viernes, 30 de marzo de 2012

Etimología de ‘murciélago’


Tengo buenas noticias para quienes se lían con murciélago y murciégalo. Las dos sílabas finales no solo se les enredan a ellos. También se le enredaron históricamente al español.

El nombre del animalito procede del latín mur caecus, es decir, ‘ratón ciego’. Existió en castellano antiguo una forma murciego que todavía se puede encontrar en algunas variedades del español (convertida quizás en el diminutivo murceguillo, o sea, ‘ratón cieguecito’). Por una tendencia, que ha sido muy importante en la formación de nuestro léxico, a expandir las palabras añadiéndoles terminaciones que no aportan significado surgieron las formas antiguas murciégano y murciégalo. A partir de esta última, trastocando el orden de las dos sílabas finales, surgió nuestra forma actual murciélago. Este baile en la posición de los sonidos es lo que técnicamente se conoce como metátesis.

En definitiva, la actual forma murciélago no deja de ser el resultado de una confusión. Pero por si esta explicación histórica no termina de conformar a quienes se han quedado en el entrañable murciégalo, les diré que el diccionario académico todavía recoge esta palabra, aunque no la prefiere, pues ya ha quedado reducida al habla popular o regional.

  

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