Este texto de Millás, fantástico, se toma como base para
iniciar las clases de bachillerato. Se añade una serie de preguntas para
comprobar los conocimientos lingüísticos del alumnado y su capacidad de
análisis.
Clandestinos - JUAN JOSÉ
MILLÁS El País - 14 de octubre de 2005
Un amigo íntimo me pidió que acudiera el sábado por la
noche a su casa para mostrarme algo. Al llegar, abrió la
puerta con aire de misterio y me hizo pasar sigilosamente a
su cuarto de trabajo. Mientras yo curioseaba entre sus
libros, él iba de acá para allá, ofreciéndome té, café, whisky, como si le
diera miedo entrar en materia. Tras dejar transcurrir
un tiempo prudencial, le pregunté si tenía algún problema. Respondió que no
estaba seguro y a continuación, colocando el dedo índice sobre los
labios, me arrastró al pasillo, desde donde nos
dirigimos con movimientos furtivos al salón, cuya puerta
estaba entreabierta. Al asomarme, vi a su hijo, de 18 años, instalado en el
sofá, leyendo tranquilamente Madame Bovary.
De vuelta a su estudio, me miró con expresión interrogativa.
“¿No te parece alarmante?”, preguntó. “¿Preferirías que leyera Ana
Karenina?”, pregunté a mi vez. “Por Dios”, gritó, “es sábado por
la noche y tiene 18 años; debería estar tomando cervezas con los amigos”. No le
dije nada, pero lo cierto es que la imagen del joven, devorando aquella obra
clásica, me había perturbado. Quizá no fuera un psicópata, pero tampoco se
podía negar que le ocurría algo. Se empieza con rarezas de este tipo, que al
principio hacen gracia, y se acaba leyendo a Samuel Beckett. “La
lectura es buena”, le tranquilicé, “en eso está de acuerdo hasta el Ministerio
de Cultura”. “La lectura”, respondió mi amigo, “es buena cuando tus amigos
leen, como pasaba en nuestra época. Ahora es un síntoma jodido. Si al menos le
diera por El Código Da Vinci, que no hace daño a
nadie…”.
Me pidió que hablara con su hijo. “Después de todo”, añadió,
“lo conoces desde que era un niño y te escuchará mejor que a mí”. A los pocos días,
me hice el encontradizo con el chaval y entramos en un bar. Hablamos de
literatura y me pidió algún consejo para abordar la lectura de los clásicos
latinos, que se le resistían. Le recomendé una edición bilingüe de la Eneida y
me ofrecí para que la comentáramos juntos. Pagó él y, al despedirnos, me guiño
un ojo, diciéndome: “De todo esto, ni una palabra a mi padre, que está muy
preocupado conmigo”. Así que llevamos dos semanas leyendo clandestinamente a Virgilio.
¿A dónde vamos a llegar?
ACTIVIDADES.
1.
Investiga
sobre los autores y obras en negrita e intenta averiguar cuál es la diferencia
entre El Código Da Vinci y el resto.
2.
Busca
la diferencia entre estilo directo e indirecto y localiza ejemplos en el texto.
Haremos la transformación del texto en clase.
3.
Define
los siguientes términos: sigilosamente, furtivo, clandestinamente, encontradizo
y psicópata.
4.
Estamos
ante un texto que podemos definir como irónico. ¿Qué entiendes por ironía y
dónde la localizas en el texto? Justifica tu respuesta.
5.
En
el último párrafo hemos suprimido varias tildes. Encuentra los errores,
corrígelos y explica la regla que has aplicado.
6.
¿Qué
formas verbales se utilizan en el primer párrafo? Descríbelas.
7.
Clasifica
en adverbios, preposiciones y conjunciones las palabras subrayadas en el primer
párrafo.
8.
En
el segundo párrafo localiza cinco adjetivos e indica los sustantivos a los que
se refieren.
9.
Localiza
todos los pronombres personales del último párrafo.
10. Anota y clasifica todos los
determinantes del último párrafo.
11. ¿Cuál es tu opinión sobre el texto?
Recuerda que has de utilizar argumentos que justifiquen tus razonamientos.
y las respuestas
ResponderEliminarY las respuestas, mmmm
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