martes, 26 de noviembre de 2013

Menos sexismo en el nuevo Diccionario por TEREIXA CONSTENLA (El País)

La Real Academia Española suprime acepciones contestadas por su machismo en 2014

Algunas definiciones son inexactas pese a haber sido incorporadas en el siglo XX


FERNANDO VICENTE
Borges se burló del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) con su característica inclemencia: “Cada nueva edición hace añorar a la anterior”. No parece que vaya a ocurrir con la versión vigésimo tercera, que saldrá a finales de 2014. Al menos desde el punto de vista del sexismo. Algunas de las acepciones más denostadas por su sesgo machista desaparecerán. Ya no será más huérfano quien pierda al padre que a la madre. Lo femenino no equivaldrá a débil y endeble, ni lo masculino a varonil y enérgico. Tampoco babosear tendrá entre sus variadas definiciones la de “obsequiar a una mujer con exceso” (aunque esta se enmendó durante una de las cinco actualizaciones realizadas desde 2001, cuando se publicó la 22ª edición del DRAE).
En las casi 93.000 entradas que recogerá la nueva obra (5.000 más que la actual) se incorporarán enmiendas en los nombres de profesiones o actividades que desempeñan mujeres. Entre otras, tendrán lema doble: alfarero, -ra, camillera, -ra, cerrajera, -ra, enterrador, -ra, herrero, -ra, picapedrero, -ra, costalero, -ra o soldador, -ra. Otras pasan a ser un nombre común en género, esto es, un término con masculino y femenino según el contexto, que sirve para unas y otros sin necesidad de alterar la terminación (el/la concertino, el/la submarinista o el/la guardabosque).

Gozos y sombras del DRAE

Algunas de las siguientes acepciones delDiccionario de la Real Academia Española serán modificadas en la edición, que se publicará a finales de 2014.
Huérfano. Dicho de una persona de menor edad: a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre.
Gozar. Conocer carnalmente a una mujer.
Cocinilla. Hombre que se entromete en cosas, especialmente domésticas, que no son de su incumbencia.
Periquear. Dicho de una mujer: disfrutar de excesiva libertad.
Cancillera. Cuneta o canal de desagüe en las lindes de las tierras labrantías.
Edén. Paraíso terrenal, morada del primer hombre antes de su desobediencia.
Hombre. Ser animado racional, varón o mujer. / Individuo que tiene las cualidades consideradas varoniles por excelencia, como el valor y la firmeza.
Mujer. Persona del sexo femenino. / Que tiene las cualidades consideradas
femeninas por excelencia.
Femenino. Débil, endeble.
Masculino. Varonil, enérgico.
Padre. Varón o macho que ha engendrado. / Cabeza de una descendencia, familia o pueblo. / Padre de familia: jefe de una familia aunque no tenga hijos.
Madre. Hembra que ha parido. / Madre de familia: mujer casada o viuda, cabeza de su casa.
“La edición de 2014 tendrá miles de novedades, algunas tan minúsculas que los lectores no las van a captar”, precisa su director, el académico y catedrático de Lengua española, Pedro Álvarez de Miranda. “Se trata de que el Diccionario sea mejor, no menos machista, sino de que lo que diga sea verdad. Parece que solo actuamos a instancias de parte y no es así… no se cambia por protestas sino porque no es verdad. Lo que no se puede pretender es cambiar la realidad a través del Diccionario. Si la sociedad es machista, el Diccionario la reflejará. Cuando cambia la sociedad, cambia el Diccionario”, añade.
Eulàlia Lledó, una catedrática de Lengua y Literatura de secundariaque lleva años investigando los sesgos sexistas en el lenguaje, solo comparte con el académico un aspecto: el retrato de la realidad. En su opinión, la casa es refractaria a incorporar usos igualitarios que están en la calle. “El DRAE está a años luz de la sociedad. Arrastra una inercia que parece que les gusta. Una de las misiones del Diccionario es reflejar la realidad. Si lees las definiciones de madre, padre o huérfano verás que no la reflejan. El androcentrismo y el sexismo son tópicos que contravienen la realidad”.
Convengamos que les cuesta. Retrocedamos hasta 1992, un año en el que ocurrieron tantas cosas en la sociedad española que no había tiempo para palabras. Para sumarse a la fiesta la RAE publicó la vigésimo primera edición del Diccionario, la segunda que se corregía en democracia y solo ocho años después de la anterior, sin enmendar ninguna de las definiciones que la realidad estaba sobrepasando a toda prisa, como periquear (“disfrutar de excesiva libertad la mujer”) o gozar (“conocer carnalmente a una mujer”), que había figurado en la versión de 1780 (“gozar de una muger: tener congreso carnal con ella, consintiendo ella o padeciendo violencia”) y luego desaparecido. Y aunque en su haber figuraron entradas como jueza, concejala o machismo, siguió resistiéndose a incluir médica. Un término con una extraña evolución: se registra en el canon lexicográfico de 1925 (“mujer que se halla legalmente autorizada para profesar y ejercer la medicina”) y se destierra de ediciones posteriores hasta 2001.

