que ensanchan el mundo dejan escritos de sus experiencias. En las grandes embarcaciones surge el más claro antecesor de los diarios: el cuaderno de bitácora. Entre los registros y testimonios de viajeros y descubridores destaca el Diario de a bordo de Cristóbal Colón en 1492.
Día cuarto. La aparición de la imprenta en 1440, el advenimiento de la Ilustración y la conquista de los Derechos Humanos y las libertades sociales e individuales alientan los diarios como se conocen hoy. Los libros de cuentas y los libros de familia derivan en anotaciones de carácter personal y expresivo, explica Manuel Alberca, de la Universidad de Málaga y autor de La escritura invisible. Testimonios sobre el diario íntimo (Sendoa).
Día quinto. Tras el Romanticismo, el siglo XX deja a su paso cada vez más diarios de autores como Fernando Pessoa, Katherine Mansfield, Giorgio Seferis, Thomas Mann, Virginia Woolf, Robert Musil, Franz Kafka, Julien Green, André Gide, Josep Pla, George Orwell, Witold Gombrowicz, Cesare Pavese, Ernst Jünger, Susan Sontag...
Confesiones que seducen a lectores. ¿El secreto? Virginia Woolf desvela una parte: "El diario es tan privado y tan instintivo que incluso permite que otro yo se desgaje del yo que escribe, que se separe y observe al primero cuando escribe. El yo que escribe es un yo extraño; a veces nada le induce a escribir".
Otra parte del secreto de seducción la revela Truman Capote: "Cuando repasas tu diario, lo que abre un surco en tu memoria son los apuntes más intrascendentes". Una idea que completa Antonio Muñoz Molina, que aunque no se declara un autor de diarios sino "alguien que a veces anota cosas que le ocurren", lo hace por la curiosidad de comprobar cómo al poco tiempo esas cosas se le han olvidado.
Día sexto. En medio de esta bonanza hay una inflexión en 1939: André Gide empieza, con 70 años, la publicación de sus diarios. Infidencias esparcidas de reflexiones como la plasmada en el mes de julio de hace cien años: "Situar la idea de perfección, el anhelo, ya no en el equilibrio y la mesura, sino en el extremo, en el quién da más, es eso quizá lo que mejor señalará nuestra época y la distinguirá de forma más enojosa".
Día séptimo. La segunda mitad del siglo XX llega con preguntas: ¿qué es un diario?, ¿por qué se escriben?, ¿son sinceros?
Un diario es la huella dactilar de quien lo escribe, asegura Trapiello. Lo escriben "llevados por el síndrome del flâneur, del transeúnte, tal como lo formula Walter Benjamin: llegan demasiado tarde al lugar de los hechos o se van de allí demasiado pronto. El hombre moderno es un ser desplazado que además está roto en mil pedazos. Sólo la literatura parece darnos la posibilidad de recomponer la vida".
Una literatura confesional que lo impregna todo. "Muchos escritores vienen experimentando en torno a esos nuevos parámetros de subjetividad y antificción, extrayendo de una escritura cotidiana, como la diarística, una modulación literaria", explica Anna Caballé, de la Universidad de Barcelona, responsable de su Unidad de Estudios Biográficos, y autora de la biografía Carmen Laforet, una mujer en fuga (RBA). Para Caballé, los autores "juegan con la fragmentación, la deriva, la libertad de una forma que no está condicionada por un cierre".
El filósofo José Luis Pardo aclara: "Es un error pensar que lo íntimo es incomunicable, pero también lo es confundirlo con el cotilleo sobre la vida privada, aunque sea la de escritores. Que unos vendan sus chismorreos, incluso en forma de libro o de diario, es una diversión a menudo penosa pero no punible. Lo criminal comienza cuando a ese negocio se le quiere llamar periodismo o literatura, pues el arte es el elemento privilegiado en el que la intimidad se desvela sin pervertirse por ello ni degradarse en privacidad".
Los diarios también inspiran libros mestizos. Como los de las hijas de León Tolstói y José Donoso: Tatiana Tolstói con Sobre mi padre (Norte Sur) y Pilar Donoso con Correr el tupido velo (Alfaguara), ambos se editan en otoño. O como ha hecho Justo Navarro con su poemario Mi vida social (Pre-Textos) salido de su propio diario.
Día octavo. El imperio del yo en el siglo XXI está garantizado por un aliado: el ciberespacio y los blogs. Para el argentino Alan Pauls, el crecimiento de este género "tiene que ver con la pretensión de escribir una cotidianidad en vivo. El escritor mata (o cree matar) tres pájaros de un tiro: la relación con la actualidad (cómo ser contemporáneo), la relación con el lector (cómo saber que me leen) y la relación con la propia imagen (cómo constituirme en escritor visible)".
Día noveno. 25 de julio de 2010. Los escritores James Salter, Alma Guillermoprieto, Alan Pauls y Justo Navarro comparten con El País Semanal pasajes de sus diarios, mientras John Banville hace aquí este ejercicio por primera vez. Una muestra, como dice Muñoz Molina, de que los diarios se hacen para combatir la desmemoria. Y recuerda el poema de José Emilio Pacheco Los días que no se nombran: "En vano trato / de recordar lo que pasó aquel día. / Estuve en algún lado, / hablé con alguien, / leí algún libro... / Lo he olvidado todo. / A tan sólo unos meses de distancia / parece que las cosas sucedieron /en el siglo XIV antes de Cristo".
Empujados por cierto descrédito de la ficción, por la erótica de la intimidad ajena, por el aliado cibernético de los 'blogs'..., los diarios de escritores viven días de éxito. Una de las formas más libres de escritura. Instrumento de trabajo y, por qué no, de terapia. James Salter, Alma Guillermoprieto, Alan Pauls y Justo Navarro nos ofrecen extractos inéditos de sus diarios. John Banville realiza el ejercicio de escribir uno para 'El País Semanal'. Y desvelamos pasajes de los de León Tolstói y Susan Sontag, de próxima publicación.
Alguien, al reconocer lo efímero de la vida, plasma esa sensación en alguna parte sin saber que hacia el año 2010 esa práctica de apuntes y anotaciones privadas sobre su vida y la vida será muy popular, seducirá a los lectores y mostrará, como pocos géneros, las pulsiones y pulsaciones de su tiempo.
'La lectura en Internet mezcla impaciencia e indolencia'
'Si no hago nada mañana, me suicido'
'¡Ay, esto es tan duro!'
El libro que desnuda a Susan Sontag
'Soy una última alternativa para analistas desesperados'
'Es un trabajo peculiar, este de escribir'
'Me gustaría morir aquí'
Día primero. "12 de junio de 1942. Espero poder confiártelo todo como aún no lo he podido hacer con nadie, y espero que seas para mí un gran apoyo". Así empieza Ana Frank a los 13 años su Diario, ejemplo por antonomasia de un género que, en su caso, siendo el registro de su encierro y el de su familia huyendo del nazismo, se convertirá en testimonio clave de una época trágica.
Entre aquel tiempo y hoy hay un arco donde el yo no ha cesado de conquistar territorios literarios. El origen de tantos diarios como diaristas, divididos en dos grupos: los de continuidad (a lo largo de la vida) y los de crisis (en momentos puntuales, sobre todo al final de la existencia).
El riesgo de manipulación es latente, advierte el británico William Boyd, autor de Bamboo (Duomo), un ensayo sobre la escritura de diarios: "Hay escritos que tienen el propósito de una publicación, e incluso de que esta sea póstuma. Los grandes diarios literarios han sido escritos sin ninguna expectativa de ser leídos. Algunos ejemplos son los de James Boswell y Samuel Pepys".
Ya sea como diarios puros o no, su expansión imparable estaría en el descrédito de la ficción, asegura Andrés Trapiello, que lleva un diario que ya va por el tomo 16, Salón de pasos perdidos (Pre-Textos), y es autor de El escritor de diarios (Península).
Día segundo. Carlos García Gual, experto en literatura griega y romana, recuerda que "los antiguos no escribían (o no publicaban) diarios, aunque sí nos dejaron interesantes apuntes autobiográficos, como los que hay en la famosa Carta séptima de Platón, en las Cartas familiares de Cicerón y, más extensamente, en las Meditaciones o Notas para sí mismo del emperador Marco Aurelio. Conservamos dos autobiografías en griego, la del historiador judío Josefo y la del orador Libanio, y, en latín y con otro enfoque espiritual, las Confesiones de San Agustín. Las Meditaciones del estoico Marco Aurelio se asemejan ciertamente a un diario, pero no tienen fechas".
Día tercero. Viajeros, exploradores y conquistadores que ensanchan el mundo dejan escritos de sus experiencias. En las grandes embarcaciones surge el más claro antecesor de los diarios: el cuaderno de bitácora. Entre los registros y testimonios de viajeros y descubridores destaca el Diario de a bordo de Cristóbal Colón en 1492.
