Ojalá es uno de los muchos arabismos que tenemos en castellano. Viene de la expresión wa shā’ llah ‘quiera Dios’.
La memoria de este significado se ha perdido y únicamente lo podemos reconstruir mediante la etimología. Quien dice hoy ojalá no piensa en Dios ni deja de pensar, tan solo le da a la oración un matiz optativo (ojo, entiéndase esta palabra como término lingüístico con el significado de ‘deseo de que se realice algo’). Pero curiosamente el significado etimológico sigue encajando a la perfección en los contextos en que aparece esta interjección. Si no me crees (que no tienes por qué creerme), prueba a sustituir ojalá por quiera Dios (que) en unas cuantas oraciones. ¡Ojalá funcione!
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