Álvarez de Miranda: "Se trata de que el DRAE sea mejor, no menos machista"
En algunos aspectos, el DRAE retrocedió en el XX. En el siglo que se consagran los derechos de la mujer como un pilar básico de las sociedades modernas —claro que en España se obstaculizó la igualdad (y no solo) durante cuatro décadas—, el Diccionario incorpora acepciones que proclaman el sometimiento de las mujeres como la citada babosear o las ningunean como ocurre con huérfano. Hasta la versión de 1925, la definición es impecable y mantiene con mínimos matices la introducida en el siglo XVIII por los primeros redactores: “La persona que ya no tiene padre, o madre, o le falta uno y otro”. Es en el siglo XX cuando se añade la coletilla que convierte a alguien en más huérfano si pierde al padre que a la madre.

Eulàlia Lledó: "El androcentrismo es un tópico que no refleja la realidad"
A la RAE, que ahora desterrará estas definiciones de su principal obra, le ha costado dar el paso, a pesar de que ya en la década de los ochenta encargó a tres expertas (entre ellas Eulàlia Lledó) un informe para detectar sesgos sexistas con vistas a mejorar la edición de 2001. “Del trabajo que hicimos, apenas recogieron cosas. Creo que cuando vieron la envergadura, decidieron cambiar poco. Pagaron por un trabajo que tiraron”, recuerda la filóloga. En el estudio no se limitaban a revisar definiciones, también analizaban ejemplos, donde detectaron una clara hegemonía de los masculinos y una sobreabundancia de casos peyorativos en los femeninos. “Les cuesta menos introducir cambios que tienen que ver con las profesiones que con aspectos relativos a lo físico, lo moral o lo sexual”, concluye Lledó. De las difíciles relaciones entre la Academia y las feministas da fe el debate generado el año pasado tras un informe del académico Ignacio Bosque sobre las guías de lenguaje no sexista en el que afirmaba: “Nadie niega que la lengua refleje, especialmente en su léxico, distinciones de naturaleza social, pero es muy discutible que la evolución de su estructura morfológica y sintáctica dependa de la decisión consciente de los hablantes o que se pueda controlar con normas de política lingüística”.

Médica figuró en femenino en la versión de 1925 y se suprimió después
El sexismo del lenguaje comenzó a combatirse a nivel internacional en la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en México en 1975. No es exclusivo de las lenguas latinas. El inglés arrastra sus prejuicios. En un artículo de hace unos años, Deborah Cameron, profesora de Lengua y Comunicación en la Universidad de Oxford, citaba fireman (bombero), gestada a partir de la palabra man (hombre), y sustituida por el integrador firefighter tras presiones de movimientos femenistas. Dicho lo cual avisaba de que la lengua corre libre: “Las instituciones pueden legislar sobre el lenguaje, pero las reformas solo funcionan si la mayoría de los hablantes las aceptan. La gente nunca consulta a las autoridades antes de abrir la boca”. A estas alturas nadie comparte lo que un día espetó Leopoldo Alas: “Somos los amos de la lengua”. Las palabras nacen, mueren o se transforman por voluntad de todos en general y de nadie en particular (salvo excepciones: mileurista tiene una madre reconocida que acuñó el término en una carta a este diario que corrió como la pólvora). En esto coinciden los hacedores de diccionarios y quienes los someten a auditorías externas. “Las lenguas dependen de la gente y las cosas van a su cauce”, concede Eulàlia Lledó.
“El Diccionario tiene que reflejar la realidad y toma nota de lo que pasa del uso al desuso. Pero el Diccionario no puede acelerar el proceso”,defiende Álvarez de Miranda. Por ejemplo, sexo débil “podría estar cerca de la necesidad de tener una marca de vigencia porque probablemente hoy se usa poco, pero en la próxima versión saldrá sin marca”. En 2014 se conservarán las acepciones de sexo débil como “conjunto de las mujeres” y sexo fuerte o feo como “conjunto de los hombres”. Otra herencia sexista del siglo XX.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Las variedades de la lengua (Slideshare) por Teresa Losada






En este enlace tenéis unos cuantos vídeos,muestra de distintas variedades, que además se analizan (bajad hasta donde dice "variedades sociales y situacionales"), lo que os puede guiar sobre cómo analizar vosotros las variedades en un texto:
  •  un ejemplo de inadecuación a la situación(una diputada utilizando un registro coloquial en una intervención en las cortes, que requeriría un registro formal),
  •  un ejemplo de nivel culto y registro formal, 
  • otro de lengua vulgar, a través de una nota que permitió detener a un desde luego poco avispado vendedor de droga, 
  • varios ejemplos de la jerga juvenil. (sacado de Diente de León)


Os dejo además enlaces con más información sobre... (pincha sobre cada término):
(sacado de Diente de León)


jueves, 21 de noviembre de 2013

las leónidas, en minúscula


El nombre leónidas, aplicado a la lluvia de estrellas característica de noviembre, se escribe preferentemente con minúscula, pues no se trata del nombre propio de un objeto astronómico singular.
El Diccionario de uso del español, de María Moliner, define la voz leónidas como ‘estrellas fugaces cuyo punto de irradiación está en la constelación de León’ y la escribe con minúscula, como corresponde por ser un nombre común descriptivo.
Sin embargo, no es raro ver escrito este nombre con mayúscula, como en «La lluvia de las Leónidas llegará a su máximo de actividad en la noche del 17 al 18 de noviembre» o «Así caerán las Leónidas, la lluvia de estrellas más sorprendente del año».
Al no ser el nombre de un objeto astronómico diferenciado (como Halley o Marte), sino el de un fenómeno astronómico y atmosférico, es preferible escribirlo con minúscula, como se hace con aurora, eclipse, las fases de la luna o los vientos. Por esta misma razón, es preferible también la minúscula en perseidas (de Perseo) y dracónidas (de Draco o Dragón).
A veces se llama leónidaperseidadracónida, etc., en singular, a cada una de esas estrellas fugaces, lo que puede considerarse válido.

