El presente de indicativo (yo canto, tú cantas…) es el más básico de todos los tiempos verbales. Por eso mismo resulta enormemente flexible.
Este tiempo no solo lo podemos emplear para hablar de acciones presentes, sino también para referirnos a lo que sucedió en el pasado. Eso es lo que se conoce como presente histórico. En (1) te propongo un ejemplo que podría estar sacado perfectamente de un libro de historia:
(1) Napoleón invade España en 1808.
Naturalmente que podríamos haber utilizado aquí un tiempo de pasado:
(2) Napoleón invadió España en 1808.
Sin embargo, cuando alguien lo sustituye por el presente es porque está buscando consciente o inconscientemente lograr un cierto efecto. Al narrar hechos históricos en presente, lo que se consigue es un acercamiento. Se nos presentan como si estuvieran sucediendo aquí y ahora.
El presente histórico es muy frecuente en la historiografía, naturalmente; pero no es en modo alguno exclusivo de esta. En general, lo podemos encontrar en la narración, incluso en la lengua coloquial cuando contamos algo que nos ha sucedido. Por ejemplo, yo puedo explicarle así a un amigo un incidente que tuve la semana pasada con el coche:
(3) ¿Pues no va el imbécil y se salta un semáforo?
En el ejemplo (3) los verbos ir y saltarse aparecen en presente de indicativo aunque se están utilizando para referirse a acciones pasadas. Son, simplemente, muestras de un uso coloquial del presente histórico. Está claro que resulta más cercano el ejemplo anterior que este otro, en el que se emplean los tiempos de pasado correspondientes:
(4) ¿Pues no fue el imbécil y se saltó un semáforo?
No te dejes engañar por los nombres de los tiempos verbales. Presente, pretérito o futuro son etiquetas que no dan cuenta de la enorme variedad de valores que puede alcanzar una misma forma verbal en el uso. Para ser capaz de manejar el verbo español en toda su gama de posibilidades, tienes que ser consciente de que existen usos trasladados como el presente histórico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario