Una muestra reúne objetos, como notas de colegio o fotografías, que repasan la vida del escritor que repasan la vida del escritor
ANA MARCOS - Madrid EL PAÍS - 04-11-2011
Cualquier transeúnte que paseara ayer por la zona de Delicias pudo albergar la duda de si Coldplay repetía concierto en Madrid. La sala de exposiciones El Águila, en Arganzuela, se abarrotó de curiosos, amigos y políticos que querían acompañar a Mario Vargas Llosa durante un breve paseo por su vida en la exposición Mario Vargas Llosa, la libertad y la vida, abierta hasta el 29 de enero.
La medalla del Nobel que se muestra junto al discurso que pronunció Vargas Llosa en Suecia. Esta pieza es parte de la selección que Ana Osorio, comisaria y museógrafa de la exposición, ha sacado de la casa de Vargas Llosa. Esta "hormiguita incansable", como la denominó el escritor, trabaja con un grupo de mujeres llevando por el mundo la intimidad del autor de Pantaleón y las visitadoras. "Mario no ha participado en el proceso de selección", contaba Lucía Muñoz-Najar, parte del equipo de Osorio. "Siempre nos ha dado total libertad para que eligiéramos las piezas que mejor creíamos representaban su vida".
Hace tres años, en la Casa O'Higgins de Lima, se mostraron por primera vez las notas del colegio, los tebeos de la infancia o las anotaciones y puntuaciones que el autor escribe al terminar un libro que componen el amplio ajuar de fotografías, libros, manuscritos, cartas, documentos, objetos personales y demás material audiovisual que ahora alberga la sala El Águila. Desde entonces, estos objetos han visitado México, Argelia, Francia, Suecia, Colombia y ahora España. "Intentamos adaptar la exposición a cada ciudad que llega. Por eso, hemos dedicado un espacio a los recuerdos de Mario en España en una sala donde hemos incluido el premio Cervantes, el Príncipe de Asturias e imágenes del Café Central donde tantas novelas creó", explicó Muñoz-Najar.
Vargas Llosa intentó compartir sus recuerdos con los asistentes que a cada paso le paraban. La acumulación de gente hizo temer a su mujer, Patricia Llosa, por la integridad de algunas piezas, como el cuadro de Carlos Boix o la colección de hipopótamos. El escritor restó importancia al asunto y terminó su visita agradeciendo a Madrid ("el mundo entero en pequeño formato", dijo) lo que había significado para su carrera literaria y su peripecia vital.
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