prueba de resistencia o prueba de solvencia, mejor que stress test

Se recomienda prueba de resistencia prueba de solvencia en lugar de prueba test de estrés para aludir a la técnica de simulación utilizada por las entidades financieras para determinar su capacidad de adaptación ante un supuesto escenario macroeconómico adverso.
En las noticias sobre el nuevo examen al que se va a someter al sector bancario español se emplea con frecuencia la expresión inglesa stress test o alguna adaptación inapropiada: «Oliver Wyman será el asesor encargado de ayudar al BCE en la preparación de los stress test» o «Draghi trata hoy con la banca española los test de estrés».
Aunque en español existen varias traducciones posibles ­—prueba de resistencia, prueba de solvencia o prueba de esfuerzo—se recomiendan como las más adecuadas prueba de resistencia,alternativa recogida en el Diccionario de expresiones y términos económicos y financieros de Juan Ramón del Pozo, prueba de solvencia.
Así pues, en los ejemplos anteriores habría resultado preferible escribir «Oliver Wyman será el asesor encargado de ayudar al BCE en la preparación de las pruebas de resistencia» y «Draghi trata hoy con la banca española las pruebas de solvencia».

presidenta, femenino correcto

La palabra presidenta está registrada en el Diccionario académico y es una forma válida para aludir a las mujeres que ocupan ese cargo.
En las noticias sobre la vuelta al trabajo de la presidenta argentina y sobre las elecciones presidenciales en Chile, se pueden encontrar las formas presidenta y presidente para aludir a las mujeres que ocupan o han ocupado estos puestos, como en «La presidenta retoma sus actividades con alto nivel de aprobación» o «Confía en que la expresidente Bachelet cambiará las cosas».
Dado que la mayoría de las palabras que han añadido el sufijo -nte son comunes en cuanto género (como el donante la donante, del verbo donar), a menudo se plantea la duda de si sucede lo mismo en el caso de presidente y ha de ser siempre la presidente cuando alude a una mujer.
Sin embargo, la Gramática académica explica que la voz presidenta es un femenino válido en el que se ha cambiado la e final por a, al igual que ocurre con asistentadependienta o intendenta. Puesto que, además, presidenta ya tiene registro académico desde el Diccionario de 1803 y se emplea desde mucho antes, no parece que haya motivo para no usar o incluso para no preferir esta forma cuando el referente es una mujer.
Por esta razón, y recordando que el prefijo ex ha de escribirse unido y que los cargos se escriben con minúscula, el segundo ejemplo anterior es completamente correcto redactado del siguiente modo: «Confía en que la expresidenta Bachelet cambiará las cosas».

late night, alternativas en español



Programa de medianoche franja de medianoche son, en el ámbito de la televisión, alternativas al anglicismo late night. 
En los medios de comunicación es muy habitual encontrar titulares como «Buenafuente regresará a LaSexta con un nuevo “late night”» o «Una de las colecciones de automóviles más importantes es la de Jay Leno, el canoso presentador del más famoso late night estadounidense».
En este sentido, en español es posible hablar de programa de medianoche o franja de medianoche, según el contexto, el cual proporcionará en cada caso la información necesaria para discernir si la noticia se refiere a este formato de programas nocturnos con entrevistas o a la banda horaria en que se emiten.
Así pues, en los ejemplos anteriores habría sido preferible escribir «Buenafuente regresará a LaSexta con un nuevo programa de medianoche», «Una de las colecciones de automóviles más importantes es la de Jay Leno, el canoso presentador del más famoso programa de medianoche estadounidense».
En caso de optar por la voz inglesa late night, se recuerda que lo apropiado es escribirla en cursiva o, si no se dispone de este tipo de letra, entre comillas.

