Aunque es una corriente estética que afectó a todas las
artes y géneros literarios, el realismo
tiene en la novela su manifestación más característica. La novela realista puso
freno a la fantasía. Los autores realistas pretendían narrar una historia posible
ambientada en lugares conocidos y observados previamente. El objetivo del
escritor era crear la ilusión de realidad mediante las descripciones minuciosas
de lugares exteriores e interiores, la caracterización de los personajes atendiendo a aspectos externos y
psicológicos, y el decoro en el uso del lenguaje, esto es, el empleo de una
lengua viva, acorde al personaje, con coloquialismos, voces populares o
regionales y hasta jergales.
La narración suele ser lineal y cerrada. Es frecuente el uso
de un narrador omnisciente que interviene de manera constante en el relato
enjuiciando hechos y personajes con intención satírica o moralizadora. Se
observa también el empleo de técnicas narrativas que aproximan la novela
realista al relato moderno: la presentación indirecta de los personajes, es
decir, a partir de su comportamiento y su discurso, el estilo indirecto libre
y el monólogo, con el que el autor se
adentra en la conciencia de los
personajes. Los conflictos de la sociedad de su tiempo constituyen la fuente
principal de temas tratados en la novela realista: el contraste entre la vida
urbana y el campo, los vicios y defectos de la burguesía, la miseria de ciertos
individuos o lugares, el enfrentamiento ideológico por cuestiones religiosas o
políticas, etc.
Dos tendencias se
pueden observar en la novela realista española:
·
Una
conservadora, con escritores como Fernán
Caballero (seudónimo utilizado por Cecilia Bölh de Faber, La gaviota), Pedro Antonio de Alarcón (El
sombrero de tres picos), y José Mª
de Pereda (Peñas arriba). Tratan
en sus novelas temas relacionados con un
mundo rural idealizado, al que todavía no han llegado el progreso ni los males
de la civilización; un mundo en el que todo lo malo procede de fuera, la
cultura produce desasosiego y la fe religiosa aparece como vía de salvación.
·
Juan Valera representa una actitud intermedia
entre las dos tendencias. Su realismo se caracteriza por la búsqueda del
conocimiento de la personalidad humana, y sus novelas indagan sobre todo en la
condición de la mujer (como, por ejemplo sucede en Madame Bovary de Flaubert). Entre sus obras, Pepita Jiménez.
·
En
la otra tendencia podemos encuadrar a Galdós y a Clarín, partidarios de un realismo crítico que toma del mundo
urbano preferentemente sus temas y
aborda el relato con la creencia en el progreso social humano como
consecuencia de la educación y la
cultura.
Benito Pérez Galdós es autor de una extensa producción narrativa y teatral, de
más de cien títulos. Destacan:
- Episodios nacionales, 46 novelas
históricas que relatan hechos del pasado nacional reciente comprendidos entre
los últimos años del reinado de Carlos IV y la Restauración. La documentación
sobre los hechos referidos y la objetividad son los rasgos característicos de
esta nueva novela histórica, muy diferente, por tanto, de la romántica.
- Novelas de tesis: son las novelas de la
1ª época, que inicia con La
fontana de oro. El argumento y los personajes de estas obras quedan
sometidos a las ideas del autor, que trata de ejemplificarlas y justificarlas
con la historia narrada y con los personajes arquetípicos que utiliza y que
representan actitudes y valores (la tradición frente al progreso y el
liberalismo). Destaca Doña Perfecta.
- Novelas españolas contemporáneas: ciclo
de novelas que inicia con La desheredada y con el que trazó un
fresco del Madrid y de la España de la época, con sus ambientes sociales,
formas de vida, tipos, etc. Galdós
pretendió realizar un análisis profundo de la realidad. Los personajes son más
complejos. Su comportamiento se relaciona con el medio social, la herencia
biológica y la psicología. Emplea nuevas técnicas narrativas, como el estilo
indirecto libre, el monólogo o el estilo teatral. Un título destacado de esta
serie es Fortunata y Jacinta.
- Novelas espirituales:
en sus últimas novelas, muestra un profundo interés por temas morales y
espirituales; se acentúa el idealismo de los personajes y pierde importancia la
descripción de la realidad. Títulos: Nazarín
y Misericordia.
Leopoldo Alas “Clarín” ensayista, crítico literario, gran
cultivador del relato corto (Pipá, Doña Berta, Adiós, cordera …), es el
autor de la novela más importantes del siglo XIX, La Regenta, novela que
presenta el vasto panorama social de una ciudad de provincias, Vetusta (Oviedo),
en la que está representada la sociedad española de la Restauración.
La historia es la crónica del adulterio de Ana Ozores, joven
esposa del regente de la Audiencia Provincial, mujer sensible e imaginativa que
busca en un medio hostil, como lo es la ciudad de Vetusta, el amor ideal, la
felicidad, la plenitud. El modelo de Madame Bovary es innegable. Destacan en la
novela la caracterización psicológica de los personajes, siempre en relación
con el medio y la sociedad, y el empleo del estilo indirecto libre, utilizado
por el autor para adentrarse en la vida interior de sus criaturas.
El naturalismo en la
novela española.
La influencia de la
novela naturalista, impulsada principalmente por Émile Zola, que proponía aplicar el método científico a la literatura
—la descripción y análisis del comportamiento humano en función de los factores
que lo determinan: el medio natural y social, el momento histórico y la
herencia biológica—, es apreciable en las obras de estos dos grandes novelistas
españoles. La recepción del naturalismo francés fue crítica, sin embargo, en
España. Emilia Pardo Bazán planteó en
La cuestión palpitante, título
en el que recogió diversos artículos publicados en periódicos sobre el Naturalismo,
su rechazo del determinismo y del tratamiento de asuntos y situaciones
desagradables, a los que tan inclinado era Zola, al tiempo que elogiaba del
escritor francés la observación minuciosa y la calidad literaria de su obra. Los pazos de Ulloa y su continuación La madre naturaleza son dos de las obras
de esta escritora gallega en que se
puede apreciar la aplicación de elementos y técnicas propias del Naturalismo.
El otro gran autor naturalista en España fue el valenciano Vicente Blasco Ibáñez .El regionalismo
de Blasco Ibáñez no ofrece una visión amable de su país, sino que presenta los
conflictos sociales de la huerta y la ciudad con toda su crueldad, utilizando
la técnica naturalista para exponer con dureza el problema. Entre sus obras: Cañas y barro, La barraca, Entre naranjos...
Está genial, muchas gracias!
ResponderEliminarMuy difícil de sintetizar.
ResponderEliminarSimplemente indicar una falta ortográfica cuando mencionas a Madame Bovary. Está muy bien, muchas gracias.
ResponderEliminarGracias por la advertencia; Madame Bovary aparece escrito dos veces, y una de ellas mal. Error corregido. Gracias, de nuevo.
Eliminar