Día cuarto. La aparición de la imprenta en 1440, el advenimiento de la Ilustración y la conquista de los Derechos Humanos y las libertades sociales e individuales alientan los diarios como se conocen hoy. Los libros de cuentas y los libros de familia derivan en anotaciones de carácter personal y expresivo, explica Manuel Alberca, de la Universidad de Málaga y autor de La escritura invisible. Testimonios sobre el diario íntimo (Sendoa).
Día quinto. Tras el Romanticismo, el siglo XX deja a su paso cada vez más diarios de autores como Fernando Pessoa, Katherine Mansfield, Giorgio Seferis, Thomas Mann, Virginia Woolf, Robert Musil, Franz Kafka, Julien Green, André Gide, Josep Pla, George Orwell, Witold Gombrowicz, Cesare Pavese, Ernst Jünger, Susan Sontag...
Confesiones que seducen a lectores. ¿El secreto? Virginia Woolf desvela una parte: "El diario es tan privado y tan instintivo que incluso permite que otro yo se desgaje del yo que escribe, que se separe y observe al primero cuando escribe. El yo que escribe es un yo extraño; a veces nada le induce a escribir".
Otra parte del secreto de seducción la revela Truman Capote: "Cuando repasas tu diario, lo que abre un surco en tu memoria son los apuntes más intrascendentes". Una idea que completa Antonio Muñoz Molina, que aunque no se declara un autor de diarios sino "alguien que a veces anota cosas que le ocurren", lo hace por la curiosidad de comprobar cómo al poco tiempo esas cosas se le han olvidado.
Día sexto. En medio de esta bonanza hay una inflexión en 1939: André Gide empieza, con 70 años, la publicación de sus diarios. Infidencias esparcidas de reflexiones como la plasmada en el mes de julio de hace cien años: "Situar la idea de perfección, el anhelo, ya no en el equilibrio y la mesura, sino en el extremo, en el quién da más, es eso quizá lo que mejor señalará nuestra época y la distinguirá de forma más enojosa".
Día séptimo. La segunda mitad del siglo XX llega con preguntas: ¿qué es un diario?, ¿por qué se escriben?, ¿son sinceros?
Un diario es la huella dactilar de quien lo escribe, asegura Trapiello. Lo escriben "llevados por el síndrome del flâneur, del transeúnte, tal como lo formula Walter Benjamin: llegan demasiado tarde al lugar de los hechos o se van de allí demasiado pronto. El hombre moderno es un ser desplazado que además está roto en mil pedazos. Sólo la literatura parece darnos la posibilidad de recomponer la vida".
Una literatura confesional que lo impregna todo. "Muchos escritores vienen experimentando en torno a esos nuevos parámetros de subjetividad y antificción, extrayendo de una escritura cotidiana, como la diarística, una modulación literaria", explica Anna Caballé, de la Universidad de Barcelona, responsable de su Unidad de Estudios Biográficos, y autora de la biografía Carmen Laforet, una mujer en fuga (RBA). Para Caballé, los autores "juegan con la fragmentación, la deriva, la libertad de una forma que no está condicionada por un cierre".
El filósofo José Luis Pardo aclara: "Es un error pensar que lo íntimo es incomunicable, pero también lo es confundirlo con el cotilleo sobre la vida privada, aunque sea la de escritores. Que unos vendan sus chismorreos, incluso en forma de libro o de diario, es una diversión a menudo penosa pero no punible. Lo criminal comienza cuando a ese negocio se le quiere llamar periodismo o literatura, pues el arte es el elemento privilegiado en el que la intimidad se desvela sin pervertirse por ello ni degradarse en privacidad".
Los diarios también inspiran libros mestizos. Como los de las hijas de León Tolstói y José Donoso: Tatiana Tolstói con Sobre mi padre (Norte Sur) y Pilar Donoso con Correr el tupido velo (Alfaguara), ambos se editan en otoño. O como ha hecho Justo Navarro con su poemario Mi vida social (Pre-Textos) salido de su propio diario.
Día octavo. El imperio del yo en el siglo XXI está garantizado por un aliado: el ciberespacio y los blogs. Para el argentino Alan Pauls, el crecimiento de este género "tiene que ver con la pretensión de escribir una cotidianidad en vivo. El escritor mata (o cree matar) tres pájaros de un tiro: la relación con la actualidad (cómo ser contemporáneo), la relación con el lector (cómo saber que me leen) y la relación con la propia imagen (cómo constituirme en escritor visible)".
Día noveno. 25 de julio de 2010. Los escritores James Salter, Alma Guillermoprieto, Alan Pauls y Justo Navarro comparten con El País Semanal pasajes de sus diarios, mientras John Banville hace aquí este ejercicio por primera vez. Una muestra, como dice Muñoz Molina, de que los diarios se hacen para combatir la desmemoria. Y recuerda el poema de José Emilio Pacheco Los días que no se nombran: "En vano trato / de recordar lo que pasó aquel día. / Estuve en algún lado, / hablé con alguien, / leí algún libro... / Lo he olvidado todo. / A tan sólo unos meses de distancia / parece que las cosas sucedieron /en el siglo XIV antes de Cristo".
sábado, 17 de julio de 2010
LOPEZDEBEGA
Ayer volví a sufrir una pesadilla: soñé que estaba corrigiendo ejercicios de la segunda evaluación. Se trataba de una prueba objetiva, antes llamada examen, sobre Don Quijote. La rutina de costumbre: aciertos, desconciertos, poca variación con lo ya observado en el aula. Pero allí estaba, aguardando para ponerme a prueba, el trabajo de cierto alumno, cuyo rendimiento a lo largo del trimestre aún no me había permitido formarme una idea cabal acerca de sus méritos.
Había yo planteado la primera cuestión, antes llamada pregunta, en los siguientes términos: Escribe el nombre del autor de Don Quijote. Me pareció un comienzo satisfactorio, suficiente para que fuesen entrando en calor y ganando en confianza mis educandos, antes de interrogarlos sobre arduas figuras textuales. Pero allí estaba, acechándome como el guarda al furtivo, la tremenda respuesta de mi alumno: Lopezdebega. No lo dudé un instante: taché la contestación y escribí “MD” en el margen, con trazo firme. Todo el mundo sabe que Don Quijote es obra de Cervantes. Además, escribir, Lope de Vega de aquella forma que el chaval lo había escrito mostraba un absoluto desconocimiento de lo más elemental de la Literatura y aún de la Ortografía.
Pero, entre las brumas de mi pesadilla, vi cómo sobrevolaban mi cabeza, BOEs, Disposiciones Transitorias del Ministerio, Circulares, Recomendaciones del Gabinete de Orientación, Actas de la Comisión de Coordinación Pedagógica, Amenazas de la Asociación de Padres... y comencé a dudar. El alumno parecía errar el concepto, sí. Pero eso de que Cervantes escribió el Quijote no deja de ser un acuerdo transitorio entre académicos y otros estudiosos. ¿Acaso sabemos con exactitud cuántas de las obras atribuidas a Shakespeare le pertenecen a ciencia cierta? ¿Existió Homero con carne de mortal? ¿Era Cervantes judío o bujarrón? ¿Sabemos siquiera qué día nació? ¿Qué sorpresas no nos depararán futuros estudios cervantinos? De modo que, ojo, no deduzcamos, así por las buenas, que el muchacho yerra en el apartado conceptual. Y mucho en el procedimental: el alumno contestó a la pregunta, escribió, incluso tuvo que leer o, al menos, escuchar en clase para llegar a la conclusión Lopezdebega. Es más: Lope de Vega y Cervantes fueron coetáneos, lo cual demuestra el poder asociativo del chaval respecto de los periodos históricos. No hablemos de ortografía: bien sabido es que el propio Cervantes llegó a firmar Cerbantes. Y ya la voz de García Márquez en la tinieblas de mi pesadilla: “No a la ortografíaaaa...!” Ni hablemos tampoco del terreno actitudinal: aquel chico había asistido al examen, se había sentado al pupitre, no me había insultado, ni siquiera mirado con repugnancia. ¿No revela tal comportamiento una disposición positiva ante el mundo de la educación? ¿Acaso debería medirlo por el mismo rasero que a aquellos que acuden a mis enseñanzas bajo el efecto de alcoholes o psicotrópicos, o que no acuden, incluso, prefiriéndome en favor de las máquinas tragaperras y el naipe?
Taché el “MD” y escribí al lado “Suficiente”. Pero de las oscuridades somnolientes surgían de nuevo Resúmenes de las Sesiones del Consejo Escolar, Emanaciones Dispositivas de la Jefatura de Departamento, Conminaciones de la Inspección de Enseñanza Secundaria, Contenidos Mínimos, Adaptaciones Curriculares... y seguí dudando. ¿A qué abismos abyectos se vería abocado mi alumno con tan exigua calificación? ¿No engendraría en él acaso un odio cerval a la literatura, capaz de arrojarle en brazos de la desobediencia a los mayores, el desprecio a las instituciones y quién sabe si al crimen? ¿Cuántas horas no habría invertido en el estudio del barroco, privándose de esparcimientos deportivos o del cultivo del amor adolescente? Taché de nuevo y escribí: “Notable”. Lopezdebega, notable. Un sueño reparador siguió a la pesadilla. Había cumplido con mi deber docente.
Francisco García Pérez.
Publicado en La nueva España.
9-4-1998.
Ayer volví a sufrir una pesadilla: soñé que estaba corrigiendo ejercicios de la segunda evaluación. Se trataba de una prueba objetiva, antes llamada examen, sobre Don Quijote. La rutina de costumbre: aciertos, desconciertos, poca variación con lo ya observado en el aula. Pero allí estaba, aguardando para ponerme a prueba, el trabajo de cierto alumno, cuyo rendimiento a lo largo del trimestre aún no me había permitido formarme una idea cabal acerca de sus méritos.
Había yo planteado la primera cuestión, antes llamada pregunta, en los siguientes términos: Escribe el nombre del autor de Don Quijote. Me pareció un comienzo satisfactorio, suficiente para que fuesen entrando en calor y ganando en confianza mis educandos, antes de interrogarlos sobre arduas figuras textuales. Pero allí estaba, acechándome como el guarda al furtivo, la tremenda respuesta de mi alumno: Lopezdebega. No lo dudé un instante: taché la contestación y escribí “MD” en el margen, con trazo firme. Todo el mundo sabe que Don Quijote es obra de Cervantes. Además, escribir, Lope de Vega de aquella forma que el chaval lo había escrito mostraba un absoluto desconocimiento de lo más elemental de la Literatura y aún de la Ortografía.
Pero, entre las brumas de mi pesadilla, vi cómo sobrevolaban mi cabeza, BOEs, Disposiciones Transitorias del Ministerio, Circulares, Recomendaciones del Gabinete de Orientación, Actas de la Comisión de Coordinación Pedagógica, Amenazas de la Asociación de Padres... y comencé a dudar. El alumno parecía errar el concepto, sí. Pero eso de que Cervantes escribió el Quijote no deja de ser un acuerdo transitorio entre académicos y otros estudiosos. ¿Acaso sabemos con exactitud cuántas de las obras atribuidas a Shakespeare le pertenecen a ciencia cierta? ¿Existió Homero con carne de mortal? ¿Era Cervantes judío o bujarrón? ¿Sabemos siquiera qué día nació? ¿Qué sorpresas no nos depararán futuros estudios cervantinos? De modo que, ojo, no deduzcamos, así por las buenas, que el muchacho yerra en el apartado conceptual. Y mucho en el procedimental: el alumno contestó a la pregunta, escribió, incluso tuvo que leer o, al menos, escuchar en clase para llegar a la conclusión Lopezdebega. Es más: Lope de Vega y Cervantes fueron coetáneos, lo cual demuestra el poder asociativo del chaval respecto de los periodos históricos. No hablemos de ortografía: bien sabido es que el propio Cervantes llegó a firmar Cerbantes. Y ya la voz de García Márquez en la tinieblas de mi pesadilla: “No a la ortografíaaaa...!” Ni hablemos tampoco del terreno actitudinal: aquel chico había asistido al examen, se había sentado al pupitre, no me había insultado, ni siquiera mirado con repugnancia. ¿No revela tal comportamiento una disposición positiva ante el mundo de la educación? ¿Acaso debería medirlo por el mismo rasero que a aquellos que acuden a mis enseñanzas bajo el efecto de alcoholes o psicotrópicos, o que no acuden, incluso, prefiriéndome en favor de las máquinas tragaperras y el naipe?
Taché el “MD” y escribí al lado “Suficiente”. Pero de las oscuridades somnolientes surgían de nuevo Resúmenes de las Sesiones del Consejo Escolar, Emanaciones Dispositivas de la Jefatura de Departamento, Conminaciones de la Inspección de Enseñanza Secundaria, Contenidos Mínimos, Adaptaciones Curriculares... y seguí dudando. ¿A qué abismos abyectos se vería abocado mi alumno con tan exigua calificación? ¿No engendraría en él acaso un odio cerval a la literatura, capaz de arrojarle en brazos de la desobediencia a los mayores, el desprecio a las instituciones y quién sabe si al crimen? ¿Cuántas horas no habría invertido en el estudio del barroco, privándose de esparcimientos deportivos o del cultivo del amor adolescente? Taché de nuevo y escribí: “Notable”. Lopezdebega, notable. Un sueño reparador siguió a la pesadilla. Había cumplido con mi deber docente.
Francisco García Pérez.
Publicado en La nueva España.
9-4-1998.
Texto 1 de la Oposición de Lengua para Profesores de Secundaria 2010 : Cárcel de Amor
Texto 1 de la Oposición de Lengua para Profesores de Secundaria 2010
Tú, señora, sabrás que caminando un día por unas asperezas desiertas, vi que por mandado del Amor llevaban preso a Leriano, hijo del duque Guersio, el cual me rogó que en su cuita le ayudase, de cuya razón dejé el camino de mi reposo por tomar el de su trabajo. Y después que largamente con él caminé, vile meter en una prisión dulce para su voluntad y amarga para su vida, donde todos los males del mundo sostiene: Dolor le atormenta, Pasión le persigue, Desesperanza le destruye, Muerte le amenaza, Pena la ejecuta, Pensamiento le desvela, Deseo le atribula, Tristeza le condena, Fe no le salva. Supe de él que de todo esto tú eres causa. Juzgué, según le vi, mayor dolor el que en el sentimiento callaba que el que con lágrimas descubría, y vista tu presencia, hallo su tormento justo. Con suspiros que le sacaban las entrañas me rogó te hiciese sabedora de su mal. Su ruego fue de lástima y mi obediencia de compasión. En el sentimiento suyo te juzgué cruel, y en tu acatamiento te veo piadosa, lo cual va por razón que de tu hermosura se cree lo uno y de tu condición se espera lo otro. Si la pena que le causas con el merecer se la remedias con la piedad, serás entre las mujeres nacidas la más alabada de cuantas nacieron. Contempla y mira cuánto es mejor que te alaben porque redimiste, que no que te culpen porque mataste. Mira en qué cargo eres a Leriano, que aun su pasión te hace servicio, pues si la remedias te da causa que puedas hacer lo mismo que Dios, porque no es de menos estima el redimir que el criar, así que harás tú tanto en quitarle la muerte como Dios en darle la vida. No sé qué excusa pongas para no remediarlo, si no crees que matar es virtud. No te suplica que le hagas otro bien sino que te pese de su mal, que cosa grave para ti no creas que te la pediría, que por mejor habrá el penar que serte a ti causa de pena. Si por lo dicho mi atrevimiento me condena, su dolor del que me envía me absuelve, el cual es tan grande que ningún mal me podrá venir que iguale con el que él me causa. Suplícote sea tu respuesta conforme a la virtud que tienes, y no a la saña que muestras, porque tú seas alabada y yo buen mensajero, y el cautivo Leriano libre.
Cárcel de Amor de Diego de San Pedro (1492)
Texto 2 de la Oposición de Lengua para Profesores de Secundaria 2010
La última luz
Eres de cielo hacia la tarde, tienes
ya dorada la luz en las pupilas,
como un poco de nieve atardeciendo
que sabe que atardece.
Y yo querría
cegar del corazón, cegar de verte
cayendo hacia ti misma
como la tarde cae, como la noche
ciega la luz del bosque en que camina
de copa en copa cada vez más alta,
hasta la rama isleña, sonreída
por el último sol.
¡y sé que avanzas
porque avanza la noche! y que iluminas
tres hojas solas en el bosque,
y pienso
que la sombra ta hará clara y distinta,
que todo el sol del mundo en ti descansa,
en ti, la retrasada, la encendida
rama del corazón en la que aún tiembla
la luz sin sol donde se cumple el día.
Luis Rosales (1910-1992)
Miembro de la generación del 36 junto a Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco o Miguel Hernández, y reconocido sobre todo por su extenso poema La casa encendida, el poeta granadino Luis Rosales siempre ha resultado una figura controvertida por su ideología política, cercana a la Falange. Pero como afortunadamente la política y la poesía tienen poco que ver, aquí os dejo un poema de su libro Rimas (publicado por Espasa Calpe), por el que recibió el Premio Nacional de Literatura en 1951.
Texto 3 de la Oposición de Lengua para Profesores de Secundaria 2010
MANUEL VICENT 14/02/2010
El carácter español está sometido al sistema binario, que en matemáticas e informática se representa utilizando únicamente el cero y el uno. El carácter español también se desarrolla internamente como las computadoras con sólo dos niveles de voltaje: el uno para el encendido y el cero para el apagado. Este sistema lo aplican los españoles a la economía, a la política y a la moral. Ésta es la patria genuina del sí y el no, del bien y el mal, del sol y la sombra, del amigo y el enemigo, del cielo y el infierno, un espacio mental sin fisuras. La ciencia y la cultura europeas se han construido sobre la duda metódica, pero en este rabo de Europa sin desollar que es la península ibérica, la duda se interpreta como una falta de coraje. Entre Caín y Abel aquí no se interpone nadie con un poco de flema que los desarme. Algunas tertulias políticas parecen hoy un concurso para ver qué analista es más de derechas, incluso más facha, en una proporción directa entre sus flamantes corbatas y su cerebro obsoleto, lleno todavía de un viejo odio consolidado. Los mismos que ayer ensalzaron a un político o a un juez hasta convertirlos en héroes, mañana los destruirán por el simple placer de sacarle el serrín de las tripas, como hacen los niños con los muñecos. Ahora se trata de saber quién da más leña al presidente del gobierno, quién ahonda con más saña en la desgracia social del paro, quién atiza la frase más audaz, más hiriente, que conduzca a la idea de que este país está en plena ruina, pero estos líderes de opinión y analistas económicos, cuando huelan que ha cambiado el aire, pondrán la fase en el encendido y nos darán la misma tabarra con un optimismo exacerbado. Sobre este país cae ahora la densa niebla de la crisis económica. Todos los analistas opinan, gesticulan, gritan cada uno en dirección contraria, pero parece que ninguno sabe nada ni hace nada para salir de ella, aunque en los restaurantes de lujo estos señores con los carrillos morados hablan de la crisis saludándose con una cigala en la mano después de poner el voltaje a cero para el apagado. De momento cae la niebla sobre el gobierno, la oposición, la economía y el poder judicial. Es la que entumece los huesos y con la que se enmascara el fantasma del fascismo que viene.
Me gusta/no me gusta
Me gusta, no me gusta.
Los inventarios caóticos (cosas que me gustan, sucesos que recuerdo, actividades que nunca he realizado), además de una técnica para romper el bloqueo ante la escritura, es un ejercicio fre-cuente entre los escritores, y una forma directa y clara para definir a un personaje (a nosotros mismos, por ejemplo). Pero pueden también convertirse en auténticos textos de creación de calidad.
Manuel Vicent lo demuestra en las siguientes líneas publicadas en su columna dominical del periódico El País.
Me gusta jugar al póquer con mis amigos en las tardes del sábado, ver cómo se besan los adolescentes entre los capós de los coches bajo el clamor de las ambulancias y las sirenas de la policía, el arroz al horno, los mercados de frutas y verduras, el contacto de la piel con la tela de algodón, las primeras brevas de San Juan, los cuentos de Allan Poe, las canciones de Nat King Cole, la sobrasada de Mallorca, algunos versos de Safo y el prólogo al Persiles de Cervantes. Me gusta perder el tiempo hablando con los amigos, apartar el pie para no pisar una hormiga, los erizos de mar en enero y el Autorretrato de Durero en cualquier época del año.
No me gustan las manos blandas y húmedas, las pastelerías con luz de neón, los granos de arroz dentro del salero, el helado servido en una copa de metal, los coches con alerones, los gritos del megáfono en las tómbolas donde se rifan muñecos de peluche, los que soplan en la cuchara de la sopa, las cunetas llenas de papeles y botellas, las vitrinas polvorientas de los bares de carretera que exhiben productos típicos de la región, los tipos que te hablan muy cerca de la cara echándote un aliento fétido. Odio los zapatos de rejilla, los besos en la mejilla demasiado húmedos, los huesos de aceituna sobre el mantel y el chándal para dar la vuelta a la manzana los domingos. El infierno de cada día también es eso.
MANUEL VICENT: Para huir/El rechazo (adaptación)
Fíjate en el texto:
Lo primero que hace Manuel Vicent a la hora de decla¬rar sus preferencias es ser muy concreto. No nos dice eso tan genérico y abstracto como "Me gusta leer", sino que dice "Me gustan los cuentos de Allan Poe, algunos versos de Safo y el prólogo al Persiles de Cervantes". Y en segundo lugar, Vicent procura ser disperso y utilizar los sentidos. Hay elementos que tienen que ver con la vista (las cunetas con papeles y botellas, etc). Otros tienen que ver con el oído (el clamor de ambulan¬cias y sirenas de policía, etc.). Con el tacto (el de la tela de algodón sobre la piel, etc.). Con el olfato (el aliento fétido en la cara). Con el gusto (el arroz al hamo). Y otros más con funciones intelectuales (los cuentos de Allan Poe, retirar el pie para no pisar hormigas). Pero todo ello debe estar desordenado, con aspecto caótico, saltando de un sentido a otro, y con distintas extensiones en las frases que muestran las apetencias y los rechazos.
Y ahora tú:
Haz la lista de cosas que te gustan y que te desagradan, pero ten en cuenta que…
• tu inventario debe ser concreto. Si escribes “Me gusta jugar”, añade a qué, con quién y dónde. No digas”Me gusta la gente alegre”, sino “Me gusta cuando Jaime se ríe a carcajadas y parece que la casa retumba”
• Personal. Se da por supuesto que eres una buena persona y que “No te gusta la guerra”, pero lo que importa ahora es si te gusta el helado de pistacho, las canciones de U2, el peluche que te regaló Merche, las ecuaciones de segundo grado o tirarle bolas de nieve a Fabián, el vasco, y ver cómo hace que se enfada, pero no se enfada.
• Variado. Piensa en cosas, gente, sucesos, actividades, comidas, amigos, canciones. No hagas esfuerzos especiales por escribir cosas bonitas en general, sino las que de verdad y de forma concreta te gustan a ti.
• Disperso. Puede que te gusten los melocotones y las fresas y las mandarinas…, y así podrías seguir con todas las frutas, pero no es necesario. Se trata de saltar de las mandarinas (sabor) a las películas de Clint Eastwood (vista) y de ahí al olor de la panadería de tu barrio y a los chistes tan malos que cuenta tu profesora de inglés. Una vez cumplido un ciclo, puedes volver a las fresas.
• Usa palabras normales y frases sencillas. Recuerda que a menudo el mejor estilo de escritura es el más simple y transparente. Eso no significa que seas descuidado: cambia la sintaxis, evita repetir estructuras o palabras, busca sinónimos del verbo gustar…
• Escribe primero el listado de “Me gusta” y luego los “No me gusta”.
¡Ahora ya… te ha tocado!
Me gusta…
Los inventarios caóticos (cosas que me gustan, sucesos que recuerdo, actividades que nunca he realizado), además de una técnica para romper el bloqueo ante la escritura, es un ejercicio fre-cuente entre los escritores, y una forma directa y clara para definir a un personaje (a nosotros mismos, por ejemplo). Pero pueden también convertirse en auténticos textos de creación de calidad.
Manuel Vicent lo demuestra en las siguientes líneas publicadas en su columna dominical del periódico El País.
Me gusta jugar al póquer con mis amigos en las tardes del sábado, ver cómo se besan los adolescentes entre los capós de los coches bajo el clamor de las ambulancias y las sirenas de la policía, el arroz al horno, los mercados de frutas y verduras, el contacto de la piel con la tela de algodón, las primeras brevas de San Juan, los cuentos de Allan Poe, las canciones de Nat King Cole, la sobrasada de Mallorca, algunos versos de Safo y el prólogo al Persiles de Cervantes. Me gusta perder el tiempo hablando con los amigos, apartar el pie para no pisar una hormiga, los erizos de mar en enero y el Autorretrato de Durero en cualquier época del año.
No me gustan las manos blandas y húmedas, las pastelerías con luz de neón, los granos de arroz dentro del salero, el helado servido en una copa de metal, los coches con alerones, los gritos del megáfono en las tómbolas donde se rifan muñecos de peluche, los que soplan en la cuchara de la sopa, las cunetas llenas de papeles y botellas, las vitrinas polvorientas de los bares de carretera que exhiben productos típicos de la región, los tipos que te hablan muy cerca de la cara echándote un aliento fétido. Odio los zapatos de rejilla, los besos en la mejilla demasiado húmedos, los huesos de aceituna sobre el mantel y el chándal para dar la vuelta a la manzana los domingos. El infierno de cada día también es eso.
MANUEL VICENT: Para huir/El rechazo (adaptación)
Fíjate en el texto:
Lo primero que hace Manuel Vicent a la hora de decla¬rar sus preferencias es ser muy concreto. No nos dice eso tan genérico y abstracto como "Me gusta leer", sino que dice "Me gustan los cuentos de Allan Poe, algunos versos de Safo y el prólogo al Persiles de Cervantes". Y en segundo lugar, Vicent procura ser disperso y utilizar los sentidos. Hay elementos que tienen que ver con la vista (las cunetas con papeles y botellas, etc). Otros tienen que ver con el oído (el clamor de ambulan¬cias y sirenas de policía, etc.). Con el tacto (el de la tela de algodón sobre la piel, etc.). Con el olfato (el aliento fétido en la cara). Con el gusto (el arroz al hamo). Y otros más con funciones intelectuales (los cuentos de Allan Poe, retirar el pie para no pisar hormigas). Pero todo ello debe estar desordenado, con aspecto caótico, saltando de un sentido a otro, y con distintas extensiones en las frases que muestran las apetencias y los rechazos.
Y ahora tú:
Haz la lista de cosas que te gustan y que te desagradan, pero ten en cuenta que…
• tu inventario debe ser concreto. Si escribes “Me gusta jugar”, añade a qué, con quién y dónde. No digas”Me gusta la gente alegre”, sino “Me gusta cuando Jaime se ríe a carcajadas y parece que la casa retumba”
• Personal. Se da por supuesto que eres una buena persona y que “No te gusta la guerra”, pero lo que importa ahora es si te gusta el helado de pistacho, las canciones de U2, el peluche que te regaló Merche, las ecuaciones de segundo grado o tirarle bolas de nieve a Fabián, el vasco, y ver cómo hace que se enfada, pero no se enfada.
• Variado. Piensa en cosas, gente, sucesos, actividades, comidas, amigos, canciones. No hagas esfuerzos especiales por escribir cosas bonitas en general, sino las que de verdad y de forma concreta te gustan a ti.
• Disperso. Puede que te gusten los melocotones y las fresas y las mandarinas…, y así podrías seguir con todas las frutas, pero no es necesario. Se trata de saltar de las mandarinas (sabor) a las películas de Clint Eastwood (vista) y de ahí al olor de la panadería de tu barrio y a los chistes tan malos que cuenta tu profesora de inglés. Una vez cumplido un ciclo, puedes volver a las fresas.
• Usa palabras normales y frases sencillas. Recuerda que a menudo el mejor estilo de escritura es el más simple y transparente. Eso no significa que seas descuidado: cambia la sintaxis, evita repetir estructuras o palabras, busca sinónimos del verbo gustar…
• Escribe primero el listado de “Me gusta” y luego los “No me gusta”.
¡Ahora ya… te ha tocado!
Me gusta…
Manuel Vicent: "Los jóvenes no se esfuerzan en leer por la saturación de imágenes"
EFE Valencia 28/01/2009 15:05 Actualizado: 28/01/2009 16:05
El escritor valenciano Manuel Vicent ha lamentado hoy que los jóvenes no "necesitan el esfuerzo de leer o de empezar a volar, que es lo mismo", porque les es más fácil dejarse llevar por el gran impacto visual y la saturación de imágenes que reciben.
En una rueda de prensa previa a su intervención en un acto con jóvenes en la Biblioteca Valenciana, Vicent ha señalado que los jóvenes de hoy "piensan en imágenes", porque éstas inciden más profundamente en el fondo del cerebro que la propia lectura y ha recordado que si hubo un momento en el que el cine se aprovechó de todo lo literario, "ahora la mitología cinematográfica se ha apoderado de la mitología literaria".
El autor de Tranvía a la Malvarrosa ha explicado que en su niñez comenzó a leer el Quijote, para más tarde empaparse de la historia sagrada y de los tebeos de aventuras de Roberto Alcázar y Pedrín y el Guerrero del Antifaz, que le crearon "una serie de historias y sentimientos indelebles".
Nuestro cerebro, ha destacado Vicent, está vertebrado de leyendas y sueños, donde tienen cabida "alfombras voladoras y serpientes del paraíso", porque uno "debe escribir de lo que sabe y de lo que ha sentido", para no ser descubierto por el lector.
Siempre el Mediterráneo
Manuel Vicent ha asegurado que en su mente hay territorios a los que siempre vuelve, y uno de ellos es la Valencia de su infancia, ese "Mediterráneo" que es ahora un ente y que descubrió lejos, en el Café Gijón de Madrid, "cuando ya lo había perdido".
"Ahora la mitología cinematográfica se ha apoderado de la mitología literaria"Ese mediterráneo, ha explicado el autor de La balada de Caín, es un paradigma de armonía y caos, un mar "ensangrentado desde sus comienzos", pero con un deseo de belleza.
Para el escritor, el actual Mediterráneo no le interesa porque ha sido malvendido y porque para él, el Mediterráneo de su infancia es más bien "un mar interior, en el que cada uno navega a su antojo", ha concluido el periodista valenciano.
Sobre el periodismo, Vicent ha señalado que siempre ha querido dar a sus columnas del domingo "ese giro ante el espejo" que sorprende al lector y le hace ver las cosas desde un punto de vista diferente, puesto que "el periódico del domingo se lee de otra manera" y "no hay derecho a amargar el domingo a nadie".
El escritor y articulista valenciano ha destacado que el periodismo es "un fragmento de la historia universal", que está solo a 200 metros de nosotros mismos, por lo que, ha aconsejado, "no irse tan lejos para descubrir sueños, héroes o asesinos".
Por su parte, la directora General del Libro, Archivos y Bibliotecas, Silvia Caballer, ha subrayado que Manuel Vicent funde "memoria, imaginación y ficción" en una obra literaria que ha llevado a la literatura valenciana por todo el mundo.
miércoles, 14 de julio de 2010
A Claudio Rodríguez
A Claudio Rodríguez
A Claudio Rodríguez, recordando el día en que, con un
cigarrillo temblándole en los labios, me dijo, en el Drugstore
de Fuencarral, «a esta gente hay que ganarla».
Aun cuando tejí mi armadura de acero
el terror en mis ojos muertos.
Aun cuando con mano blanca y nula
hice de silencio tus orines
y la nieve cae aún sobre mi cuerpo
pese a ello se impone un silencio aún más hondo
a los clavos que habían horadado mi cráneo:
aun cuando sean huesos quizá lo que no tiembla
aun cuando el musgo concluye mi pecho¹
el terror remueve las cuencas vacías.
¹Este poema puede leerse también con la siguiente variante:
Aun cuando el musgo es certeza en mi pecho
"Teoría" 1973
Leopoldo María Panero - Reseña biográfica
Poeta, narrador y ensayista español nacido en Madrid en 1948.
Hijo del poeta Leopoldo Panero y hermano de Juan Luis Panero, también poeta, mostró desde muy pequeño
su interés por la poesía. A los dieciseis años, fascinado por la izquierda radical, ingresó al entonces prohibido
Partido Comunista, cuya militancia le valió su primera estancia en prisión.
Inició su carrera como poeta de la mano del maestro Pere Gimferrer, sin embargo, su vida fue trastornada
por el alcoholismo, la depresión y dos intentos de suicidio antes de cumplir los ventiún años. La esquizofrenia
lo mantiene internado por voluntad propia en un pabellón psiquiátrico, donde mantiene vivo su interés
por la literatura.
Autor de una importante obra, está considerado como uno de los poetas más importantes de España. Su primer libro
«Por el camino de Swan» en 1968, fue el inicio de una cadena de publicaciones entre las que vale la pena destacar,
«Así se fundó Carnaby Street» 1970, «En Teoría» 1973, «Narciso en el acorde último de las flautas» 1979,
«Dioscuros» 1982, «Poemas del manicomio de Mondragón» 1987 y «Heroína y otros poemas» 1992. ©
El Ingenioso Hidalgo
IES CERVANTES
‘El ingenioso hidalgo’ revive en ‘su’ instituto
3 DE JUNIO DE 2005
El pasado 23 de abril, el IES Cervantes presentó una nueva edición de su revista ‘El ingenioso hidalgo’, la pequeña joya histórica del centro, cuyo primer número salió en 1960. Con motivo del cuarto centenario de la obra cumbre de Miguel de Cervantes, el instituto ha hecho un gran esfuerzo para lanzar el número anual de la revista y otro extraordinario, en el que firma el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero
CÉSAR PIERNAVIEJA
El IES Cervantes de Madrid es un instituto especial. Lo es por muchos motivos, entre ellos por el profesorado que ha tenido en sus 74 años de vida, que incluye personajes ilustres como Antonio Machado o María Zambrano. Pero también, como explica la jefa del Departamento de Actividades Extraescolares, Milagro Fernández, “por su historia, vinculada en los primeros años a la orientación didáctica de la Institución Libre de Enseñanza”. Pero también “porque queremos dar al alumno, además de una enseñanza de calidad, una visión de la cultura humanista, creadora y creativa, una cultura que no acaba en el libro”.
Por eso en el IES Cervantes existen multitud de actividades en las que se involucran muchos de los más de 1.500 alumnos del centro. Una de ellas es la publicación, ahora de forma anual, antes trimestral, de la revista El ingenioso hidalgo, que ya suma 35 años de vida. La edición de este año, que presentaron el 23 de abril, día de Cervantes, tiene algo de especial. Con motivo del cuarto centenario del Quijote, el instituto ha hecho un gran esfuerzo para elaborar, además del número habitual de cada año, un especial que celebra los cuatro siglos de vida del caballero de la triste figura.
En él han participado más de 100 personas, incluidas el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperana Aguirre, y el coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares. También han dejado su firma en la revista escritores como Álvaro Pombo y Luis Alberto de Cuenca, y un sinfín de colaboradores entre los que se cuentan los propios alumnos del centro, profesores y multitud de ex alumnos que guardan todavía estrechos vínculos con el instituto.
“Ha sido un éxito y estamos muy contentos con el resultado” asegura Juan María Marín, jefe del Departamento de Lengua y Literatura. “Han participado en su elaboración y corrección más de 200 personas. A los alumnos les hace muchísma ilusión ver publicados sus primeros textos. Muchos chavales se animan a la escritura a partir de la revista, y algunos luego deciden estudiar Periodismo porque empezaron haciendo sus pinitos en el instituto”, explica Juan María Marín.
En el número anual de la revista, caben todo tipo de contenidos. “La idea es que escriban lo que quieran, no hay plan previo. Luego, a partir de lo que va saliendo, ya hay una cierta unidad. Unas veces lo dedicamos a los chicos que van a salir del instituto, los preuniversitarios. Otras, a los que acaban de entrar, o a los estudiantes bailarines, que en el instituto hay muchos”, cuenta Marín. Por la revista y por otros muchos motivos, “ser profesor en el IES Cervantes es un privilegio; por los profesores que ha habido y por los alumnos”, concluye Marín.
Además
MONOGRÁFICO. El número monográfico dedicado al cuarto centenario del Quijote, en formato tabloide, cuenta con 20 páginas en las que se dan cabida a los artículos de numerosos representante de la cultura, la política y la sociedad española, sobre todo madrileña. La portada, en la que aparece una imagen de Cervantes, incluye el artículo de José Luis Rodríguez Zapatero, que atendió la petición del instituto enviando un texto “de gran calidez y cariño”, en palabras de Milagro Fernández. También cuenta con artículos de la ministra de Educación, María Jesús San Segundo, y de numerosos rectores de universidades madrileñas, entre los que se encuentra algún ex alumno del IES Cervantes.
HISTORIA. Cuando se fundó el IES Cervantes, allá por 1931, en Madrid sólo existían otros dos institutos. Por este motivo, no es difícil imaginar que buena parte de los mejores alumnos de la época pasaron por sus aulas, como también ocurrió con numerosos profesores de prestigio. El instituto, en estos 74 años de historia, ha cambiado varias veces de ubicación. Se fundó en la calle Zurbano, depués se trasladó a la calle Prim, más tarde viajó hasta la calle Fortuny y finalmente, en 1960, llegó a su ubicación actual, en la calle de Embajadores, 70.
ALUMNOS. Nicolás Alcalá, uno de los alumnos actuales, asegura que cuando llegó al IES Cervantes se quedó impresionado por la cantidad de actividades del centro. “Es como en las películas: el ambiente, la gente que se mueve, las actividades y esta publicación”. Alumnos ilustres ha tenido también el centro, como Leopoldo Calvo Sotelo y Forges.
Retrato de una selección
Por:
Babelia Mundial de Fútbol
12/07/2010
Iker Casillas, por Rafael Gumucio
Al arquero o le queda más que ser el bufón del equipo o el ancla. Su valentía es la más difícil de fingir: la del condenado a muerte delante del pelotón de fusilamiento. Casilla es la perfección sin leyenda, el profesional que sabe sonreír sin embargo, pero que no conoce el extravió, la locura o el descontrol. Es de Mostoles, insiste, pero es el menos español de todos los jugadores españoles. Pertenece a su propia especie, una especie que personalmente nunca he logrado entender: la de gente que esta donde debe estar, que piensa como debe pensar, que actúa como debe actuar, que logran lo que deben lograr.
Joan Capdevila, por Oliverio Coelho
Capdevila parece un sobreviviente, una hormiga laboriosa que ha ido construyendo una carrera y una identidad de juego por la banda izquierda. Después de muchos años, muchas batallas y muchas decepciones, este zurdo espigado se ganó un lugar entre los titulares de la selección española. A mi modo de ver, representa un ejemplo de jugador tozudo que, por ser defensor, por no tener apariencia de modelo publicitario y por jugar en un equipo chico, nunca sobresalió mediáticamente, pero con sus subidas se fue ganando el respeto de la afición. Pasó de ser un jugador fantasmal y reemplazable, a ser un peón clave en esa “defensa ofensiva” que caracteriza al equipo de Del Bosque.
Carles Puyol, por Milton Fornaro
Carles El Grande. Inmenso, exuberante en la entrega custodiando la retaguardia. Un defensor central que se prodiga y, aunque muchas veces juega al borde del reglamento, impone su presencia ordenando la zaga y proyectando la salida de su escuadra. Es pasional, puro corazón de león, y su juego si no vistoso es efectivo, disuasorio para los atacantes que terminarán enfrentando una muralla. Es tal vez el más uruguayo de los jugadores de España. Un bastión de genuino temperamento, capaz de hacer un golazo de cabeza en un partido cerrado, como el que posibilitó que España jugara la final.
Sergio Ramos, por José Pérez Reyes
Un gol. La clave era anotarlo de una vez. Era una fuerte disputa la que discurría en el campo de juego donde zumbaba un panal de tarjetas amarillas. Había que marcar ese gol, en tiempo reglamentario o en alargue. Y así fue que apareció, casi en el último tramo del alargue. Toda una vuelta sonora. Final de gira, final de copa. Algún jugador con más pinta de rocker que otros visitará seguramente a un profesional para tatuarse la nítida forma de una colorida copa del mundo, ganada con furia y grabada al rojo vivo.
Gerard Piqué, por Domingo Villar
Gerard Piqué es en España el pasado y el futuro porque juega como un hombre veterano pero solamente tiene veintitrés. Él ha sido en el Mundial defensa más completo, ha mostrado a los rivales sus dos caras: la más fiera ahuyenta las oleadas que se acerquen a su área; la más fina dibuja con la regla y el compás el movimiento de su equipo desde atrás. Qué tranquilos estarán sus compañeros. Si les atacan, porque sabe defender. Y si la mente se les nubla, porque él encontrará los claros en el bosque y, si hace falta, los atacará el primero.
Xavi Hernández, por Eduardo Halfón
Sobran las metáforas que intentan resumir el juego de Xavi Hernández: brújula, reloj, profe, eje, arquitecto, piloto, conductor de orquesta, Humphrey Bogart. Pero la brújula y el reloj sólo indican; el profe sólo instruye; el eje sólo equilibra; el arquitecto sólo diseña. No es piloto porque forma parte esencial de la nave misma. Tampoco es conductor pues actúa como músico fundamental de la orquesta. Y es, me parece, mucho más que sus toques y pases certeros y “Tócala otra vez, Sam”. Quizás Xavi es la suma de sus tantas metáforas. O quizás está por encima de todas. Porque así es su juego, y así jugó la final: sigiloso, preciso, concentrado, sistemático, pulcro, ingenioso, intuitivo, en silencio. Hay futbolistas felinos.
Andrés Iniesta, por Domingo Villar
Iniesta es un genio solidario. Da gusto ver jugar a este chaval de rostro pálido que parece inofensivo aunque domine la pelota como pocos. Es pequeño y humilde, esforzado y generoso, y rehúye casi siempre de los focos que le vienen a alumbrar. Hoy no pudo escaparse. No hay manera. Su segundo gol del campeonato vale una copa del mundo. Esa en la que tanto había destacado hasta entonces. Un control, una mirada al portero, un fogonazo. Goool, y el chico tímido echó a volar para abrazarse con su amigo Jarque en el cielo.
Xabi Alonso, por Domingo Villar
Xabi Alonso defiende o ataca, empuja al equipo si hace falta y si hay que poner pausa lo serena. Lo contrae apretando los dientes o lo extiende de un pase amplio sobre el césped. Entra al corte hecho un valiente o dispara desde lejos lleno de rabia y convicción. Ayer, en la final, un holandés trató de romperle el corazón de una patada, de rompérselo también así al equipo. Pero no pudo. Xabi es hijo de futbolista bravo y sólo se arrugó con la emoción de sentirse, de nuevo, un campeón.
Sergio Busquets, por Edmundo Paz Soldán
A la hora de elogiar el mediocampo español se suele comenzar por Xavi e Iniesta. Pero ellos no serían mucho sin Busquets cubriéndoles las espaldas. Pese a su altura, el pivote del Barcelona es el hombre invisible. Nadie lo ve, y sin embargo siempre está ahí, quitando, incomodando, pasando, ayudando. “Busi” destruye tan bien como construye: es el equilibrio necesario de un equipo desequilibrante. Juega con tanta madurez que todos se olvidan de que apenas tiene 21 años y que cuando España ganó la Eurocopa todavía no había debutado en primera. No tuvo tiempo para ser promesa: apareció convertido en realidad, para suerte de los nuevos campeones del mundo.