productos «sin», con sin entre comillas

La preposición sin se escribe entre comillas cuando se añade a los nombres de algunos productos en los que se deja sobrentendido aquello que supuestamente no tienen, principalmente alcohol, cafeína, calorías y aditivos.
Se trata de una fórmula esencialmente publicitaria aplicada en especial a ciertas comidas y bebidas, de modo que se habla de una cerveza «sin» (‘sin alcohol’), un refresco «sin» (‘sin cafeína’ o ‘sin calorías’, según el caso) o, más en general, de productos «sin».
Dado que este uso no ha pasado a la lengua con un sentido general, sino que, en esencia, se cita la denominación comercial asociada a tipos concretos de productos, se recomienda destacar la preposición con comillas o, alternativamente, en cursiva, como en «En los últimos ocho años se ha duplicado el número de nuevos productos “sin” en el mundo».
Además, en los medios de comunicación es preferible, cuando se aplica a casos concretos, especificar de qué se trata, como por ejemplo cervezas bajas en alcohol en lugar de cervezas «sin», a menos que se trate de una cita literal, en cuyo caso puede ser conveniente una explicación.
En la lengua coloquial de España se ha lexicalizado como sustantivo aplicado específicamente a la cerveza y en este caso se puede escribir sin comillas ni otro destacado (una sin). En todos los casos es invariable en plural: productos “sin”cervezas “sin”unas sin.

Ejercicio: sendos (Blog de Lengua española)

 
¿Está correctamente utilizado sendos en las siguientes oraciones? Si es así, dilo y, si no, corrige la oración.
a) La asociación de vecinos ha convocado sendos concursos de tartas como todos los años.
b) Urraca y Alfonso lucían sendas coronas.
c) Este fin de semana ha habido cuatro heridos en Villapueblo en sendos accidentes de tráfico.
d) Macario asestó al atracador un sendo garrotazo que casi lo deja inconsciente.
e) Normalmente el niño Jesús aparece entre un buey y una mula en el belén viviente, pero sendos animales están en huelga este año.
f) La víctima sufrió heridas en sendas manos como consecuencia de la explosión.
g) Nigeria dejó sentenciado el partido con dos sendos goles.
h) Se le han congelado las sendas orejas del frío que hace.
i) Melchor, Gaspar y Baltasar escuchaban a sendos niños.
j) Los ganadores del concurso recibieron sendos diplomas.
Consulta ahora las soluciones.

Coma cuando se omite el verbo (Blog de Lengua española)

Se suele escribir una coma para marcar el lugar que queda cuando omitimos el verbo de una oración, por ejemplo:
(1) Tú, a la cama.
El ejemplo (1) es algo que se le podría decir, por ejemplo, a un niño. Lo que se sobrentiende aquí es, más o menos, lo siguiente:
(2) Tú te vas a la cama.
A veces, las estructuras que sufren este tipo de elisiones pueden ser algo más complejas. Fijémonos en esta otra:
(3) Yo soy estibador; mi hermano, poeta.
En (3) se ha eliminado el verbo ser en la segunda parte y por eso está ahí la coma. Este tipo de estructuras complejas suelen requerir el uso del punto y coma para marcar diferentes niveles, aunque de eso nos tendremos que ocupar en otro momento. Baste decir ahora que si en (3) ponemos una coma en lugar del punto y coma, todo queda al mismo nivel y resulta más complicado interpretar el enunciado.
Al principio del artículo he dicho que se suele utilizar esta coma para indicar la falta de un verbo. Lo he formulado así porque esta coma no es ni mucho menos obligatoria. Todo depende de la claridad y de la intención de quien escribe. En (1), claramente, no ocurriría nada si la quitáramos. En (3), en cambio, podemos poner a nuestro lector en apuros si prescindimos de ella. Haz la prueba y lo verás.
A veces, el uso de esta coma da lugar incluso a una puntuación innecesariamente pesada y recargada:
(4) A mí me gusta la lectura; a Marta, el boxeo; a Iñaki, el levantamiento de piedras, y a Arnold, el punto de cruz.
El ejemplo (4) se entiende igual de bien si lo puntuamos así:
(5) A mí me gusta la lectura, a Marta el boxeo, a Iñaki el levantamiento de piedras y a Arnold el punto de cruz.
Las dos posibilidades son correctas, pero la segunda es más simple y más ligera. Para cada caso concreto tendremos que sopesar si nuestro escrito gana algo marcando la elisión de los verbos con comas o si, por el contrario, nos podemos contentar con alternativas más sencillas.

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