Mutatis mutandis es una expresión latina que significa literalmente ‘cambiando lo que haya que cambiar’, ‘haciendo los ajustes necesarios’. Está construida sobre dos formas diferentes del verbo mutare, que significa precisamente eso: ‘cambiar’.
Se utiliza para comparar dos cosas o ámbitos entre los que se puede establecer una analogía a condición de pasar por alto ciertos aspectos. Así es como está empleada en este ejemplo, que es perfectamente correcto:
(1) En general aborrezco la literatura de adolescentes, pero con La estrategia del bachiller me sucede, mutatis mutandis, como con El guardián entre el centeno: me interese mucho o poco el intríngulis, me fascina su escritura [Juan Torres: "Unas gotas de sensatez pedagógica", acceso: 6-3-2013]
Lo que tenemos que interpretar en (1) es que El guardián entre el centeno es muy diferente de otra novela titulada La estrategia del bachiller, pero que si olvidamos esas diferencias hay ciertos aspectos que son comparables.
Se escribe en letra normal (no hay necesidad de utilizar cursiva).
Es una expresión propia de registros formales. Aparece con especial frecuencia en el lenguaje jurídico y administrativo. No es muy apta, por tanto, para introducirla de rondón en nuestra charla cotidiana.
En cualquier caso, si nos animamos a utilizar esta expresión, hay que hacerlo bien. Lo primero es asegurarnos de que hemos comprendido su significado. En general, es desaconsejable utilizar cualquier palabra o expresión si no estamos seguros de lo que estamos diciendo. En lugar de quedar muy finos, probablemente quedaremos en nuestro lugar (sea este el que sea). En (2) se le atribuye incorrectamente el significado de ‘de manera semejante’:
(2) Alemania, mutatis mutandi al Japón, a más de cargar con el estigma de la derrota en la Segunda Guerra Mundial, es visto como un estado difícil de incorporar al sistema mundial de poder [adaptado de un artículo académico]
El ejemplo (2) es muy completito, porque además contiene una variante incorrecta de la expresión: se suprime la -s de mutandis, probablemente por analogía con otras expresiones como modus operandio modus vivendi. Recuerda: La forma correcta es mutatis mutandis.
Además, (2) contiene otro error, ya que hace depender un complemento de mutatis mutandis. Esta expresión, cuando se utiliza correctamente, se inserta como un cuerpo aislado en la oración, sin que dependa de ella ningún otro elemento oracional, tal como se hacía en (1).
Pero no acaban aquí las posibilidades de meter la pata con el dichoso latinajo. Fijémonos en este otro ejemplo:
(3) Alerta fiscal y legal: mutatis mutandis de la reforma tributaria [adaptado de un diario]
A primera vista, el ejemplo resulta desconcertante. Es el título de un artículo periodístico, pero este solamente se entiende una vez que nos enteramos de que el autor ha tomado el significado del diccionario y ha utilizado la expresión latina en lugar del equivalente castellano:
(4) Alerta fiscal y legal: cambiando lo que hay que cambiar de la reforma tributaria
Efectivamente, el artículo se dedica a explicar qué es lo que en su opinión hay que modificar en cierto proyecto de reforma fiscal. El problema es que mutatis mutandis no es solamente una forma más refinada de decir ‘cambiando lo que hay que cambiar’, sino que la expresión latina tiene un uso específico y solo puede aparecer en contextos muy limitados.
Mi consejo con este latinismo es el de siempre: valoremos primero si es necesario utilizarlo y asegurémonos a continuación de que lo estamos empleando debidamente. Solo entonces conviene internarse en el océano del latín dejando atrás las tranquilas aguas del castellano.
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