Cesc Fábregas, por Domingo Villar
Cesc Fábregas viajó al Mundial para ser importante. Y lo fue. Tal vez no como él habría querido. Seguro que ese joven emigrante, capitán del Arsenal por garra y juego, no disfrutó viendo algunos encuentros desde el banco. Pero en los cuartos de final, la barrera histórica española, saltó al campo y revolucionó el juego: Un penalti en contra, otro penalti a favor, y España se sacudió el yugo paraguayo y se llevó el partido. Ayer, en la final, cuando Holanda lanzaba sus ataques más agudos, Fábregas llegó con el encargo de no perder más el balón y ya no hubo otro miedo que llegar a los penaltis. Él solito se buscó una ocasión y luego, muriendo el partido, dio un pase rápido a Iniesta para que un coro inmenso cantase gol.
David Villa, por Domingo Villar
Ocho goles marcó España en el torneo y cinco llevan el matasellos de un guaje que, escorado a la izquierda, acribilló guardametas por los huecos que encontró. Nos recuperó del susto suizo con dos hermosos tantos a Honduras. Luego, frente a Chile, cuando más se sufría, golazo desde lejos sin pararse a pensar. Fusiló a Portugal con dos remates porque uno no bastaba, y al portero paraguayo lo esquivó de poste a poste para llevarnos a la semifinal. En los últimos partidos Villa hizo de Torres y, abriendo los resquicios para otros, apenas pudo disparar. No añadió nuevas muescas al revólver, pero dejó en la cuneta cinco muertos que allanaron el camino hacia el Mundial.
Fernando Llorente, por Manuel Jorge Marmelo
En un equipo de pequeñitos geniales, como hormigas muy creativas, Llorente era el más grande, con sus 194 centímetros. Era una especie de saltamontes y, a su modo, un cuerpo extraño. Y ni siquiera ha jugado mucho, solo los 32 minutos necesarios para haber sido considerado fundamental en la victoria ante Portugal. Después se extinguió hasta que hoy lo hemos visto besando la copa del mundo. Así se hace un equipo de campeones, también con los obreros casi anónimos que se pasan el tiempo fuera, mirando e entusiasmándose, listos para cuando los llamen. En eso Del Bosque fue también un genio: para cada partido, dependiendo de las dificultades específicas que se presentaban, siempre elegía el jugador más apropiado.
Pedro Rodríguez, por Oliverio Coelho
Pedro es una de esos delanteros que en la cancha uno no sabe si juegan como mediocampista o como un enganche lleno antojos y caprichos. Por su contextura, su habilidad y su carácter, sus pases certeros, funciona como una especie de doble agente: puede presionar en el medio y ayudar en la recuperación, comandar ataques fulminantes y agregarle a los toques de primera de esta España veloz y potente, una gambeta y un lujo técnico que lo emparientan con Iniesta y Fabregas. En todo caso, es uno de esos jugadores que pueden sorprender en cualquier momento, y que para cualquier técnico representan un as en la manga.
Fernando Torres, por Domingo Villar
El Niño que fue héroe de la Euro 2008 llegó a Sudáfrica después de una lesión, de pasar por un quirófano, de dos meses de rehabilitación. Pero, aunque algo mermado, siempre quiso estar con el equipo y en el campo peleó como un león, distrayendo al enemigo y aguantando la puerta del saloon para que Villa entrase disparando. Contra Holanda ingresó casi al final, y en una cabalgada se dejó el alma y el muslo, y no encontró como premio otro gol que aumentase su leyenda. Pero en este equipo solidario el nombre del que anota es lo de menos. Torres está feliz: es campeón.
Vicente del Bosque, por Domingo Villar
Yo sabía antes del Mundial que Del Bosque era un tipo honrado y tranquilo. Hoy sé que su careta de hombre amable escondía un sabio sobrado de mano izquierda, un estratega de primera que mueve las piezas sólo al dictado de su intuición y siempre acierta. Ha ascendido en el Mundial los Pirineos. Muchos recelábamos del barniz con que había maquillado una selección campeona y virtuosa. Pero él ha convertido a los escépticos a base de sonrisas y verdades. Y, sin rencor, nos acogió en su bicicleta y nos llevó cuesta abajo hasta la meta. Hoy estará con su hijo Álvaro recibiendo el aplauso agradecido de un pueblo necesitado de alegrías. La ovación más merecida es para usted, campeón en el fútbol y en la vida. Y disculpe si alguien ha dudado, pues fue sólo porque no le conocía.
domingo, 11 de julio de 2010
Vivir para contarlo
Por:
Babelia Mundial de Fútbol
11/07/2010
DOMINGO VILLAR. sigue a la selección española
Nunca creí que llegara a vivirlo. España va a jugar la final de un Mundial. Quizá no haya oportunidad de ver otra, pero tengo la certeza de que éste es un equipo irrepetible, de que la España que ha viajado desde Viena en 2008 a Johannesburgo en 2010 perdurará en la memoria del fútbol.
Yo no vi jugar a Pelé ni a Rivellino, aunque crecí oyendo hablar del Brasil mágico que ganó en el 70. Tampoco recuerdo a los Cruyff, Resenbrink, y Neeskens pero, como cualquier buen aficionado, sé que su naranja mecánica, aunque derrotada, inventó el fútbol total en el 74.
En las Copas del Mundo los audaces escriben la historia en un mes. Y su leyenda crece y no se olvida. Por eso sé que, gane o pierda, pasará el tiempo y seguirá viva esta España que hoy disputa la final, la que respeta por igual al balón y a los rivales.
Les resta una función. Sólo un escollo. Quizás Holanda no sea el rival previsto, pero ha demostrado ser temible. En sus filas hay buenos estrategas, tipos crueles, francotiradores diestros y un aventurero audaz de los que en una sola incursión pueden decidir la guerra.
La perspectiva de enfrentarse a ellos provocaría en cualquiera varias noches de insomnio, pero nuestro grupo de genios solidarios sigue en calma. Ellos han amaestrado la pelota y, si obedece, pensarán, si sigue tan dócil como hasta ahora, poco daño causarán los holandeses.
También Del Bosque está sereno. Aunque algo debe de urdir tras el bigote. Ya habrá rebuscado en su chistera un conejo adecuado para hoy. Y tendrá cavilando al enemigo, porque hay que ver cómo se las gasta el salmantino, que azuza a los caballos cuando todos esperan un alfil…, y siempre acierta.
Mis hijos de seis y cuatro años han jugado esta tarde su final en el pasillo de casa. Aún no sé bien quién ha ganado: España ha metido más goles, pero Holanda ha hecho añicos la lámpara. Tampoco sé si con el tiempo recordarán este verano que pasaron llenos de ilusión, vestidos de rojo; este mes en que los buenos fuimos nosotros. Pero merecerá la pena vivir para volver a contárselo.
sábado, 10 de julio de 2010
El Diario de Anna Frank, en cómic
ABC / MADRID
Día 08/07/2010
La Fundación Ana Frank ha autorizado la adaptación de la obra, que se publicará este viernes en Holanda
A partir de esta semana no sólo podremos leer la historia que conmovió a la humanidad, sino que además podremos verla en imágenes, ya que la Fundación Ana Frank ha autorizado la adaptación de «El diario de Ana Frank» a cómic. El libro, de 160 páginas, está firmado por Sid Jacobson y Ernest Colón, considerados como los dos maestros del cómic político desde que en 2006 plasmaran en viñetas el informe oficial de la investigación sobre los atentados del 11 de septiembre y la biografía del Che Guevara.
Petición
La Casa Ana Frank da respuesta así a las peticiones de los lectores. El cómic, que costará alrededor de 15 euros, saldrá a la venta el próximo viernes en holandés, pero se prevé que, al igual que la obra original, se traduzca a varios idiomas, entre ellos al castellano. La biografía alternará las vivencias de la protagonista con los acontecimientos históricos de la época.
De momento, las editoriales que se encargarán de distribuir la obra son L Publishers en Holanda, Hill & Wang en Estados Unidos, Canada y otros países de habla inglesa, Macmillan en Inglaterra y Australia, Carlsen Verlag en Alemania, Les Editions Belin en Francia y Rizzoli en Italia. Además, en el país pionero, la editorial Young Crowds distribuirá la biografía en los institutos holandeses.
Enamorado y feliz
Por:
Babelia Mundial de Fútbol
08/07/2010
DOMINGO VILLAR sigue a la selección española
Yo sólo quería ganar y me voy a la cama enamorado. ¿Se puede pedir más? Mi hijo de seis años, por más que lo zarandeo, no acaba de darse cuenta de que hoy ha visto algo histórico. Mi padre, recién cumplidos los ochenta y cinco, también me zarandea a mí: “Disfrútala que de estas no hay muchas, yo no he visto otra”, confiesa radiante mientras le sirvo otra copa.
Parece mentira, pero esta semifinal de la Copa del Mundo que se anunciaba reñida acabó siendo un partido tranquilo. Y eso que el rival era de órdago: Alemania, la que siempre lucha, la que presiona y jamás se entrega, la que lleva la victoria en los genes, la que siempre aparece en la fiesta aunque nadie la espere. Esta vez eran una ola crecida durante el torneo. Amenazaban con arrollarlo todo a su paso…, pero sólo fueron espuma.
Confieso que me asustaban los primeros minutos. Temía que los alemanes consiguiesen un gol tempranero que nos obligase, como a inglesesy argentinos, a desordenarnos para nivelar el marcador. Pero pasaron quince minutos y sólo los rojos tenían el balón. No había riesgo. Jugábamos al pie. Rápido. Sin dar una tregua al rival.
Alguien podría pensar que buscábamos las porterías laterales de las que habló Maradona, pero yendo de lado a lado encontramos profundidad y ocasiones. Y no hay mejor defensa que apropiarse del balón. Si lo llevan los nuestros seguro que no nos atacan.
Los alemanes no tuvieron culpa. ¿Qué hacer cuando los rivales son magos y han amaestrado la pelota? ¿Cómo pararla si viaja como un conejo de chistera a chistera, si sólo puedes verla correr?
Del Bosque empleó un truco nuevo. Menudo trilero está hecho el bribón del seleccionador, con la cara de bueno que tiene. Alineó a Pedro con el encargo de subir la tensión del encuentro. Y vaya si la subió el pequeño canario. Desde el primer momento, calambrazo a calambrazo, hizo retroceder a los alemanes.
Y cuando intentaron repeler la descarga se toparon con Piqué y Puyol, convertidos en muro, y con Busquets. Qué feliz estará aquel portero de pantalón largo que anhelaba ser centrocampista y jugaba con los pies. Qué orgulloso de ver su sueño encarnado en su hijo.
Yo sólo deseaba ganar, pero me voy a la cama enamorado y feliz. Me alegro por Luis, que dio forma al equipo; por Del Bosque, que aprovechó su legado lo mejoró; por el grupo de magos humildes que miran al frente; y por cada español que hoy tiene el brillo en los ojos que tengo yo.
Las buenas historias, como los grandes inventos, siempre surgen de alguien intrépido que una vez se atrevió a preguntar: ”¿Qué sucedería si…?”.
¿Se imaginan?
jueves, 8 de julio de 2010
La fiesta continúa
Por:
Babelia Mundial de Fútbol
07/07/2010
MILTON FORNARO sigue a la selección de Uruguay
La selección nacional perdió la oportunidad de disputar la final de la Copa del Mundo. ¡Cuántos años hace que no se escribía ni se leía esta frase! El combinado celeste cayó dignamente ante una escuadra poderosa que por momentos desplegó un fútbol impecable. El equipo uruguayo no ganó, la fría matemática del 2–3 se impuso, sin embargo ellos, los holandeses, terminaron pidiendo la hora, y más de uno presionó al árbitro para que acabase el encuentro. Los últimos minutos fueron altamente emotivos, con nuestro seleccionado volcado sobre el arco rival intentando el empate que forzara el suplemento de los 30 minutos. No fue. Los holandeses ganaron bien.
Uruguay no perdió sino que nuestra selección se ve impedida de jugar la final. Así se siente en mi país, donde la gente nuevamente se volcó a las calles a cantar y a vivar el nombre de Uruguay. No se respira olor a derrota sino aire fresco de agradecimiento a un grupo humano que dignamente nos ha representado en una Copa del Mundo. Un señor mayor, envuelto en una bandera nacional, con el puño derecho en alto grita ante la cámara de la televisión que lo entrevista en la calle: “¡Fuerza! –grita, y dirigiéndose a los jugadores que están a miles de kilómetros de distancia, suelta: “¡Son lo más grande que hay!”. La inmensa mayoría del país vive así este traspié, alentando, vivando a este equipo de todos, sin caer en el desánimo ni maldiciendo la mala suerte, esa muletilla tan gastada y recurrida por quienes hemos sido malos perdedores durante tanto tiempo. No hay de qué lamentarse. Se jugó de la mejor manera, y por eso nuestro fútbol está en un sitial de privilegio, entre los cuatro equipos mejores del mundo.
No engaño a nadie cuando afirmo que la fiesta continúa. Esta selección celeste obró un milagro largamente esperado: creó una afición a su imagen y semejanza. Eso es lo que rescato de este paso de Uruguay por Sudáfrica. Un paso enorme, acompañado por la inmensa mayoría de los habitantes de este país, y por los miles de uruguayos que andan desparramados por otras tierras de este mundo. Un paso sin exitismos, sin desbordes enojados que terminaban haciéndonos ver la paja en el ojo ajeno, sin patoterismos, sin juego desleal y sin esos atajos infames que algún malentretenido definió como “viveza criolla”. La selección nacional fue a hacer lo que sabe: a jugar al fútbol, a crear la magia de un pase justo en la elaboración del juego colectivo, de una pisada, de un tiro medido, de un gol que enronquece las gargantas. Fue a jugar, sin complejos, sin el peso de la historia que tantos boquiabiertas no se cansan de apuntar en los cientos de programas periodísticos que pueblan radios y televisoras y que enchastran páginas y páginas de periódicos. El equipo de todos nos demostró a todos que el fútbol es por sobre todas las cosas un juego, y que el jugador no es un héroe, ni un triunfo una epopeya, ni siquiera una gesta.
El gran mérito de esta selección es que creó una afición a su medida, algo increíble en un país de sabihondos y de opinadores de toda laya en lo que a fútbol se refiere. Una selección que obró lo impensable hasta hace poco menos de un mes, la certeza de que a partir de ahora del fútbol uruguayo se puede hablar en presente e inclusive de futuro. Una afición que así lo entiende porque lo vivió. Muchas veces a la uruguaya, con el corazón en la boca, pero palpitando en vivo y directo lo que hasta ahora le contaron en bobo y en diferido.
Uruguay no le ganó a los holandeses, pero no hay derrota. Por eso la fiesta continúa.
* Milton Fornaro nacó en Minas, Uruguay, en 1947. Último libro publicado “Un señor de la frontera”, Planeta, 2009 (finalista del premio Planeta-Casamérica).
domingo, 4 de julio de 2010
Los vídeos de la Feria del Libro 2010
Autores destacados desvelan en Babelia qué personaje de la literatura les hubiera gustado ser con motivo de la Feria del Libro de Madrid
Trucos del Lenguaje
Por:
Babelia Mundial de Fútbol
03/07/2010
JOSÉ PEREZ REYES sigue a la selección de Paraguay
Con diccionario en mano, corriendo tras los términos, en busca de goles y de definiciones, las selecciones trenzadas en un surrealista partido que admite varias lecturas. Todas a ritmo de trote. Pelotazos envueltos con palabras y nuevas palabras que se insertan como goles en la red.
Hablando de palabras, encontradas en la otra red, y de apariciones, no tan surrealistas en diccionarios (hasta la Real Academia de la Lengua Española tuvo que apurar la inclusión de la palabra vuvuzela, aunque sea en un comunicado); leí en los diarios que la agencia AFP hizo circular un apurado diccionario básico para la comprensión de términos guaraníes que los jugadores paraguayos suelen usar en la cancha. Resulta gracioso pensar que los rivales de turno se esmeren en desentrañar y recordar los significados de esas frases durante la agitación del partido.
Todo el mundo ve como algo obvio que los albirrojos al jugar ante España este sábado, optarán por la otra lengua oficial para comunicarse. Lo que no todos notan al dar un vistazo a la lista de términos es que algunas traducciones están tan entreveradas que solo causarán más dolor de cabeza a quien pretenda manejarse con ese léxico ñembo futbolero. El guaraní no es nada fácil y es muy utilizado para confundir a los rivales de habla hispana, eso lo saben bien quienes han jugado contra Paraguay en los torneos latinoamericanos. Algo más complejo que hablar en clave en el campo de juego. Claro que algunos jugadores españoles podrán usar el catalán también./p>
Recursos lingüísticos, trucos del lenguaje.
Pero ahora se trata de un partido en la etapa de cuartos de final de un Mundial. No hay tiempo para que ninguna de las partes pueda descifrar armas ocultas. Además, con los enfrentamientos previos ante otras selecciones de idiomas tan distintos, estas acotaciones de los términos en que se hablará en la cancha parecen más destinadas al caldo de cultivo de la anécdota, ya que ahora el cruce es muy peculiar.
La prensa se hizo eco de esta particularidad en estos días, pues en lo que va de Sudáfrica 2010, ésta será la primera ocasión en que el guaraní será parte de la táctica de la selección. Por suerte, el guaraní no es la única arma secreta de la Albirroja.
Al final de esta babélica euforia, el lenguaje a imponerse en la cancha tendrá que ser el de los goles. Paraguay va más que decidido a hacerlo. Por algo se dice, y no solamente por aquí, que la Albirroja pone mucha garra
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