El guion (-) es un signo ortográfico distinto de la raya (—) que, entre otras funciones, sirve de unión entre palabras u otros signos. A continuación se ofrecen seis claves para usarlo adecuadamente:
- Establece distintas relaciones circunstanciales entre nombres propios: trasvase Tajo-Segura, enfrentamiento Agassi-Sampras.
- Une dos adjetivos que se aplican a un nombre, siempre que cada uno de ellos conserve su forma plena: [análisis] lingüístico-literario, [lección] teórico-práctica. En estos casos, el primer adjetivo permanece invariable en forma masculina singular, mientras que el segundo concuerda en género y número con el sustantivo al que se refiere.
- Establece relaciones entre conceptos, que pueden ser fijas (calidad-precio, coste-beneficio), o bien circunstanciales (conversaciones Gobierno-sindicatos). En estos casos el guion tiene un valor de enlace similar al de una preposición o una conjunción (conversaciones entre Gobierno y sindicatos).
- Une dos gentilicios que conservan su referencia independiente: [relaciones] germano-soviéticas, [frontera] chileno-argentina. El primer elemento permanece invariable, mientras que el segundo concuerda en género y número con el sustantivo; además, cada elemento conserva la acentuación gráfica que le corresponde como palabra independiente: [película] ítalo-francesa.
- Une un prefijo con la palabra a la que acompaña cuando esta empieza por mayúscula, es una sigla o un número: anti-OTAN, anti-Mussolini, sub-18, super-8.
- Entre cifras, indica un intervalo: las páginas 23-45; durante los siglos X-XII o períodos (1998-1999; curso académico 71-72).
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